En 1960 Jane Goodall llegó a Tanzania para investigar la vida de los chimpancés. Revolucionó la forma en la que entendemos a estos parientes cercanos, y cincuenta y cinco años después aún sigue trabajando por entenderlos y protegerlos. Hoy, a través del Instituto Jane Goodall España, esta inspiradora mujer nos llama a reflexionar sobre el impacto social y medioambiental que nuestro consumo de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos tiene sobre la República Democrática del Congo, y a contribuir con la reducción de este impacto. Por eso, y aprovechando que Barcelona es sede del Mobile World Congress -que ya acaba mañana-, queremos hablar de la otra cara de estos dispositivos a los que estamos tan enganchados y en los que se nos va la vida.
Jane Goodall
En septiembre fui a ver la película Virunga en el FICMA (Festival de Cine de Medio Ambiente). Me dejó tocada ver el compromiso de esos guardaparques de la República Democrática del Congo, que arriesgaban sus vidas a diario para proteger a algunos de los últimos gorilas de montaña del planeta y al parque nacional que es su casa, de cazadores furtivos, milicia armada y contrabandistas de minerales. La película es una combinación impecable y terrible a la vez de algunas de las escenas más tiernas y otras de las más desgarradoras que he visto nunca.
Antes de entrar a la película recibí un flyer sobre una campaña del Instituo Jane Goodall llamada Movilízate por la selva, que me encantó, y desde entonces quería escribir sobre ella y organizar alguna recogida en mi propio círculo. Con este post cumplo con el primer propósito y ya estoy trabajando en el segundo, pero eso será otro post.
Movilízate por la selva
En el año 2008 Federico Bogdanowicz, director ejecutivo de la Fundación Jane Goodall España, estuvo en un campo de Tanzania donde se encontraban más de cuarenta mil refugiados que huían del Congo y su guerra. Una de las causas básicas de esa guerra fueron valiosos minerales como el coltán -usado para los condensadores de móviles-, la casiterita -usada para el estaño de los circuitos- y el tungsteno -que permite la vibración. Le sorprendió el extraordinario trabajo de cooperación y apoyo que había en el lugar e ideó la campaña Movilízate como una forma de reducirla demanda de minerales claves existentes en la zona este de la República Democrática del Congo.
Se calcula que en el mundo hay cerca de 7 mil millones de teléfonos móviles en funcionamiento. En España hay alrededor de 50 millones de líneas móviles en uso (hace unos años llegaron a ser 56 millones) y la taza de reciclaje de todos estos teléfonos es extremadamente baja, inferior a un 5%, así que entre todos nuestros cajones de objetos inútiles sumamos unos 100 millones de teléfonos móviles. Si los recicláramos, de cada cincuenta mil (cerca de 3,5 toneladas de estos aparatos sin batería), de acuerdo con este artículo publicado en El País, se podrían obtener aproximadamente 350 kilos de cobre, 400 gramos de paladio, diez kilos de plata y un kilo de oro entre otros metales.
La campaña, que está organizada sólo por voluntarios, busca sensibilizarnos a nosotros -los usuarios- sobre el impacto de nuestro consumo de tecnologías y facilitar la recogida de esos móviles que ya no usamos y que están acumulando polvo en un rincón. Todo esto tiene como objetivo recuperar materias primas y reutilizar componentes para disminuir la demanda y así la explotación ilegal de estos minerales, que tiene unas importantes consecuencias sociales y medioambientales.
Niño trabajado de una mina de coltán
Las culpas de nuestros móviles
¿De qué estamos hablando? Respecto al aspecto medioambiental, ya te lo puedes imaginar: deforestación y contaminación a saco, lo que a su vez tiene un impacto brutal sobre la salud de los trabajadores, el entorno y todas las especies que en él habitan. ¿Y en el aspecto social? Explotación laboral cercana a la esclavitud, trabajo infantil y, lo que es peor aún, guerras y enfrentamientos de grupos armados que luchan por conseguir control de las reservas; esto se traduce en más de seis millones de víctimas mortales, casi tres millones de desplazados y refugiados, innumerables violaciones a mujeres y niñas (que son usadas como armas de guerra), y más destrucción de la selva y masacre de especies animales en peligro de extinción, como los gorilas de montaña y los chimpancés entre otros, tal como nos alerta la gran Jane Goodall.
