Revista Educación
La última idea de Esperanza Aguirre es crear un Bachillerato de Excelencia para los alumnos académicamente más dotados. Podrán acceder a él únicamente los que obtengan más de un ocho de media en la ESO. La medida empezará a aplicarse el próximo año, es decir, esta medida si no salé elegida Aguirre en las urnas no se hará efectiva (para bien o para mal, mucho me temo que seguirá en el cargo).Tras la noticia, rápidamente muchos han tildado el anuncio de elitista y segregador. De hecho en este caso coinciden opinión mediática y opinión pública (¡ojo! que no son lo mismo).Yo lo veo igual. La ocurrencia no es muy afortunada, se mire por donde se mire. Es elitista porque solo se incluye dentro de ella a unos cuantos. Sepan ustedes que todos aquellos que acceden al bachiller tienen idea de continuar sus estudios (el bachiller no es más que un curso puente que culmina con una selectividad, actualmente llamada PAU (Prueba de Acceso a la Universidad)). Una buena medida pues sería subir (o igualar, que en todos los casos dificultad no es la misma) el nivel general del curso en todos los centros. El precepto que propone "Espe", muy a las claras acarrea problemas y perjuicios para la igualdad del sistema educativo. Incluso podría crear una élite en una hipotética futura sociedad en donde ya se hubiera aplicado la iniciativa.Es segregadora. Si, igual que lo es el numerus clausus que se impone en muchas facultades y que impide por ejemplo ser cirujano a alguien que siempre soñó con ello. El Bachillerato de Excelencia por lo que parece, lo que quiere es mejorar el aspecto educativo, porque no decirlo, ofrecer un incentivo a hacer una buena ESO (que hasta el momento da igual se saque con un diez o con un cinco). No seamos cazurros. Si se quiere mejorar la enseñanza hay proyectos muchos más factibles. Me refiero a integrar el inglés (idioma imprescindible hoy en día) en los centros de párvulos. Aludo así mismo a las leyes de educación que no duran dos gobiernos seguidos (LOE, LOGSE...). Expongo que se podrían formar grupos más pequeños, clases con menos pupilos donde la atención fuera más personalizada. Contratar un mayor personal docente. Las dos últimas medidas dependen en mucho del presupuesto, pero lo que quiero manifestar es que hay otras formas de mejorar. Voy a dar ahora dos claves. La primera: la excelencia se consigue en la universidad no en bachiller. Señores, creen una universidad puntera donde nos peguemos por entrar, el Oxford, Cambridge o Sorbona de España. Ni una sola universidad de este nuestro país está entre las cien mejores del mundo.La segunda: la educación se debe reforzar desde abajo no desde arriba, hacerlo de otra forma supone un craso error. Lo mediocre del sistema se ve por ejemplo en los miramientos y requiebros de los padres a la hora de que su hijo estudie en este o en aquél colegio. Los más pudientes sin pensarlo acuden a uno de pago.Por lo tanto concluyo se entiende mal el problema, no se localiza con exactitud donde hay que meter mano. Por lo que he podido leer en países a años luz del nuestro (Suecia o Finlandia), los progenitores lo único que miran es el colegio más cercano, y ahí que inscriben a su retoño.Así pues, y ahora si termino, busquemos la excelencia de la mayoría no de una minoría que la puede conseguir por sus propios medios.