Como es sabido, tras la reconquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI, la población quedó integrada básicamente por castellano-leoneses, francos y mozárabes.
A éstos habría que añadir los mudéjares y los judíos, con un protagonismo mucho menor en los siglos xii y xiii. Los castellano-leoneses detentaron, en un principio, el poder militar y político, mientras los francos se alzaron, sobre todo, con el poder eclesiástico, sucediéndose los arzobispos francos a lo largo de casi un siglo.
En cuanto a los mozárabes o cristianos viejos, descendientes de las familias que sufrieron el embate musulmán del 711, con su cultura islamizada —reflejada claramente en el empleo del idioma árabe, no sólo oral sino escrito, hasta el siglo xííí— y su fidelidad al viejo rito, es cierto que recibieron diversos privilegios de Alfonso VI. quien les eximió de algunos tributos, tanto a los caballeros como a los peones2, pero es indudable que, en un principio, quedaron un tanto marginados frente a la prepotencia ultramontana y castellano-leonesa.
De un lado, estaba la suprema jerarquía arzobispal franca, tan ligada a Cluny, frente a la clerecía parroquial mozárabe. Y, de otro, la suprema jerarquía política y militar castellana. Junto a ésta, tímidamente, van apareciendo cargos secundarios, como los de zafalmedina, alcalde y alguacil, detentados en ocasiones por mozárabes.
La existencia de alcaldes de mozárabes y de alcaldes de castellanos, aunque refleja la dicotomía social, prueba la participación de aqtuéllos en el gobierno de la ciudad desde cl siglo XI.
El progresivo protagonismo de la mozarabía toledana, tanto en la esfera política como eclesiástica, vendría en parte delerminada por la conflictiva situación de Castilla a la muerte dc Alfonso VII —1157—, con el breve reinado de Sancho III —1158—, la ingerencia leonesa y la minoría dc AIIonso VIII.
Tal cambio se inicia a comienzos del último tercio dcl siglo xli. Se viene repitiendo que loslinajes toledanos, por antonomasia, son los de los Palomeque, Toledo, lílán, Pantoja. Portocarrero, (judiel. Cervatos y Armíldez. Pero esta afirmación resulta un tanto trasnochada conforme se publican nuevos documentos», ya que. a través de éstos, conocemos mejor otros linajes que tuvieron indudable participación en la vida toledana a It) largo de generaciones, como el de los Lampader o el de los al-Polichen o Polichení. Entre éstos figuran también los ben Furon. El inicio de sus genealogías, sin embargo, presenta aún muchos proNemas, por lo que deben extremarse las cautelas». Los falsos cronicones introducen, por otra parte, errores que hay que ir subsanando. En ellos hay una marcada tendencia a enlazar los linajes mozárabes con ilustres personajes pretéritos. Así ocurre con los Illán, respecto a Pedro Paleólogo y a los ben Furon con respecto a Nuño Alfonso.
Los ben Furon empiezan a surgir tímidamente en la documentación a partir de comienzos de la segunda mitad del siglo xii, con Abu Furon. propietario de una viña en Cobeja (Covisa) en 1152. Es el reinado de Alfonso VII, cuya importante labor repobíadora y la concesión de privilegios a los toledanos están bien documentadas. [Donaciones semejantes realizó también Alfonso VIII». Abu Furon es el antepasado de los ben Furon. señores de Ajofrín, lugar que, con anterioridad perteneció, por donación de Alfonso VI, a Adelonsus Munio, hijo dcl conde Munio Alfonso y padre del alcaide de Toledo llamado, corno su abuelo, Munio Alfonso. Este último ha pasado a la posteridad por sus hazañas frente a los musulmanes, ya que venció y dio muerte a los gobernadores almorávides de Sevilla y Córdoba —1143—’.
Con sus cabezas, como símbolo del triunfo, banderas arrebatadas a los moros y muchos prisioneros y riquezas, Munio Alfonso retomó a Toledo, entrando por el Puente de Alcántara camino dc la iglesia de Santa María, la Catedral, donde fue recibido por el arzobispo Raimundo de Sauvetat (m. 1152), vestido de pontificial. y la emperatriz doña Berenguela. Alfonso VII, que estaba en Segovia, volvió rápidamente a Toledo para felicitar a Munio Alfonso por su importante hazaña. Sin embargo, la venganza del adalid de Calatrava. Farax, o al-Faray. no sc hizo esperar Yen un ataque perpetrado junto al río Algodor.
