Revista Comunicación

Sobre los críticos de televisión pedantes y su insufrible tono de superioridad

Publicado el 02 junio 2016 por Dro @Drolope
Sobre los críticos de televisión pedantes y su insufrible tono de superioridad
Cierto tema lleva rondándome la cabeza unos días, y he pensando que sería bueno plasmar todas mis ideas al respecto por escrito, aclarármelas a mí mismo y a vosotros, y plantear con ello un debate. Porque, ¿qué hay mejor que un buen debate? Y lo cierto es que me interesaría muchísimo conocer vuestra opinión sobre una cuestión que es bastante espinosa: la de los críticos y "sabios" de televisión con aires de grandeza que abundan tanto hoy en día. ¿Existe gente más repelente? Probablemente, no. Hoy me gustaría hacer un estudio sobre ellos y ahondar en la psique de esta especie de seriéfilos que, de alguna forma, creen que con sus opiniones -que son las únicas válidas, por supuesto- están sentando cátedra.
Sobre los críticos de televisión pedantes y su insufrible tono de superioridad
Quien más o quien menos, todos nos hemos topado con este tipo de personas en clase, en la oficina, en comidas familiares o en redes sociales. Están por todas partes, así que resulta imposible esquivarlos. Se trata de seriéfilos que tienen una alta estima de sí mismos y, sobre todo, muchas opiniones que dar. ¿Quién no ha oído que The Wire, Los Soprano, Mad Men o Six Feet Under son algunas de las mejores series de la historia? Pues bien: os sorprendería saber la de gente que conozco que, tras hacer caso a las entusiastas recomendaciones, les ha dado una oportunidad y ha terminado mortalmente aburrida con ellas. ¿Y qué tienen que decirles a esas personas desencantadas muchos de estos seriéfilos "sabios"? Que no saben lo que es bueno. Que no tienen criterio.

Sobre los críticos de televisión pedantes y su insufrible tono de superioridadEs un tema, sin duda, bastante complicado, porque partimos de la base de que no todos somos iguales ni tenemos la misma experiencia. En una discusión amistosa entre un chico que solo haya visto Los Serrano y Gym Tony, y otro chaval que conozca una treintena de series, es evidente que el segundo habrá podido comparar muchas más series y fijarse en cuáles funcionan mejor. Luego habrá otras personas con estudios de cine, por ejemplo, que tendrán capacidad para criticar los planos, la fotografía y el apartado técnico de las películas y series, yendo más allá de apuntar un mero "la iluminación es muy bonita". Es evidente, pues, que las personas más cultas y experimentadas pueden basar sus argumentos en fundamentos de más peso que aquellas que no tengan esa preparación. Hasta aquí todos de acuerdo, ¿no? 
Una vez aclarado todo esto, sigo planteándome: ¿qué ocurre cuando a esos "críticos expertos" se les suben los humos a la cabeza? Esa inteligencia, esa formación que indudablemente tienen, les hace perder su humildad y toda perspectiva. Se creen con derecho a dictar sentencia, comienzan a creer que sus opiniones valen más que las de los demás cuando, realmente, siguen siendo solo eso: opiniones. Yo podría hablaros maravillas de Six Feet Under, argumentaros por qué es una serie tan única y fascinante. Pero, ¿sería correcto que le hablase con superioridad a alguien a quien le ha parecido un soberano coñazo y que no ha podido aguantar más de tres episodios? Puede que esa persona sea un gran fan de las series que sabe del tema, pero simplemente no ha sido capaz de conectar con el estilo de Six Feet Under. Hay series en las que cuesta meterse y, sobre todo: hay series que no son para todo el mundo. En el hecho de que una persona disfrute o no una serie, influye tanto la subjetividad que resulta ridículo, a todas luces, hablar de "las mejores series". 
Sobre los críticos de televisión pedantes y su insufrible tono de superioridad
Pero sigamos analizando este estilo de seriéfilos. Algunos como Alberto Rey (@Albertoenserie), un crítico que tiene su propio blog en El Mundo, han sabido crearse una imagen en torno a ellos bastante espectacular: es mordaz, es ingenioso, y hace unas críticas endiabladamente divertidas. Es un crítico estupendo que escribe como muy pocos saben, y a quien yo, en cierto sentido, admiro. ¿Cuál es el problema entonces? Que muchas veces se pasa. El sarcasmo y sus fuertes opiniones son su sello de identidad, pero en ocasiones fuerza tanto el crear polémica (porque todos, en el fondo, quieren eso: llamar la atención), que resulta desagradable. Es más: este artículo suyo sobre Outlander, donde en las últimas líneas se burla de los fans, me desencantó bastante con él y me hizo perder las ganas de seguirle y leerle de la manera en que antes lo hacía. Ese artículo concreto, en verdad, fue la gota que colmó el vaso, y me hizo comprender lo mucho que me desagradaba que él se sintiera por encima del fandom, a quienes pintaba como mojabragas entusiastas incondicionales sin criterio. Y saber mucho sobre series no debería dar derecho a menospreciar la inteligencia de otros fans, vean dos series o un millón.
Sobre los críticos de televisión pedantes y su insufrible tono de superioridadEstoy muy cansado de este tipo de críticos y seriéfilos. Cansado de que, si critico Game of Thrones, vaya a venir una horda de talifans a decirme que no es solo que sea un idiota: ¡es que no tengo ni idea! De nada, pero de nada. Que no sé nada de la vida, vaya que no. Es gente con la que me resulta muy desagradable debatir sobre series cuando, en verdad, tener opiniones diferentes y discutir sobre ellas debería ser lo más fantástico y enriquecedor del mundo. ¿Qué importa que Mad Men solo te de ganas de echarte una siesta, o que Breaking Bad, como a nuestra compi Doralais, te deje frío como el hielo? Dilo bien alto, porque no eres menos "experto" por sentirte así. De hecho, puedes haberlas entendido perfectamente, tanto como Doralais comprendió Breaking Bad, pero simplemente no comprar lo que te están vendiendo.
Si alguien viene con palabras pedantes a hacerte sentir "menos seriéfilo", aléjate de esa persona, porque solo hay dos opciones: 1) que sea alguien que realmente sabe del tema, pero cuya pretenciosidad le convierte en alguien tóxico y corto de miras, o 2) que sea un cuñao seriéfilo que ni siquiera sabe tanto, pero que se inclina como loco al "postureo seriéfilo" de endiosar a las series más aclamadas para sentirse en la onda y dárselas de entendido. Y ninguna de las opciones pinta muy agradable, ¿verdad? Lo importante, al fin y al cabo, es saber argumentar nuestras opiniones bien, humildemente y con respeto, seamos quienes seamos, y mantener la mente abierta. Porque, a la hora de la verdad, se puede aprender algo de todo el mundo y de la forma única en que cada persona entiende las series.

Isidro López (@Drolope)

Volver a la Portada de Logo Paperblog