De vuelta del fallido intento de ascensión al Nanga Parbat en 1932, la expedición hace escala en El Cairo. Uno de sus integrantes, Rand Herron, decide acometer la escalada de las Pirámides. Sobrevivió a todos los peligros del Himalaya pero encontró la muerte en una pared de 140 metros construida por la mano del hombre.
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La tercera montaña de más de 8000 metros en ser escalada fue el Nanga Parbat, el 3 de julio de 1953, por una expedición germano-austriaca. El Annapurna había sido la primera en 1950 y el Everest la segunda, solo unas semanas antes del Nanga.
La obsesión de los alemanes con esta montaña tiene su origen en sus intentos de escalada de los años 30, en los que el régimen hacía todo lo posible por proporcionar a su pueblo grandes y heroicas gestas que pusieran de manifiesto su superioridad.
Como por aquellos tiempos al Everest solo podían acceder los británicos por su control sobre el Tíbet y el Nepal, los alemanes eligieron el Nanga Parbat por ser más accesible geográficamente y menos temible que el K2, de cuya dificultad ya se tenían noticias.
Rand Herron, italiano de nacimiento pero americano de familia, fue, en 1932, uno de los pioneros de estos intentos alemanes de ascensión al Nanga Parbat. Ese año las relaciones de Alemania con el resto del mundo todavía eran aceptables: Hitler no fue nombrado Canciller hasta el año siguiente.
Esa primera expedición germano-norteamericana (pues había dos americanos en el equipo), dirigida por Willy Merkl, no logró el éxito de coronar la cima aunque sí identificaron la posible ruta de ascenso que daba acceso a la cumbre.
Eran otros tiempos, herederos del espíritu conquistador y aventurero de las expediciones africanas y polares de finales del XIX y principios del XX. Nada que ver con el turismo actual.
En el viaje de regreso hacen escala en Egipto y Herron decide hacer una excursión a El Cairo para escalar las Pirámides. Entonces era habitual que los turistas acometieran estas ascensiones, a pesar de que los bloques tienen cierta tendencia a desmoronarse. Quizá recuerden una de las primeras escenas de la película Muerte en el Nilo. Hoy en día estos caprichos están prohibidos.
Pero aquel día Herron deja aflorar al alpinista que lleva dentro.
Sube a la Gran Pirámide (la de Keops) y desde su cima, que alcanza sin ninguna dificultad, siente el impulso de escalar también a la Segunda (la de Kefrén), más difícil técnicamente por su característico revestimiento de alabastro de la parte superior.
Al comenzar el descenso, y cuando saluda a su amigos, resbala con una piedra suelta, cae más de cien metros y muere en el acto. Era el 13 de octubre de 1932.
Seguramente es aquí donde comienza a fraguarse la leyenda negra del Nanga Parbat. Otros dos de estos intentos iniciales de escalada, los de 1934 y 1937, se saldaron, no solo con el fracaso, sino con la aniquilación de toda una generación del alpinistas alemanes: entre germanos y porteadores murieron 26 escaladores en aquellas dos expediciones.
La tragedia ocurrida en junio de 1937, en la que fallecieron 16 persona todavía ostenta el dudoso mérito de ser la tragedia más luctuosa en esta montaña y una de las mayores acaecidas en un ochomil. Desde entonces, el Nanga Parbat recibe el nombre de la "montaña asesina".
Ironías del destino, Rand Herron “Desafió todos los peligros del Himalaya pero una pared de 500 pies construida por la mano del hombre le causó la muerte”.
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Bibliografía:
• Elbridge (Alberto) Rand Herron (1902-1932).
• Elbridge Rand Herron, 1902-1932.
• Willy Merkl: The attack on Nanga Parbat, 1932.
• Página 2 de The Reading Eagle, del Jueves 13 de octubre de 1932.
• Nanga Parbat 1937.