Munio Alfonso muere asaetado ese mismo año dc 1143. Los Anales toledanos, de forma escueta, recogen estos hechos. Sus restos descuartizados fueron enterrados en cl atrio de Santa María. Previamente Munio Alfonso había otorgado testamento. Según unos, en 11390. Según otros, en 1129. Al parecer el testamento estaba escrito en árabe y sc conservó en el monasterio toledano de San Clemente. En él Munio Alfonso hace constar que Alfonso VI heredó a su padre con el lugar de Ajofrín y a él, «siendo moguelo», con la torre de Cerbatos y los heredamientos de Ygares —Higares— y otros muchos bienes. Posteriormente, él compró Vilaseca2. Su segunda esposa fue Teresa, también viuda. hija de Pedro Gómez Barroso. A su hijo Pelay Núñez, fruto del primer matrimonio, casado con Gontroda Petriz, le deja propiedades en Olías.
Mas favorecidos fueron los hijos de su segundo matrimonio. Fernando y Pedro Núñez reciben el lugar de Ajofrin; Alfonso Núñez, la torre de Cerbatos; Tello Núñez. Vilaseca, y Juan Núñez, las casas de su padre, en la colación de San Nicolás, «en la puerta de arriba», que fueron del morabito Abdalla. En el testamento consta también que fundó una capellanía en el monasterio de San Clemente. Entre los albaceas aparece el citado arzobispo Raimundo de Sauvetat. Hasta ahora carecemos de datos documentales sobre los herederos de Munio Alfonso, lo que crea una laguna en la historia del lugar de Ajofrín.
Unicamente tenemos referencias tardías dc los siglos xvii y xviii donde, al trazar la genealogía de los condes de Cedillo, se les hace descender de Fernando Munio, primogénito de Munio Alfonso 1 Sin embargo, los documentos relativos a los ben Furon demuestran lo erróneo de tales genealogías que, por otra parte, no concuerdan tampoco entre sí. El error se advierte claramente en relación con Pedro Alfonso. señor de Ajofrin, casado con Inés García Barroso, padres de Juan Alfonso de Ajofrin, el joven muerto en Aljubarrota y enterrado en el bellísimo sepulcro del monasterio de Santo Domingo el Antiguo. Pedro Alfonso, señor de Ajofrin, desciende de los ben Furon y no del citado Munio Alfonso. Su ascendencia está perfectamente documentada desde Micael ben Furon, que vivió en el reinado de Alfonso VIII5.
LA LAPIDA FUNERARIA DE MATEO MICAELIS BEN FURON
Las primeras referencias a este linaje son un tanto inconexas, por lo que hay que ser muy prudentes al iniciar su genealogía. Además del dato, ya citado, referente a Abu Furon, que vivió en el reinado de Alfonso VII, siendo por ello contemporáneo de Munio Alfonso, sabemos que un Sebastián ben Furon, tal vez hijo del anterior, había muerto en 1160 y que su hija Cecilia3 casó con Micael Midiz>. Hermano, tal vez, de Sebastián fue Pedro ben Furon».
A partir de Micael ben Furon. probablemente otro hermano de los anteriores, la genealogía no presenta problemas. De él sabemos que fue padre de Mateo Miebaelis ben Furon y abuelo de Fernando, Alfonso y Juan MateoC’, y que fue enterrado en la parroquia de Santa Leocadia la Vieja de Toledo, contigua a Santo Domingo el Antiguo. Curiosamente no se trata de una parroquia mozárabe, sino latina, la cual, según los datos expuestos, existió ya en el reinado de Alfonso VIII. época en la que vivió Micael. Esta familia aparece estrechamente vinculada, a lo largo de muchas generaciones, a La colación e iglesia de Santa Leocadia.
