Ya he comentado en varias ocasiones que no me considero demasiado capacitado para el análisis político. Aun así, como el contexto político es fundamental para el desarrollo de la acción social, que es a lo que nos dedicamos, me veo obligado en ocasiones a comentarlo.
Y es que el contexto actual está presidido por la unión de las fuerzas políticas conservadoras que, (salvando algunas diferencias digamos "cosméticas") mantienen un relato unificado y unas políticas con bastante grado de acuerdo común, en contraposición a la desunión de las fuerzas políticas de izquierdas o progresistas, proverbialmente incapaces de generar acuerdos duraderos y profundos, ni siquiera sobre los grandes problemas de este país.
Más que reflexionar sobre las razones de todo ello (doctores tiene la Iglesia, decían antes en mi pueblo) me interesan sus repercusiones en la política social.
Porque la hoja de ruta de la derecha en este tema está clara. Las recetas del neoliberalismo económico constituyen una guía bien reconocible, cuya aplicabilidad está demostrada, y en nuestro ámbito se caracterizan por la reducción de la esfera pública, la mercantilización de un menguado Estado del Bienestar y una protección social reservada a la filantropia y el asistencialismo.
El modelo de recortes instaurado por el anterior Gobierno popular, más que como consecuencia de las dificultades de gasto en un contexto de crisis económica fue un planteamiento ideológico que defiende que la protección social a los débiles no es responsabilidad del Estado.
Ahora bien. ¿Qué relato está siendo capaz de proponer la izquierda? ¿Qué modelo de protección social se está planteando desde las fuerzas progresistas? ¿Cuáles son los mínimos puntos de acuerdo que mantienen en política social?
Ninguno. No hay relato. No hay modelo. No hay acuerdo.
Hay un conjunto de propuestas que van desde el posibilismo (influenciado en muchos momentos de los mismos valores neoliberales de la derecha), hasta la utopía irrealizable, pasando por todo tipo de intermedios y grises donde es imposible averiguar la guía y el norte, más allá de las estrategias coyunturales (y generalmente expresadas en términos de rédito electoral), que se proponen.
¿Cómo es posible que la izquierda no haya sido capaz de consensuar un modelo de Rentas Mínimas, Rentas Sociales o Rentas Básicas (a estas alturas llámenlas como quieran) que proteja de verdad contra la pobreza y que se desarrolle por cada gobierno progresista en cada territorio cuanto haya oportunidad?
¿Cómo es posible que no haya un discurso y unas propuestas unificadas y claras, pongo por ejemplo, frente a los desahucios (o más ampliamente la falta de acceso a la vivienda). O en materia de inmigración, o de protección a la infancia...
Porque lo de consensuar un modelo entero para la política social o al menos, para los Servicios Sociales por parte de toda la izquierda es algo que ni me planteo proponer. Están ocupados en otros más altos menesteres que les impiden abordar esta tarea.
Tarea que la derecha ha hecho con toda tranquilidad y diligencia.
Y es que, a pesar de que ahora, durante la larga campaña electoral que nos espera, quieran aparentar que en las fuerzas conservadoras hay diferencias...
... ellos continúan con su plan.