Revista Cultura y Ocio

Solidarios activos y pasivos

Por Losanca @lolasancho

Existen dos tipos de solidarios, el que le gusta decir que lo es y el que lo es realmente. A lo largo de mi vida he podido conocer individuos de los dos tipos. Los primeros están convencidos que soy solidarios porque dicen que la defienden y apoyan en su concepto más amplio “solidaridad”, pero en cambio su actitud demuestra lo contrario, podemos decir que es lo que yo denomino “solidario pasivo”.
Solidarios activos y pasivos

A este tipo de individuos les encanta presumir de que lo son compartiendo frases tiernas y emotivas; aconsejando qué se debe hacer con esto o con lo otro, sobresaliendo a personajes solidarios conocidos y queriendo convertirse en el líder del movimiento solidario entre sus amigos.

Pero el “solidario pasivo” se queda ahí, en ese punto, no suele ir a más. Llena sus emails de correos de paz, amor y bien, y promociona en las redes sociales su condición de “solidario”, pero muchos de ellos, a la primera oportunidad que le brinda el destino de poder ayudar con un mínima aportación solidaria a un amigo, conocido o familiar, parece que la cosa no va con él. Ni tan siquiera roza su pensamiento la idea de poder hacerlo. Pero tranquilos, ellos siguen tan a gusto con sus mensajitos, consejitos y más argumentaciones que refuerzan su condición de “solidario”sin más problema.
Por otro lado existe el que yo denomino“solidario activo” y dentro de este podríamos hacer una subdivisión: el solidario activo público y el solidario activo privado.Cualquiera de los dos son individuos realmente solidarios, que prestan ayuda a quien lo necesita, que actúan sin ningún tipo de interés y que consiguen hacer un gran beneficio a muchas personas. La única diferencia estribaría en el hecho de que el primero, “solidario activo público”, le gusta hacer publicidad de su labor, bien por dar ejemplo a los demás o por simple satisfacción personal (no sé yo si podría haber alguna otra razón). Además este primero sabe que es solidario y le gusta.
El segundo tipo, el solidario activo privado, suele ser un individuo reservado en ese aspecto y muy discreto. No le preocupa mucho lo que la gente piense de su misión, solo quiere hacerla y punto. No hace publicidad de su solidaridad, no comparte sus grandes logros, a no ser que sea por una causa justificada y siempre por el bien ajeno; intenta enseñar a la gente lo correcto y positivo para lograr el beneficio general. Suele dar ejemplo con sus actos, nunca con publicidad. Y las formas de dar a conocer su mensaje y labor, la suele hacer de manera totalmente altruista, corriendo con los gastos e inconvenientes.
Solidarios activos y pasivos
Yo tengo la suerte de conocer a uno de ellos, pero por respeto a su condición de persona humilde y discreta no lo voy a mencionar. Aunque tengo la certeza que muchas personas que lean esto, dentro de un grupo concreto de amigos, sabrán a quién me estoy refiriendo, y es que, a pesar de su deseo, es muy complicado que un ser como él, y sobre todo su labor, pase desapercibida. No obstante, ser de este último tipo de personas es muy difícil, tienen ese don, podríamos decir, celestial, que les embarga y les hace ser especiales. Y ese don, por desgracia, está en poder de muy pocos.
Los demás individuos que nos gusta la solidaridad, la bondad, la honestidad, y en general, las buenas obras. Podemos seguir poniendo nuestro granito de arena, de la forma que sea, siempre y cuando el mensaje sea bueno. Compartiendo anécdotas ejemplarizantes; consejos de sabios bondadosos; promocionando las buenas obras en general de la forma que sea.
Si nos quedamos en “solidarios pasivos”debemos de reaccionar e intentar dar un paso más, pero mientras tanto, más vale eso que nada, como dice el refrán. Siempre podrás, con tus propuestas y ejemplos solidarios, abrir los ojos a ciertas personas y empujarlas hacía el camino del bien. Cualquier cosa, por mínima que parezca, si está encauzada a ayudar al resto de personas a su evolución en el amor, por su propio bien y del resto de seres que lo acompañan, valdrá la pena.
Lola Sancho

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