Eduardo Penalva en Opinión y Toros:
“Hasta el último toro de la tarde, lo más significativo de la corrida había sido el grito desde los tendidos en el segundo toro de Manzanares, un grito profundo,claro y conciso con toda la plaza en silencio: "vais a acabar con lo poco que queda".... más claro agua.
Y es que es deprimente que en un tierra taurina como Extremadura, con todos los abonos vendidos (o casi todos) y donde no hay un caldo de cultivo antitaurino potente, tres toreros del llamado G10 (uno de ellos de la tierra, para más inri) no han sido capaces de meter más de media entrada, lo cual nos demuestra dos cosas bien claras, por un lado que hemos pasado de la decadencia más absoluta al borde de la desaparicion y por otro que José Tomás es sólo un jarabe, un antibiótico para la fiebre, cuando se acabe, adios a la fiesta en España.
Decadencia a parte, Talavante ha realizado una faena vibrante por momentos al último "torito" de Zalduendo, sobretodo en una tanda de naturales de excelente trazo y en una estocada cumbre en la que ha resultado prendido de fea manera pero sin consecuencias. Variado con muleta y el capote, nos ha sacado aunque sea por 10 minutos de ese estado de sopor insoportable.
De su primero mejor no recordar mucho a pesar de la oreja.
De Manzanares, ídolo por esta zona, solo recuerdo que se haya cruzado con los toros para recoger la muleta del suelo las dos veces que ha sido desarmado en su primero, en ambos toros más de lo mismo, un tiralíneas con algún derechazo suelto de bella lámina, excelentes estocadas y cuadrilla saludando ovaciones.... nada nuevo.
Abría cartel Morante de la Puebla, genio y figura hasta la bronca final.”
“Toros: ZALDUENDO (0), de ínfima presentación, abecerrados, de poquísima fuerza y embestida pastueña.
…Para tener una idea cabal del tipo de espectáculo que vimos en Badajoz hay que ver cómo salió Alejandro Talavante para lidiar al sexto, un auténtico novillote de 445 kilos y presencia ideal para un festival benéfico. A Talavante sólo le faltó picar aquel perrillo con dos pitoncitos.
…José María Manzanares también sacó partido de aquel festival de luces, sin toro, y con el minimo esfuerzo. Su primer animalito infundía menos respeto que el coderito de Norit. José Mari hizo lo suyo, sus derechazos detrás de la pala del pitón y más despegado todavía en los naturales. Mató en la suerte de recibir y le obsequiaron una oreja. Y otra más le regalaron en el quinto, otro ejemplar de becerrada de fin de curso…”
Fotografía: Arjona/Aplausos