Dos posibles destinos para un móvil
La campaña se basa en la recogida de móviles en desuso. Los móviles donados para la campaña pueden tener dos destinos:
- Reutilización: Realmente es el mejor. El móvil que para ti es obsoleto pero que aún funciona puede tener utilidad en otro países. De hecho, me explicaba Federico Bogdanowicz, en los países en vías de desarrollo la demanda de móviles es actualmente aún mayor que en los países desarrollados
- Reciclaje: Los diferentes componentes del móvil son aprovechados por separado y los metales son reciclados.
Ambas acciones contribuyen a reducir la demanda de los metales para la industria tecnológica y, así, las consecuencias de su extracción. Además, en el caso del reciclaje de los móviles, que se realiza a través de la empresa Eureka Movil, el Instituto Jane Godall recibe un retorno económico (que puedes consultar en la página de esta empresa), y que es destinado enteramente a sus programas de desarrollo en África.
Alimentando bebes chimpas en Tchimpounga, centro beneficiario de la campaña
En los momentos que vivimos es muy poco probable que saquemos la tecnología de nuestras vidas, pero si es posible que hagamos un esfuerzo por reducir nuestro impacto sobre estas poblaciones. Hay muchas formas de hacerlo, y una es colaborando con esta campaña, que a su vez brinda apoyo a distintos tipos de proyecto en la región. Repasemos algunos de ellos:
- Programas de educación medioambiental, como Roots & Shoots, que es un programa dirigido a jóvenes de todo el mundo que cuenta con más de 17 mil grupos en 130 países. La sensibilización social es uno de los puntos fuertes del programa.
- Programas sociales, como Heri Kwetu (nuestra casa en swahili), que es un centro de protección a la infancia que se encuentra en la República Democrática del Congo. Fundado hace 52 años por la hermana Teresa, una gallega que tiene más de 80 años, acoge a niños con discapacidades físicas y psíquicas, muchas como resultado de la guerra. Desde este centro se les proporciona asistencia sanitaria, prótesis cuando es necesario, educación (siempre con un referente medioambiental que les permita proteger su entorno y ser útiles a su sociedad) y formación en ciertos oficios. También colaboran con el programa de atención a niñas víctimas de violaciones de Coopera ONGD, que atiende a niñas de entre 2 y 12 años que han sido violadas en medio del conflicto bélico, a veces por por terribles supersticiones que hacen pensar que el violador tendrá una suerte de protección especial o poderes mágicos gracias a su barbarie. El centro les proporciona asistencia sanitaria a las niñas (que normalmente sufren enormes desgarros y necesitan cirugía reconstructiva), además de asistencia psicológica y social, pues suelen ser marginadas incluso por sus propias familias. Se busca formarlas como embajadoras del medio ambiente para darles una ocupación que las haga sentir útiles y valoradas, y brindarles así herramientas frente a tanto desamparo.
- Programas de protección a la biodiversidad, como el del centro de rehabilitación de chimpancés Tchimpounga, que asiste a crías que han quedado huérfanas por la cacería furtiva por la carne. Generalmente tienen que cuidarlos de por vida porque la reintroducción es difícil aunque se han liberado a unos 30 chimpancés.
Y para terminar, te dejo con la propia Jane Goodall, por si La Ecocosmopolita no acaba de convencerte:
Ya lo sabes. No importa si quieres ayudar a los desplazados y otros afectados por la guerra del coltán, a los chimpancés o a los gorilas, a la selva o a los proyectos de investigación del Instituto Jane Goodall, movilízate por la selva y apoya a esta campaña de recogida de móviles: porque cuidar al medioambiente es cuidar a sus habitantes, y cuidar a sus habitantes es cuidar el medioambiente. Además, regalan el apadrinamiento anual de un chimpancé por cada 30 móviles reciclados (hay un programa especial para escuelas que está muy bien).
Y una para cerrar, una pregunta ¿cuántos móviles tiene tu cajón de objetos inútiles? :)