Solimán el Magnífico, sultán turco-otomano cuyo imperio, en los años centrales del siglo XVI, dominaba la zona oriental del Mediterráneo, un mar que pese al interés despertado por el Atlántico en las principales potencias europeas de la época seguía siendo el eje de la actividad política y económica mundial. Durante el reinado de Solimán el Magnífico, coincidente con los de Carlos V de España y Francisco I de Francia, el Imperio otomano consolidó su posición en el Mediterráneo, se extendió por Europa, se dotó de una estructura política y administrativa y alcanzó un gran desarrollo artístico y cultural.
Acontecimientos importantes de Solimán el Magnífico
1494 Nace Solimán.
1520 Se convierte en sultán del Imperio otomano.
1522 Conquista de Rodas por los otomanos.
1526 Batalla de Mohács, por la que Hungría queda sometida al Imperio otomano.
1538 Batalla naval de Preveza, que proporciona a los turcos la iniciativa en el Mediterráneo.
1555 Paz de Amasia entre persas y otomanos.
1566 Muere Solimán en Szigetuár (Hungría).
Solimán se convierte en Sultán del Imperio Otomano
Solimán, llamado el Magnífico por los occidentales y el Legislador por los turcos, nació en 1494. Era hijo del sultán Selim I y de Aisha, hija del kan de Crimea y famosa por su belleza. Durante el reinado de su abuelo, Bayaceto II, ocupó el sanjacado o gobernación de Kaffa (en Crimea) y su padre Selim I lo nombró gobernador de Manisa (en la zona occidental de Asia Menor), cargos que en realidad carecían de significación política o de importancia administrativa. Así, cuando accedió al trono, el 30 de septiembre de 1520, se ignoraba cuáles podían ser en realidad sus capacidades, sobre todo porque, al ser hijo único, no había tenido que luchar por la sucesión. Era norma en el Imperio otomano que cuando uno de los herederos se convertía en sultán matara a todos sus hermanos y sobrinos para evitar luchas internas en la cumbre del poder.
Mapa del Imperio OtomanoLa amenaza a la cristiandad
Los turcos, que apenas un siglo antes de que Solimán I ocupara el trono no eran más que una belicosa tribu nómada, habían logrado formar un imperio mediante la guerra, y este imperio seguía orientado hacia la guerra. De lo contrario no habrían tenido con qué alimentar y pagar a unos soldados imposibles de ser reintegrados en la paz. Las riquezas del imperio procedían principalmente de los botines enemigos, de los tributos que pagaban los gobernantes vasallos de reinos o provincias limítrofes y de los tributos que para garantizar la seguridad de sus fronteras entregaban algunos príncipes temerosos. Además, todos los súbditos no convertidos al islam debían pagar un impuesto personal, que se cobraba por provincias. De esta forma, el hijo de Selim I disponía de unos ingresos anuales que se calculan en el doble de los que disponía el emperador Carlos V.
Pese a que, según las crónicas de la época, el sultán era un hombre de carácter pacífico, excepcionalmente dotado para la diplomacia y la cultura, participó en trece grandes campañas militares, diez en Europa y tres en Asia, que jalonaron la extensión del poder y del territorio imperial. La primera campaña fue la de Belgrado, y la chispa que la encendió fue el mal trato dado por el rey de Hungría a los emisarios turcos que habían ido a cobrar el tributo. En agosto de 1521 Solimán I entraba en la ciudad. A continuación decidió atacar Rodas, en manos de los caballeros de San Juan; tras cinco meses de asedio, en diciembre de 1522 la isla quedaba en poder de los turcos, que conseguían así el dominio de todo el Mediterráneo oriental.
