Revista América Latina

Sobre la pobreza, ¿qué significa?

Publicado el 02 junio 2018 por Sofogebel
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En lógica el término "pobreza" es una relación. En lógica a los
tipos o categorías de objetos se las designa "cosas", "propiedades" o
"relaciones". Del mismo modo como lo son términos tales como alto
(en relación a bajo), padre (en relación a hijo) o adiestrador canino
(en relación con los perros). No se puede hablar de padre en general
si no en relación al término hijo y si decimos "baja potencia"
relacionamos esa expresión con "alta potencia" y así.
De igual modo se es pobre en relación con quien no lo es, a 
quien llamamos rico. Se dice que alguien es pobre o rico de acuerdo 
a lo que tiene (bienes, saberes, amor, etc). Es decir que siempre se 
relaciona con el "tener" y no únicamente con tener dinero sino también 
con tener otros medios o posibilidades. Conocimientos, bienes 
materiales, vida espiritual, condiciones deportivas, etc. En el ámbito del 
saber yo soy paleontólogo si he adquirido conocimientos y experiencia 
en la disciplina que estudia los fósiles con el fin de investigar las 
antiguas formas de vida y su medio ambiente. Dicho de otro modo, en tanto "tenga" saberes superiores que acrediten
mi experiencia y dedicación puedo decir que "soy" paleontólogo (más
allá del título que lo certifica) y en ese ámbito soy "rico" aunque sea
pobre en el ámbito económico ya que en nuestro país hay muy poco
trabajo para esta clase de expertos y se les paga muy mal. En cambio
si se es ignorante en ese campo se dirá que en materia de
paleontología se es muy "pobre" aunque económicamente sea "rico"
porque el sujeto en cuestión haya heredado una fortuna de sus
ancestros. Según una media aceptada en el ámbito económico soy
rico si "tengo" posibilidades para adquirir más de lo necesario para
mi subsistencia y la de mi familia y cuando no las "tengo" soy pobre. Y así Santa Teresa de Calcuta tuvo una inmensa riqueza espiritual
aunque fuera carente en el plano económico como San Francisco de
Asís, que renuncio a los bienes materiales y consagró su vida a ayudar
a los otros. Claro que quien es rico espiritualmente también puede serlo en
el campo económico. Podemos imaginar que el Buen Samaritano
fuera un próspero comerciante -en rigor de verdad no lo sabemos 
-y no estaríamos introduciendo ninguna contradicción en la parábola 
(Lucas 10: 25-37 ). O sea que la pobreza siempre es relativa a un 
portador, un sujeto y un ámbito. El portador es siempre un ser humano. Sujeto es la sociedad y para
no complicar el tema preferimos descomponer el sujeto colectivo en
"los otros" que forman parte de la sociedad en tanto personas
individuales, es decir seres conscientes que son quienes ven, oyen
y deciden acompañar al pobre, evitarlo o explotarlo. Los ámbitos son
diversos y cuando nos referimos a la pobreza en el ámbito económico,
aún más hoy en el contexto de las sociedades capitalistas en las que
vivimos, la pobreza o la riqueza está medida por los medios 
necesarios para adquirir los bienes, es decir el dinero. Por eso
decimos que el hombre rico tiene más posibilidades que el hombre
pobre. Estas posibilidades del ser -desde la ontología -es un asunto que
parece estar vinculado con el tema de la potencia. Posibilidad que es
el poder hacer a partir de lo que uno es, es decir, desde lo que el
hombre posee en su naturaleza (o le toca) y despliega, considerando
también y al mismo tiempo la situación concreta de la que el hombre
viene, y donde el hombre se encuentra tal como veremos más
adelante con algunos ejemplos tomados de la realidad. Pero volvamos
al drama socio-económico actual de la pobreza y la alarma mundial
que está generando. La pobreza como preocupación central de la economía mundial No es nuestro propósito transcribir las conclusiones de las obras que
en las últimas décadas son dedicadas en especial por los economistas
al tema de la pobreza y la desigualdad. Haremos en cambio una
brevísima síntesis sin distinción de ideologías de esa bibliografía en el
orden internacional: Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI, Joseph E.
Stiglitz (Premio Nobel de Economía 2001), El precio de la desigualdad;
La Gran Brecha, Paul Krugman, Fundamentos de la economía,
Terminemos con esta crisis, Branko Milanovic, Los que tienen y los que
no tienen, Angus Deaton (Premio Nobel de Economía 2015),El Gran
Escape. Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad, James
Kenneth Galbraith, Desigualdad. Desde una perspectiva teológica
siguiendo con la Doctrina Social de la Iglesia católica, el papa
Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium y Encíclica
Laudato sí. En el plano local el ensayo sociológico de Daniel Arroyo
Las cuatro argentinas. (Del tiempo de la Revolución Francesa) «Era el mejor de los tiempos,
era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la
locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz
y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la
desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada;
caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino
opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual,
que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo
que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación
en grado superlativo.» ( de la novela Historia de dos ciudades, de
Charles Dickens). «Los ministros de la Santa Guillotina estaban vestidos y dispuestos.
Se oyó un chasquido y en el acto una mano empuñó una cabeza que
 mostró al público; las tejedoras de calcetas apenas levantaron los
ojos y se limitaron a exclamar a coro: «¡Una!». (op. cit. autor citado) Todos los ensayos consignan los porcentajes de pobres y ricos. Todos 
señalan que la distancia abismal que separa a unos y otros es 
escandalosa, inhumana, que pone en riesgo la supervivencia de gran
 parte de la población mundial, que es un mal peor que el de las 
guerras y algunos advierten que las actuales circunstancias que marcan 
una tendencia a una mayor acumulación en pocas manos puede 
conducir a un colapso de la economía y a un conflicto de incalculables 
consecuencias. Con cierto humor negro aunque no desprovisto de 
realismo Stiglitz recuerda como una amenaza la "guillotina" en la obra 
citada. Aunque sea obvio decirlo esa brecha y el agravamiento de esos 
conflictos también atañe a los países latinoamericanos y a la República 
Argentina. También en nuestro país unas pocas familias acumulan más
bienes y rentas que el 80 por ciento restante de la población y las 
estadísticas de las últimas décadas (ver los datos oficiales y del 
Observatorio de la deuda social de la UCA). Muchos de los ricos más ricos del mundo: Warren Buffet, Bill Gates,
Carlos Slim Helú y Amancio Ortega por citar cuatro de las ocho
personas que poseen la misma cantidad de lo que poseen 3.750
millones de personas en el planeta, en forma coincidente con los
economistas más prestigiosos del globo han advertido que los
gobiernos tienen que tomar medidas para corregir esta terrible distorsión
de la economía. El propio Warren Buffet suele decir que vive en un país
indecente como es EEUU donde él paga menos impuestos que sus
empleados, al margen, desde luego, de las donaciones que hace
destinando gran parte de su fortuna a obras de bien común. Porqué la desigualdad? Sin pretender en una nota agotar un tema tan complejo adelantamos
algunos puntos que creemos fundamentales para investigar el
fenómeno. 1.- Todos somos desiguales por naturaleza. No digo que este bien o 
mal que seamos desiguales. Es una realidad.