No sabemos exactamente cuándo ni por qué el lugar de Ajofrín dejó de pertenecer a los descendientes de Munio Alfonso, pasando a propiedad de los ben Furon, pero el hecho pudo tener relación con los cambios acontecidos en Toledo a comienzos del reinado de Alfonso VIII, y pudo ser fruto de una donacion a cambio de servicios prestados al monarca. Este contexto tiene ciertas semejanzas con el inicio d& auge de los llán a partir del célebre don Esteban, con los que los ben Furon estuvieron emparentados. Mateo Nlichaelis, sin duda. fue ya propietario del lugar de Ajofrín, puesto que tres de sus hijos, Alfonso, Fernando y Juan —o los descendientes de este último— se reparten los tres tercios del mismo. Hijo de Micael ben Furon. y hermano por tanto de Mateo Micaelis, fue Martín ben Furon, canónigo y propietario de tierras de labor en la Alquería de Barciles. de Toledo, que en 1231 vendía su hermano don Mateo. La lápida funeraria de Mateo Michaelis ben Furon (Hg. 1) fue leída por el conde de Mora cuando estaba todavía en Santa Leocadia.
No la mencionaron, en cambio, ni Pisa, ni José Amador de los Ríos, ni el conde de Cedillo, ni Ramón Farro. En la alacena de dicha iglesia la halló, sin embargo, en 1908. Moraleda y Esteban25. Rectangular y de mármol blanco incluye el siguiente epitafio:
1-lIC IACET DOMNX’S MA’FEVS ¡MICHAELIS ABEN FURON ¡MILES STRENVVS El’ GENE! ROSVS VIR PRVDENS ¡ ET IVSTVS ANIMO CONS ¡ TANS FIDVS AMICVS /08111’ [III DIE MESE IANVA ¡ERA MCCLXXXVII. ANIMA ¡ EIVS REQUIESCAT IN PACE AMEN.
Cuya traducción es: «Aquí yace don Mateo Miguelez aben Furon, soldado esforzado y generoso, varón prudente y justo. ánimo consíante, fiel amigo. Murió cl 4 de enero era 1287 (año 1249). Su alma descanse en paz. Así sea». El texto va en letras capitales que estuvieron doradas, sobre fondo rojo y azul alternado. Mateo Michaelis ben Furon tuvo, al menos, cuatro hijos varones, Alfonso Mateos, Fernando Mateos, García Alvarez y Juan Mateos. Y una hija, María, casada con Gonzalo Juanes. Juan Mateos murió antes de t265~», fecha en que Alfonso y Fernando, este último alguacil y alcalde, juntan sus dos tercios ~<proindiviso»de Ajofrín, alquería de la Sisla de Toledo. El otro tercio pertenecía a los hijos de Juan Mateos. En la propiedad de Ajofrin no participó, en cambio. García Alvarez.
El testamento y codicilio de Alfonso Mateos ~1266~I268~22 dispone que le entierren en Santa Leocadia, en la sepultura de su abuelodon Mi cael, al lado de su padre don Mateos. A juzgar por sus mandas, en relación con los diezmos no pagados, vivió en las colaciones de San Román y San Juan y, finalmente, en la de Santa Leocadia.
De su matrimonio con Mayorí no tuvo descendencia. Entre sus mandas hay una de diez mizcales para Gracia y Mayor Esteban, hijas de Esteban Illán. monjas en San Pedro del Alhicen. Todos sus bienes, dispone Alfonso Mateos, incluidas sus casas en la colación de Santa Leocadia, pasarían a posesión de Mayorí mientras viviera, pero ésta no podría vender ni destruir nada. Y al morir Mayorí, pasaría todo a su sobrino Alfonso Juanes, hijo de su hermano Juan. asimismo en posesión. Y de éste a sus sucesores, en igual forma.
Los bienes, en ningún caso, saldrían de la familia. A su sobrino García Juanes deja la alquería de Novés, en la Sagra. Y a su hermano Fernando Mateos toda su parte en el «cortijo de Ajofrín».
