Revista Arte

Sobrevivir a través del arte a la locura de nuestros tiempos (y los que vendrán)

Por Nicola Mariani @nicola_mariani
septiembre 6, 2017Posted in: Por Nicola Mariani, Reflexiones

Texto que he escrito para la exposición “HEGEMONÍA” de Gema Rupérez Alonso, que se podrá ver, hasta el  6 de octubre de 2017, en la galería A del Arte de Zaragoza.

 

«En el fondo, nada es más fácil de enmascarar que la verdad».

Jean-Claude Carrière

En la conclusión de uno de sus últimos artículos, dedicado a la “locura” imperante a nivel planetario en nuestra época actual – una época de irracionalidad nefasta, de conflictos y desarraigos, de miedo difuso y relación tensa con el otro, de promesas ideológicas no cumplidas y nuevas mitologías aceptadas como oro molido, de inseguridad y precariedad, de futuro oscuro e incertidumbre sistemática – Umberto Eco (1932-2016) escribió: «creo que una vez escribió Saul Bellow que en una época de locos creerse inmunes a la locura es una forma de locura. Por lo tanto no creáis a pie juntillas las cosas que acabáis de leer». (“Siamo tutti matti?”, 2015, tad. mía).

Esta recomendación de Eco, que suena hoy como una especie de legado metodológico (un consejo irónico para sobrevivir a la locura de nuestros tiempos), es en su esencia una exhortación a no aceptar de manera acrítica las cómodas simplificaciones de las narraciones dominantes, sean cuales sean las autoridades que las proclaman. Al fin y al cabo, nos advierte Eco, toda representación pública del mundo no es otra cosa que una narración convencional socialmente determinada, esto es, una visión codificada (siempre parcial) que en ocasiones prevalece sobre otras y puede ser utilizada como medio para justificar el estado de las cosas y las relaciones de poder vigentes en un momento histórico concreto. Esto es, una visión del mundo – la visión de los vencedores – que sólo es una entre las muchas posibles.

¿Qué es, al fin y al cabo, aquello que llamamos “verdad”, sino el resultado de un largo proceso histórico de filtración? ¿Cuántas otras verdades se han perdido por el camino, a lo largo de la historia humana, por efecto de la destrucción o la ocultación voluntaria de creencias y formas de expresión “no ortodoxas”? ¿Cuántas visiones del mundo diferentes nos hemos dejado atrás, fuera del filtro, en otros lugares y en otros tiempos, perdidas para siempre?

Gema Rupérez, ¿Adonde vamos?, 2017. Cortesía de la artista.

Gema Rupérez, ¿Adonde vamos?, 2017. Cortesía de la artista.

En una época tan caótica – “de locos” – como es la que estamos viviendo, el arte se configura cada vez más como un espacio material y simbólico en el cual es posible conocer y experimentar otras miradas sobre la realidad. La labor de muchos artistas actuales, de hecho, propone una visión personal y no convencional del mundo. Una visión que va más allá de las representaciones oficiales, tratando de desvelar las tensiones que laten en la sociedad. De esta manera – a través de planteamientos teóricos y prácticos que tienden a cruzar las fronteras de las disciplinas artísticas tradicionales y a combinar cada vez más libremente las técnicas y los recursos – muchos artistas del presente proponen al público nuevas formas de ser e interactuar, proyectando hacia lo colectivo sus inquietudes individuales y aportando nuevos estímulos para la reflexión.

Desde esta perspectiva Gema Rupérez (Zaragoza, 1982) presenta Hegemonía, un proyecto multidisciplinar que, sin dejar espacio alguno a la crónica o a la retórica, aborda temas actuales como la guerra, la migración, la acogida de refugiados, el choque cultural, la competitividad exasperada y autodestructiva del mundo occidental, la debilidad manifiesta de algunos mitos postmodernos, como el fin de la historia o la globalización feliz del género humano, el destino incierto del sueño de la integración europea, y más en general de la forma de gobierno democrática, o la lucha por la supremacía entre doctrinas, ideologías y modelos de vida contrapuestos.

Gema Rupérez. Foto Cortesía de la artista, 2017.

Gema Rupérez. Foto Cortesía de la artista, 2017.

A pesar de ser propios de nuestra época, estos temas son, en última instancia,  temas recurrentes y atemporales, puesto que suelen repetirse a lo largo de la historia humana, si bien presentándose bajo formas distintas. Como afirma la misma Rupérez: «Hegemonía es un proyecto sobre la vigencia de las luchas y tensiones por el poder y la verdad, más allá del diálogo maniqueo, que pretende retratar la enorme complejidad que caracteriza a nuestro tiempo, construido a partir de realidades poliédricas, zonas de incertidumbre y naturalezas híbridas».

A través de su típica economía de recursos estéticos y la consueta elegancia propia de su personal lenguaje creativo, en esta exposición Rupérez nos introduce a un discurso poético de gran intensidad emocional y conceptual. Un discurso socialmente crítico, persuasivo y coherente, que ahonda en el presente desde una postura humanista. A partir de la experiencia subjetiva, Hegemonía nos invita a cuestionar axiomas y creencias. En este sentido, a la vez que agitan e inquietan, las obras expuestas generan un sinfín de preguntas abiertas. Por otra parte, alcanzan un punto de equilibrio muy sugerente entre lo íntimo y lo universal (el pathos y el ethos) evitando en todo momento la descripción didascálica. Compuesto por obras realizadas en 2017, que van de la instalación al video, de la fotografía al dibujo, el proyecto se presenta por primera vez en esta exposición.