2.- Cada uno de nosotros es parte de una "lotería genética" y de una 

"lotería social". Lo que yo tengo no deriva de mis propios méritos sino 
en una ínfima proporción. Como lo demuestra Branko Milanovic en 
"Los que tienen y los que no tienen" más del setenta y cinco por ciento 
con lo que cada uno de nosotros cuenta se debe a dos factores: la pura 
casualidad o lo que nosotros denominamos la lotería social: ser 
descendiente de españoles o de guaraníes, haber nacido en una 
familia de campesinos en Alto Tolima, Colombia, o en la ciudad de 
Florencia o en Shangai, haber heredado buena, regular o mala salud; 
nacido en una familia acomodada que reside en Barrio Parque y tiene 
diez mil hectáreas en Arrecifes o en una villa miseria de Isidro Casanova 
con un padre alcohólico; mis padres se han educado en la Universidad 
de Buenos Aires, en la Complutense de Madrid o no completaron la
 enseñanza primaria. El setenta y cinco por ciento está determinado por 
esas circunstancias. El otro veinte o veinticinco por ciento depende de 
mi esfuerzo e inteligencia, de mi vocación y de mis propios méritos.

3.- Todos somos relativamente libres (y no igualmente) pues elegimos 

dentro de lo que somos y dentro de lo que tenemos o sea que en el 
mundo unos somos menos o más libres que otros.

4.- Somos egoístas y el afán de posesión y de acumulación de riquezas 

se ha impuesto por sobre los mandatos de una vida sobria, honrada, 
solidaria y religiosa. Qué hacer? Lo primero es para nosotros los cristianos hacer una reconversión al
cristianismo. "Una larga tradición los ha llevado -dice Ratzinger -a
considerar su Cristianismo como un asunto privado, mientras que como
miembros de la comunidad de negocios se rigen por las leyes de la
economía (capitalista)" y recordar todos, cristianos o no que hay un
principio ético que es el de ayudar al otro necesitado. Asimismo es preciso aceptar que no es posible construir un mundo
fraterno y sin violencia sobre la desigualdad. Es un imperativo religioso
y ético. Luego, es fundamental que los dirigentes políticos, sociales de
las organizaciones libres del pueblo o entidades intermedias hagan
acuerdos de Estado sobre cuatro pasos: 1.- En materia de la distribución primaria de la renta, es decir, el reparto 
de la torta entre la renta del trabajo y las rentas del capital, y tanto con 
los gremios como con los trabajadores autónomos económicamente 
dependientes establecer un régimen de salarios atado a precios y 
niveles de inflación.

2.- En materia de redistribución monetaria que incluya la política 

tributaria donde se desgraven las ganancias provenientes del trabajo y 
se incrementen los impuestos sobre la tierra, sobre el capital financiero 
y a la transmisión gratuita de bienes. La intangibilidad de las jubilaciones
y pensiones.

3.- Establecer un régimen de subvenciones de los servicios públicos 

para el segmento del pueblo pobre trabajador; la subvención del servicio 
público, en todo el mundo desarrollado funciona como un ingreso 
indirecto que a veces opera en forma total, a veces parcialmente.

4.- La solidaridad social impone que atenta la tremenda brecha entre 

ricos y pobres se fije una política que incentive, ayude y premie a las 
organizaciones intermedias que realizan esa función social. En el acápite Economía y distribución del ingreso No. 202 de la 
exhortación apostólica Evangelii Gaudium dice el Papa Francisco, "La
necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede 
esperar, no sólo por una exigencia pragmática de obtener resultados y 
de ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la 
vuelve frágil e indigna y que sólo podrá llevarla a nuevas crisis. Los 
planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, sólo deberían 
pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan 
radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía 
absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando 
las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los 
problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es 
raíz de los males sociales." (pag. 173). Fuente: infobae.com

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