Revista Espiritualidad

Sobre cómo seguir la auténtica vocación

Por Joseantonio

SOBRE CÓMO SEGUIR LA AUTÉNTICA VOCACIÓNDespués de superar innúmeras resistencias he decidido escribir acerca de mi vocación como psicoterapeuta. Desde luego, solo dejaré aquí una breve delineación, algo así como una sinopsis, de lo que se convertirá, con toda probabilidad, en un libro que bien podría denominar "Mis Confesiones".
Como digo, con este resumen sobre algunos de los acontecimientos más importantes de mi vida, no pretendo otra cosa que ensayar mi estado de ánimo al poner en palabras los sucesos significativos más recientes. Reservo el desarrollo del hilo completo, que me conducirá hasta los primeros años de mi infancia, a un futuro libro.
Cuando me encontraba terminando el grado de Psicología, inmerso en un aluvión de teorías sobre la Psicología, fundamentalmente de corte cognitivo-conductual, confuso por el aparente desconocimiento que la Psicología académica parecía tener de la Realidad del Alma, por la antropología bidimensional del ser humano que en ella se defendía de un modo, en apariencia, inconsciente, y, por ende, de la cutre cosmovisión presente en los libros que estudiaba durante mi formación como psicólogo clínico, tuve un sueño que compensó mi estado anímico y que me orientó, recordándome cuál era mi auténtica vocación. Recuerdo al lector que la palabra vocación significa etimológicamente llamado. Así que, el sueño fue un llamado de la profundidad para que prosiguiera con mi auténtico Sentido de la vida. En dicho sueño, yo estaba en el interior de una Gran Cueva en donde había un Balneario, el más grande del mundo. Dicho balneario estaba formado por numerosas estancias, cada una de las cuales disponía de unas piscinas y unos tratamientos terapéuticos diversos, todos ellos encaminados a la sanación física y mental de las personas que allí acudían. Yo estaba recorriendo todas y cada una de las estancias para conocer qué se hacía en ellas, pero alguien en el sueño me decía que mi cometido allí no era repetir ninguno de aquellos tratamientos. Yo debía encontrar unos pergaminos antiguos que se encontraban en lo profundo de la cueva, allí donde ninguna de las otras personas había entrado jamás. Una vez encontrados los pergaminos tenía que traducir su contenido para hacerlo comprensible a todas las personas que allí estaban, tanto a las que acudían a solicitar ayuda terapéutica, como a los profesionales que la dispensaban. De modo que busqué aquellos pergaminos antiguos y encontré cuatro. Todos ellos estaban escritos en una lengua madre y, en ese momento, no sabía si era sánscrito, latín, griego, hebreo o árabe. No obstante, pude traducir su contenido sin demasiadas dificultades. Al hacerlo, me di cuenta de que uno de ellos era muy antiguo, tanto que un pequeño fragmento del mismo estaba deteriorado y no se podía leer bien. En cualquier caso, no importaba demasiado, porque podía comprender la totalidad del contenido atendiendo a lo que los otros tres manuscritos decían. Una vez traducidos todos a un lenguaje comprensible por los allí presentes, me reuní con ellos y les di a conocer su mensaje.
SOBRE CÓMO SEGUIR LA AUTÉNTICA VOCACIÓN
Aquel sueño me dejó profundamente afectado. Para quienes no se hayan dado cuenta aún de su significado, este sueño me estaba diciendo cuál iba a ser mi vocación como psicólogo y terapeuta de orientación junguiana. El aprendizaje de los diferentes modelos de Psicología que tuvo lugar durante mi formación como Psicólogo estaban presentes en la primera parte del sueño. Sin embargo, mi cometido como profesional, de acuerdo con el sueño, es ayudar a las personas a comprender el arcaico lenguaje del espíritu de la profundidad, el lenguaje madre de los símbolos tal como aparecen en los sueños, en la imaginación y, en general, en todo cuanto acontece en la vida de las personas. Lo interesante es que el sueño me indica que ese cometido no se circunscribe solo a los pacientes, sino que también lo hago con otros profesionales de la salud.
Un tiempo después de aquel sueño, y a pocos meses de finalizar mi formación como psicólogo, experimenté un estado de gracia. No encuentro otro calificativo mejor. Todo sucedió durante un ejercicio de meditación, al que la Psicología Analítica denomina Imaginación Activa. Durante dicho ejercicio, tuve la experiencia que la tradición cristiana conmemora el día de Pentecostés, tal y como se describe en la Biblia (Hechos 2, 1-41). Varias lenguas de fuego provenientes de las alturas se derramaron sobre mi persona impregnándome desde la cabeza hasta los pies. Al principio, durante la meditación, pensé que me iba a quemar cuando las lenguas de fuego tocasen mi cuerpo, pero en lugar de eso sentí que me calentaba y, al mismo tiempo, me iluminaba con una luz resplandeciente. 
SOBRE CÓMO SEGUIR LA AUTÉNTICA VOCACIÓN
Aquella experiencia me ayudó a profundizar en el contenido del sueño que he relatado anteriormente y de otros muchos que le siguieron y de otros que le precedieron. También me proporcionó fuerza, valentía y libertad para realizar aquello a lo que había sido convocado, a pesar de las dificultades que haya podido encontrar en el Camino... y les aseguro que no han sido pocas.

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