Foto: Fabián Simón/ABC
“Con la carita partida se van los tres toreros. Ellos, que apostaron por el espectáculo de la lidia total, del toro a treinta metros en la suerte de varas, de enseñar la virtud de los toros. Tres grandes toreros de pobre cartel que llegaron a reivindicarse y a poner en escena la lidia total para disfrute del público. Pobres toreros, que sabían todo del espectáculo de la lidia total menos que el público no está preparado para asumirla.
…Era un gran toro de la bravura otorgada de antemano, porque alguien algún día llamó a los toros de esta y de otras casas toros encastados. ¿En verdad lo sería? Los toros de la bravura no otorgada de antemano tienen que embestir al caballo galopando, no al paso ni al trote. Pero el toro de la bravura otorgada de antemano ya levanta grandes palmas entre sus escasos seguidores solo por ir como fue este primero.
…El cuarto sí fue un buen toro. Castaño volvió a poner en práctica su táctica de apostar por la lidia total y dejó en la distancia al mastodonte de 647 kilos. Como cómplice de la lidia total, el picador, Tito Sandoval, que protagonizó una elevada, poniendo al penco de manos para citar y recibir al toraco, que acudía con buen tranquete. Varita que hizo poca más sangre que una divisa, sacando raudos del peto a Remendón. Otra vara lejana, desde los medios, y como el toro no venía Castaño lanzó su montera para ayudar (¿no se trataba de ver si iba al caballo o no?). Una vez acercado, jugueteando el funo con la montera, tomó otra varita en la que no le metieron ni las cuerdas. Y a sacarlo Castaño a toda castaña. Otra vara más, que para eso es lidia total, esta vez acudiendo el toro con buen celo y en distancia media. La plaza, en locura colectiva, por un tercio de varas bien puesto en escena, aunque no se picara ni se viese romanear.”
De la crónica de Javier Hernández en Burladero.com. Se ve que progresa adecuadamente desde aquellas notables crónicas, con las que nos sorprendió gratamente el pasado San Isidro. Como cambian algunos… O les hacen cambiar…
«Remendón» cumplió con las expectativas del público. Las colmó, que para eso habían ido a la plaza. Cuadri cerraba feria en lo que a corridas de a pie se refiere. No hubo orejas, ni puerta grande y en verdad poco toreo que llevarse de vuelta. Pero «Remendón», con sus casi 650 kilos, y le cabían más en la caja que tenía, fue de largo en el caballo. Una generosidad de doble filo que Javier Castaño decidió asumir. Casi desde el centro del ruedo acudió «Remendón» en tres ocasiones. Queda clara su prontitud. De las fuerzas que empleó en su pelea en varas nos quedamos en blanco. Tres picotazos y volvemos a empezar. Así, en realidad, nunca supimos si «Remendón» quiso tirar de riñones para apretar en el caballo o quedarse dormido. La ovación al toro y a Tito Sandoval, que le cazó bien en los encuentros, fue cumbre. Como el tercio de banderillas, Adalid clavó dos buenos pares y los empezó a vender desde que se situó en frente del toro.”
De la crónica de Patricia Navarro en La Razón. Bueno, de ella no es de extrañar.
Así que muchos de los que vimos la corrida anduvimos “sugestionados”, tal vez de la misma forma que algunos cuando glosan y ensalzan las heroicas faenas de las figuras ante los mediotoros, bobalicones, asfixiados y desmochados. Como dijo El Gallo, “hay gente pa to”. Pues eso.