Revista Deportes

Sobre Alicante

Por Malagatoro

Manzanares Alicante

Manzanares con el sexto “toro” de la tarde. Foto: Rafa Arjones (informacion.es)

De la crónica de Miguel Lizón de la corrida de ayer en Alicante:

“La lucha que están llevando a cabo los presidentes García y Mudarra presenta síntomas de lo más agotadores. El "sistema", que no pega ojo con tal de pasar matute por decoro, se muestra inmisericorde y cruelmente impositivo de sus burdos intereses contra todo lo que signifique lógico rigor para que el toreo tenga su justificación. O sea, el toro, al que no se le respeta esa apariencia que, cuando pisa la arena, despierta murmullos de admiración entre los aficionados. Se está más pendiente del público menos habitual, que paga su localidad con el mejor ánimo de pasar una buena tarde, y escasamente avisado sobre las excelencias del toreo ante el toro íntegro, se abusa de su generosa actitud y, malandrines de zafio proceder, se afanan en desvirtuar la honda realidad de la gran aventura del toreo. Es más, los hay que se dicen aficionados y se afanan en predicar inexistentes excelencias que nada tienen que ver con la majeza y la enjundia del toreo de siempre. A pesar de todas las ovaciones y demandas de piltrafas que se den en cualquier tarde de lo más triunfal.

Tener que reconocer 18 ¿toros?, para extraer un esmirriado conjunto con tres divisas diferentes, es clara muestra de la falta de respeto hacia un espectáculo de tan rancia tradición como es el toreo. De ahí que los susodichos presidentes García y Mudarra, ambos con la idea bien ajustada de lo que ha de ser el toro de buen trapío, se las vean y se las deseen para tratar de poner algo de lógico orden y concierto en lo que el más que centenario coso de Alicante, por historia y capacidad de respuesta pública, mereció en tiempos de mayor respeto a la tradición y debe recuperar. "!Oigo, oh fiesta, tu aflicción !", recordando el verso de Quintana : "!Oigo, Patria, tu aflicción!". La patria del toreo, que descansa, que debe descansar, siempre, en el toro de respeto y contundencia. Bravo o manso, dócil o áspero, boyante o pastueño. ¿Quién recuerda la última ovación a un toro en su salida al ruedo? La última, a un hermoso utrero de Hermanos Vergara. Tanto tiempo ya transcurrido...”


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