Revista Opinión
Alguna vez Fidel Castro reflexionó aduciendo que siempre lo habían pasado peor con los demócratas que con los republicanos. Estaba en lo cierto: durante el gobierno de JFK había estallado el conflicto de los misiles, Bahía de los cochinos y la Alianza para el Progreso a fin de aislar a Cuba del resto de la región (ver post anterior). Los demócratas son peores, porque no emiten un discurso limpio, por el contrario, siempre apelan a un tono moderado, conciliador y a la hora de los hechos hacen todo lo contrario. Obama inició su mandato despertando un aura de esperanza en EEUU y en el mundo: hablaba de cerrar Guantanamo, de romper con el prolongado e injusto bloqueo a Cuba, de retirar las tropas de Irak. También parecía que no iba a apoyar gobiernos antidemocráticos, pero aprueba la situación anómala en Honduras, mientras en este momento en Egipto mantiene una doctrina ambivalente. No es casual que ante la impredecible situación política en Cercano Oriente, tengan la intención de ajustar las clavijas en Latinoamérica. La Alianza para el Progreso fue una estrategia para frenar la influencia soviética y cubana, muy miserable comparándolo con el Plan Marshall y lleno de promesas de bidet que venía de la mano del economista y jefe del Departamento de Estado yanqui W. W. Rostow, planteándose una política desarrollista (como la implementada por Frondizi) que no era más que relegar el crecimiento productivo regional en pos de las inversiones extranjeras y la vía libre para la explotación de nuestros recursos.
Ahora el plan es desestabilizar el UNASUR: la situación política regional es un hecho inédito, sólo parecido en algunos aspectos con la coyuntura frágil que había significado a fines de los ’60 y principios de los ’70 (Allende, Alvarado, Torres, la primavera camporista, la supuesta apertura democrática en Uruguay, etc). Ese momento histórico duró como un suspiro que desembocó en las más cruentas dictaduras. El panorama político actual es muy distinto a su antecesor, quizás solo podría verse amenazado si Cristina y Chavez no renuevan sus respectivos mandatos. No obstante, la proliferación de las bases militares (ver mapa) y la visita intimidatoria de Obama es una verdadera prueba para saber si nos encontramos tan unidos como en aquella inolvidable Cumbre en Mar del Plata, donde mandamos a tomar por culo a Bush.
Obama es un personaje tibio, y los tibios son los peores: son ambiguos, traicioneros. ¡atentos con la jugada que se viene!