Se trata de la pintora renacentista más importante de Italia. El aprendizaje de Sofonisba con artistas locales (Campi, Gatti) sentó un precedente para que las mujeres fueran aceptadas como estudiantes de arte.
En 1554 Sofonisba viajó a Roma, donde conoció a Miguel Ángel por mediación de otros pintores. Este encuentro con el artista fue un gran honor para la pintora y se benefició de ser “informalmente” instruida por el gran maestro, que admiraba el talento de la joven pintora. No obstante no lo tuvo nada fácil, pues a pesar de que contaba con apoyo y su gran esfuerzo y coraje, su condición de mujer y clase social no le permitieron ir más allá de los límites impuestos para su sexo. No pudo estudiar anatomía humana o dibujar del natural, ya que se consideraba impropio de una señora contemplar un cuerpo desnudo. Debido a esto, Sofonisba se especializó en el género del retrato, en el cual innovó logrando poses informales y un acercamiento a la figura del retratado. En 1560 la joven artista llegó a la corte de Felipe II donde trabajó como dama de Isabel de Valois y como pintora de corte. Se casó, por mediación de Felipe II, con un noble español descendiente del virrey de Sicilia. Tras enviudar años después se estableció de nuevo en Italia donde vuelve a casarse. Es en su madurez cuando alcanza un reconocimiento internacional y es visitada por jóvenes artistas, como Van Dyck, que estudiaron y admiraron sus retratos. Un total de cincuenta obras han sido atribuidas con seguridad a Sofonisba. Su obra ha tenido enorme influencia en las generaciones de artistas posteriores.
Algunas obras de Sofonisba
Self–portrait at the Easel Painting a Devotional Panel (1556)
Portrait of a Young Lady (1560).
Self-portrait with Bernardino Campi (1550)
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