VIDEO RESUMEN EN EL PLUS DE LA CORRIDA
He leído muchas opiniones sobre la faena de Morante en Bilbao. Desde las triunfalistas de los portales “oficiales” y algunos blogs, hasta las muy críticas en otros. De todas ellas, creo que la que hace mi amigo Enrique Martín en su blog es la que más se aproxima a lo que vi ayer a través de la pequeña pantalla. Si quiero recalcar que la gran virtud de Morante fue someter al toro que para mi fue un animal encastado que no bravo, pero que tenía mucho que torear, que no era el toro bobalicón acostumbrado, que se movía y transmitía. Y sin someter, sin poderle al toro, no es posible el toreo. Luego hubo de todo, pases ajustados adelantando la pierna de salida, otros menos; ayudados torerísimos, los sensacionales molinetes belmontinos, saliendo de todos los apuros con gracia y torería, y unos naturales templados y largos excelentes. Todo rematado por una buena estocada entrando por derecho y con lentitud. Morante es capaz de todo, quizás capaz de mucho más de lo que hizo ayer, pero es diferente a los demás, resucita las antiguas tauromaquias, y está muy alejado de la vulgaridad imperante.
Del post de Enrique Martín, titulado Morante, “canalla”, copio unos párrafos:
“Empezaba la tarde recibiendo un mensaje que más parecía avisarme de un fuego a la puerta de casa. Era un torero, Marín, con quien segundos después hablaba por teléfono y me contaba lo que había hecho el de la Puebla. Como se hizo con el toro al inicio de la faena de muleta y como fue desgranando las series de derechazos y naturales, con detalles muy toreros y saliendo de todos los trances con la gracia y garbo que nadie le puede negar. Ayudados de inicio que el respetable protestó, o al menos el respetable que estaba cerca de los micrófonos de ambiente. Ya es conocido que ese toreo no entusiasma a los partidarios de la Tauromaquia 2.0, pero todavía queda a algunos a los que eso nos llega.
Vale que era de los Cuvillitos, que no llegaba al toro de Bilbao, pero tampoco llegaba al estándar a que esta ganadería nos tiene habituados. Al menos parecía un toro, que además no se cansaba de embestir. Mal picado, traserísimo y de aquella manera, pero que no le ha impedido acudir a la muleta con cierta alegría, sin ser una bobona de ida y vuelta. Muy derechito a la hora de entrar a matar y como bien me decía Marín, el presidente sacó los dos pañuelos a la vez y sin dudar. Poco importa lo de las orejas, a no ser que alguien tuviera un cocido a medio hacer, lo que sí importa es saber si Morante quiere volver a ser José Antonio Morante de la Puebla, o solo Josantonio el de la Puebla. Esto es torería y no solo lo de la pañoleta y el fajín gigantes. El toreo es mucho más profundo que esas cosas, que a veces ayudan, pero que no pueden ser el pilar de la fiesta. Los pilares son el toro y después el arte y la torería.”
Foto: Burladero.com