En 1267 —un año después del testamento y un año antes del codicilio de Alfonso Mateos— y en 1271, éste y su hermano Fernando, según dos cartas escritas en árabe2», constituyen un mayorazgo con sus dos tercios de Ajofrín, consistente en tierras de labor, corrales, chozas, bodegas, palomares, viñas, majuelos, solares, derechos en los solariegos, prados, etc. Y convienen que esos dos tercios de Ajofrín los posea Fernando Mateos, teniendo que dar éste a su hermano Alfonso, cada año, por San Martin, cien mizcales alfonsíes de oro.
o hijo Alfonso Fernández, muere, después de testar, en 1275. El señorío de Ajofrín pasa entonces a su sobrino Alfonso Juanes o Yañes, primogénito de su hermano Juan Mateos, muerto éste prematuramente. María Fernández, hija de Fernando Mateos, monja en San Pedro del Alhicén, aparece mencionada en varios documentos. En cuanto a Juan Mateos. tuvo una numerosa descendencia. Además del citado Alfonso Juanes, hay constancia de otros tres hijos varones, Gonzalo Juanes, que murió antes que su padre, García Juanes3 y Alfonso Fernández, arcediano de Alcaraz, y de dos hijas’. Alfonso Juanes o Yañes vivió también en la colación de Santa Leocadia, en las casas que fueron de su tío Alfonso Mateosv. juntamente con su mujer, Sancha. Su testamento, proporciona datos de gran interés.
En Alfonso recayó tanto la herencia paterna, como la de su tío Fernando Mateos, ambas en usufructo debido al mayorazgo. En primer lugar, el señorío de Ajofrín, así como propiedades en Algoderín, Yuncler, Olvera. Serrajuela. Cambriello, Huecas, Alcardete y Daralma9an. parte de las salinas de Sese- ña, Abejares y Peralejo, tierras en la vega de San Martín. los Nogales, Olvete y Almaxoda, las losas del término de Miraglo. parte de los molinos del río de Villagarcía, diversas casas en Toledo y propiedades en Sevilla y su término. Curiosamente dispone que le entierren, no en Santa Leocadia, sino en el monasterio de Santo Domingo el Antiguo, en el lugar que le dieron la abadesa y convento.
Con este Alfonso inanes, fiel de loledo, comienzan los enterramientos de los Ben Furon en el citado monasterio, que culminarán con el bellísimo sepulcro de su biznieto Juan Alfonso, último señor de Ajofrín.
Juan Alfonso, Señor de Ajofrín.
hijo de Pedro Alfonso e Inés García Barroso,
su padre provenía de la estirpe de los Ben Furon, señores de Ajofrín
Las alusiones testamentarias a las joyas de su esposa Sancha —-—una «anlinaxara» de oro, una corona de «aliofar». arracadas de oro con aljófar--——, a las ropas de seda, con oro, y de Iino, y a instrumentos musicales, como dos citaras, corroboran la magnífica sttuación económica de estos señores de Ajofrín. Sus mandas son abundantes, especialmente las destinadas a los conventos, aunque otras benefician a Santa Olalla de Barcelona, Santa María de Roncesvalles y Santa María de Rocamador.La descendencia de Alfonso inanes fue numerosa». Sus hijas Teresa e Inés acabaron siendo monjas en Santo Domingo el Antiguo, y la primera llegó a ser abadesa»’, lo cual explica que su padre fuera enterrado en este monasterio. «en el lugar que le dieran a la red del convento». La partición de los bienes de Alfonso Juanes entre sus hijos se realizó en 1315.
El señorío de Ajoirín pasó después a su primogénito, Juan Alfonso, enterrado también en Santo Domingo el Antiguo. como su hermano Gonzalo Alfonso. Este último es el antepasado de los condes de Cedilío. Juan Alfonso, casado con Isabel Alfonso, otorgo. a su vez. el señorío de Ajofrín a su primogénito, Fedro Alfonso, el cual lo acepta con las condiciones inherentes a su constitución como mayorazgo, según lo habitual. Además licreda las casas de su morada, en la colación de Santa Leocadia la Vieja, un a parte de Ciruelos, cerca de Mazarainbroz, y otras propiedades»». Los demás bienes se reparten entre los otros hijos». Pedro Alfonso se vio privado del señorío de Ajofrin, de sus casas de Toledo y del resto de sus bienes, por el rey don Pedro». Las razones de esta expropiación. dadas por el monarca, fueron: la contribución de Pedro de Ajofrín a que los toledanos apoyaran la causa de la reina doña Blanca; su contribución a que la ciudad de Toledo cayera en poder de Enrique de Trastámara y, finalmente, la elevada deuda de 350.000 mrs, «de diez dineros el maravedí»», que le debía a él y a sus tres arrendadores judíos.
