La publicación de este artículo en la sección Café y Teoremas de El País, dentro de la colaboración del ICMAT con Materia, y la lectura de los comentarios que ha suscitado, me ha llevado a una reflexión sobre la problemática de comunicar las matemáticas.
Digamos en primer lugar que resumir un tema matemático en 700 palabras no es fácil, sobre todo si quieres conter una historia que interese. Uno de los recursos mas usados es asociar el tema a una historia, generalmente sobre las personas que están detrás de la noticia. En este caso se trataba del matemático japonés Shinichi Mochizuki y la ya famosa conjetura abc. Por cierto, recomiendo este video
para encontrar una sencilla explicación de la conjetura, que en esencia trata de ver la relación que hay entre los primos en los que se descomponen dos números a y b y los de su suma, a+b=c, y de ahí el nombre.
Para un matemático, que se hable de matemáticas en un diario de tanto prestigio como El País, es una satisfacción. Si además, el artículo genera docenas de comentarios, pues, ¡qué mas le podemos pedir! De todos los comentarios que he leído (uno es algo morboso) los hay con genuino interés, y los hay de los que acaban hablando al final de si Rajoy o Sánchez o Iglesias o Rivera, y lo malos o buenos que son unos y otros.
Y también los hay que emiten opiniones desconsideradas bien con los autores del artículo (y esas las asumimos con estoicismo, es el riesgo que hemos decidido correr por escribir públicamente nuestras ideas), pero también con el protagonista. Y esto lo hemos vivido con otros artículos publicados en esta sección, artículos que yo mismo solicité a través de mis colegas internacionales. Sobre estos comentarios, en algún caso descalificatorios y amparados en el anonimato, deberíamos señalar que siempre es bueno indagar algo más sobre el personaje. Calificar a Mozichuki de tipo raro (para algunos parece que todos los matemáticos somos gente extraña, aquejados generalmente de dolencias mentales y que nos importa muy poco el mundo en el que vivimos) demuestra que uno no se ha leído su trayectoria.
Mochizuki nació en Japón, y a los cinco años se trasladó con su familia a Estados Unidos. Allí estudió matemáticas en la Universidad de Princeton, y después hizo su tesis doctoral bajo la dirección de un tal Gerd Faltings, tesis que defendió con 23 años. El tal Faltings, por cierto, consiguió la medalla Fields en 1986. Mochizuki ya resolvió una importante conjetura de otro tal Alexander Grothendieck, también medallista Fields en 1966. Por sus logros, Mochizuki fue un conferenciante invitado en el Congreso Internacional de Matemáticos (ICM) de Berlín en 1998. Por lo tanto, cuando Mochizuki colgó sus cuatro artículos con unas 500 páginas en su página web hace cuatro años, la comunidad matemática pensó que allí había algo nuevo. Y esta comunidad, que es más sólida de lo que pueda parecer porque por eso creó un colectivo, la Unión Matemática Internacional (IMU) que es la unión científica más antigua, se puso las pilas para tratar de entender lo que este japonés había hecho. Y en eso estamos, y parece que las cosas pintan bien. Los expertos en teoría de números y geometría algebraica nos lo dirán pronto.
Mientras tanto, algunos comentaristas deberían navegar mas por internet para conocer un poquito mas sobre los personajes que son noticia.
____
Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, ICSU).
Compartir