En la sección ¿Adónde vamos?, que acoge al espectador en el comienzo de la muestra, Rupérez se interroga (y nos interroga) acerca de nuestro futuro. La sección está compuesta por tres obras de formatos diferentes. En primer lugar, encontramos una arquitectura efímera de grandes dimensiones, realizada con cinchas – el mismo material que se utiliza en las mudanzas para sujetarlo todo con fuerza – a lo largo de las cuales aparece un texto escrito en caligrafía árabe. Se trata de la fábula “La Rana y el Escorpión”, transcrita en las cinchas por una refugiada siria (el proyecto ha sido llevado a cabo en colaboración con la Cruz Roja y la identidad de la refugiada queda oculta). La instalación está acompañada por un vídeo (1:45min.), que registra el proceso de escritura y la voz que narra el cuento, y un díptico de fotografías (45 x 80 cm).

La pregunta del título tiene un evidente significado simbólico (por así decirlo, filosófico) que evoca la desorientación de una buena parte de la humanidad frente a la incertidumbre del presente. Muchos de nosotros se habrán preguntado alguna vez (al igual que Eco se preguntaba si acaso estamos todos locos hoy en día) algo así como si estamos en proximidad de una catástrofe planetaria o qué va a ser de nosotros… Sin embargo, ¿Adónde vamos? evoca también otro significado, más pegado a la cruda realidad de los desplazados, los cuales, despojados de todo (excepto su propio cuerpo y las pocas pertenencias que llevan consigo), se preguntan literalmente qué dirección hay que tomar, por qué lado hay que empezar el éxodo que les espera.

Gema Rupérez, Europa (detalle), 2017. Cortesía de la artista.

En el tríptico Europa (piedra, papel, dibujo y placa grabada, 50 x 40 cm c/u) la artista alude a la aleatoriedad del conocido juego de manos “Piedra, papel o tijera” para reflexionar sobre una de las grandes narraciones colectivas que han entrado en crisis en los últimos tiempos: el sueño de Europa como espacio común de libertad, integración y prosperidad para los pueblos que residen en el Viejo Continente. Para el tríptico la artista utiliza una piedra auténtica del Muro de Berlín (que remite al anhelo fundante de romper las fronteras entre las naciones europeas); una papeleta usada para votar en el referéndum popular del Brexit, que ha consagrado la inesperada salida del Reino Unido de la institución comunitaria, y por último una tijera que sólo aparece dibujada, como si fuera una sombra, o un fantasma en el horizonte, dejando en suspenso el año y el lugar de la posible disolución de la Unión Europea.

En Democracia (bolas de acero, imanes y vídeo) Rupérez reflexiona sobre el significado ambiguo y polisémico de la palabra “democracia”, sin duda una de las más abusadas de la historia, junto con otras como “paz”, “amor” o “libertad”. Forma de gobierno históricamente determinada, la democracia es esencialmente una convención humana, inventada para regular de manera racional y pacifica la convivencia entre los miembros de una comunidad. Parece que fue Winston Churchill quien dijo una vez que la democracia es el peor de todos los sistemas políticos, con excepción de todos los sistemas políticos restantes. En este sentido, si bien es cierto que es innegable la bondad de este modelo social respecto a otros, por otro lado queda cada vez más patente que la perfección ideal de esta forma de gobierno es una mera utopía. Su funcionamiento, de hecho, necesita una renegociación constante de los derechos y los márgenes de acción individual y colectiva; no pudiéndose considerar en absoluto como una fórmula mágica o un mecanismo autofuncionante.

Gema Rupérez, Democracy, 2017. Cortesía de la artista.

Gema Rupérez, Democracia, 2017. Cortesía de la artista.

El vídeo Espacio personal pertenece a la serie Conversaciones, que Rupérez empezó en 2015 y que actualmente sigue in fieri. En él la artista reflexiona sobre la tensión dialéctica entre los sujetos y la capacidad o incapacidad que tenemos hoy en día para instaurar un diálogo real y proficuo con el otro. En este caso dos globos se disputan el espacio y parecen confrontarse, desplazarse y quitarse recíprocamente el aire hasta que al final ambos acaban sucumbiendo a una absurda e insostenible competición darwiniana por la supremacía y el acaparamiento de los recursos disponibles.

A la misma serie Conversaciones pertenece también la instalación móvil Lucha de relatos, en la cual el tema de la relación problemática entre identidad y alteridad se representa a través de una lucha entre las “verdades” contenidas en los libros. Todos somos conscientes de que en la actualidad estamos asistiendo a un intento violento y sin escrúpulos de llevar al centro de los grandes discursos colectivos una supuesta lucha atávica entre libros de contenido religioso. Sin embargo, cabe recordar que la historia humana más reciente ha sido dramáticamente protagonizada también por la contraposición de doctrinas laicas (filosóficas, económicas y políticas) antitéticas, que la artista sintetiza a través de un choque mecánico (y mecanicista) entre las teorías de Karl Marx y Adam Smith, los dos patriarcas filosóficos de las ideologías comunista y capitalista.

Gema Rupérez, Espacio personal, 2017. Cortesía de la artista.

Gema Rupérez, Espacio personal, 2017. Cortesía de la artista.

Desenmascarando el carácter arbitrario del concepto de verdad, Hegemonía nos invita a superar los dogmas, los prejuicios y las barreras materiales y simbólicas que nos separan del otro. A través de su mirada lírica, pero conscientemente comprometida; delicada, pero firme, Gema Rupérez nos obliga a seguir confiando en el potencial universal de la condición humana. En definitiva, a resistir al miedo y a sobrevivir, a través del arte, a la locura de nuestros tiempos. Y los que vendrán.


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