El señorío de Ajofrín se ve afectado durante varios años por las luchas fratricidas entre don Pedro y don Enrique. basta que este último, tras la muerte de aquél, en 1369. devuelva definitivamente el se-ñorío a Juan Alfonso. hijo de Pedro Alfonso e Inés García Barroso. Esta. última heredera de Ajofrín a la prematura muerte de su hijo en Aljubarrota. hará donación del señorío a la catedral dc Santa María. AJOFRIN Y BOCANEGRA.
LOS CONDES DE CEDILLO
Las citadas dos tablas, procedentes dc un arrocabe mudéjar, presentan de forma alternada, como hemos dicho, las armas de Ajofrin y Bocanegra (fig. 2), probando el enlace de ambas familias y abriendo las puertas a la investigación. Las primeras presentan campo de azur, con una cruz floreteada de plata semejante a la de Calatrava (fig..3). En cuanto a las segundas, consisten en un escudo cuartelado en sotuer, primero y cuarto de plata y segundo y tercero de gules, y el jefe, de gules, con una cruz llana de plata (fig. 4).
El estilo de esta decoración pintada nos remite al siglo xiv, con sus arcos inspirados en las viejas palmetas disimétricas de tradición almohade, anudados en la clave, y la cinta de saetino punteado. La pregunta surge de inmediato: ¿a qué personajes hacen referencia estos dos escudos, repetidos conforme al ritmo mudéjal? Los enlaces de los ben Furon o Ajofrín son perfectamente conocidos documentalmente y ninguno incluye a un miembro de los Bocanegra. Sin embargo, partiendo de una breve alusión del interesantísimo testamento de doña Inés García Barroso4, viuda, como hemos visto, de Pedro Alfonso y madre de Juan Alfonso, cabe formular una hipótesis. El documento nos proporciona el nombre de su nuera, Johana —se ha transcrito indebidamente ~. a quien su tío. Alfonso Bocanegra, disputó los señoríos de Palma del Río y Fuente del Alamo42. Es posible que esta fuera la esposa de Juan Alfonso de Ajofrín, aludiendo a ambos la decoración heráldica de las vigas mencionadas.
Este no seria el único enlace de un ben Furon con una Bocanegra. De Gonzalo Alfonso, enterrado también en Santo Domingo el Antiguo, hermano de Juan Alfonso y tío de Pedro Alfonso, estos dos últimos se ñores de Ajofrín —ver árbol genealógico—, desciende Alfonso González de Toledo, señor de Tocenaque, que casó con Sancha Bocanegra. ya en el siglo xv. Nieto de éstos fue Fernando Alvarez de Toledo, se ñor dc Tocenaque y de Cedillo. padre de Antonio Alvarez de Toledo, 1 conde de Cedillo. Fernando Alvarez de Toledo fue el fundador de la capilla de Santa Catalina en la parroquia toledana de San Salvador, cuya advocación tal vez se deba al nombre de su madre, Catalina Zapata. En la zona alta de los muros de esta capilla corre la siguiente inscripcion: «Esta capilla mando facer cl honrado caballero Ferrando Alvarez de Toledo, Secretario y del Consejo de los cristianisimos principes el Rey don Fernando y la Reina doña Isabel»4.
Tanto al exterior de la capilla, como en la reja de comunicación de ésta con la parroquia, aparecen las armas de Fernando Alvarez de Toledo y su mujer. Aldonza Illán de Alcaraz. En las primeras hallamos una síntesis de los escudos de AjoIrin y Bocanegra. con ciertos cambios en su disposición tradicional y en los colores heráldicos. Este mismo escudo, pintado, se advierte en un sarcófago de madera conservado en la cripta. La capilla de Santa (Catalina, en San Salvador, sigue siendo el enterramiento de los condes de Cedillo. descendientes de los ben Furon por línea colateral, y cuyos remotos antepasados fueron, como hemos indicado, Gonzalo Alfonso. que vivió a comienzos dcl sbdo xiv, y Abu Furon, que lo hizo a mediados del siglo xii. en el reinado de Alfonso VII.
Autor: Balbina Martinez Caviró Fuente: http://revistas.ucm.es/index.php/ANHA/article/viewFile/ANHA9394110441A/31828