Solimán conquista Hungría
Luego, Solimán volvió a Constantinopla, donde nombró gran visir a su favorito íntimo Ibrahim Pachá, quien había tomado por esposa a una hermana suya y pasó a ser su fiel compañero en todas las campañas. Pronto se iniciaron los preparativos para una nueva expedición, pero las operaciones no se iniciaron inmediatamente porque el sultán estaba a la expectativa del resultado de los enfrentamientos entre el emperador Carlos V y Francisco I de Francia. Sin embargo, la derrota francesa en Pavía, los contactos de Carlos V con los persas, enemigos de los otomanos por oriente, y sus primeras negociaciones con Francisco I le hicieron ver que era el momento adecuado para extender el imperio por el centro de Europa. Una flota naval remontó el Danubio hasta Belgrado y, cuando en julio de 1526 Solimán e Ibrahim llegaron a esta ciudad, se inició el avance: el ejército húngaro fue aplastado en la llanura de Mohács, donde perdió la vida el rey Luis II de Hungría, con lo que quedó libre la vía hacia la capital, Buda, que fue ocupada y saqueada. Sin embargo, Solimán I no incorporó Hungría a su imperio, sino que bajo su protección y vasallaje hizo elegir rey al voivoda o alto dignatario de Transilvania Juan Zápolya, cuyo rival era Fernando, rey de romanos, hermano de Carlos V y emperador tras la abdicación de éste. La lucha se situaba así entre el imperio de los Habsburgo y el Imperio otomano. Solimán prosiguió su avance hacia Viena y llegó ante las murallas de la ciudad en 1529, pero no consiguió tomarla. Un nuevo intento en 1532 tuvo todavía menos éxito que el anterior, lo que produjo inquietud en su ejército y su imperio.
Solimán, El MagníficoSolimán conquista Persia
Mientras los embajadores franceses intentaban que Solimán concentrara sus acciones en el Mediterráneo, con el argumento de que sus campañas en el Danubio no hacían más que unir a los alemanes tras su emperador, lo que además debilitaba la posición francesa, el sultán decidió atacar Persia y en 1534 tomó Bagdad, la ciudad de los antiguos califas. Tras esta campaña, en que puso en peligro la ruta portuguesa de las especias y llegó hasta la India, regresó a Constantinopla, donde las intrigas del harén habían empezado a tomar fuerza desde que Ibrahim Pachá, su gran visir y favorito, se había mostrado favorable a la designación como heredero a Mustafá, el primogénito del sultán. En marzo de 1536 Ibrahim fue asesinado en el dormitorio de Solimán, en el palacio de Topkapi, con lo que desaparecía el único rival del harén en los favores del sultán.
«El gobierno de las mujeres»
Cuando aún era príncipe heredero, Solimán tenía dos favoritas, Gulfem y Gulbahar. Gulfem le dio dos hijos, que murieron en 1521, y Gulbahar fue la madre de Mustafá. En 1520, Ibrahim Pachá ofreció a su sultán una esclava, polaca con toda probabilidad, que le cautivó inmediatamente, convirtiéndose en su favorita y más tarde en su esposa: Jurrem, para los turcos, o Roxelana, según las crónicas occidentales. Roxelana tuvo varios hijos y desde su posición privilegiada hizo cuanto estuvo en su mano para que uno de ellos pasara a ser heredero del trono. Logró apartar a Gulbahar y Mustafá del harén y consintió en que permanecieran Gulfem, a la que no consideraba rival, y su séquito. El asesinato de Ibrahim Pachá, instigado por Roxelana, dejaba a ésta como única favorita de Solimán e
inauguraba lo que se ha dado en llamar «el gobierno de las mujeres», una época en que la política del imperio estuvo dirigida por las favoritas, generalmente extranjeras, de los sultanes.
Victoria de Solimán en la batalla Preveza
Las actividades bélicas de Solimán I continuaron por una parte en el Mediterráneo, donde la rivalidad entre franceses y españoles dejaba la iniciativa en manos de los buques musulmanes, en especial a partir de 1534, cuando el corsario beréber Jair al-Din, llamado Barbarroja, fue nombrado capitán bajá o almirante de la flota turca. Esta hegemonía naval de los turcos en el Mediterráneo, consolidada en 1538 con su victoria en la batalla naval de Preveza, no se rompería hasta la derrota de Lepanto, en 1571. Por otra parte, se mantuvo la presión sobre la Europa central, donde Solimán modificó su estrategia tras la muerte de Juan Zápolya: cedió una parte de Hungría a Fernando de Habsburgo mediante el pago de un tributo de 30.000 ducados anuales, dejó otra parte en manos de su vasallo Juan Segismundo Zápolya, hijo de Juan, y se anexionó.una tercera zona.
Batalla de PrevezaSolimán consolida el Imperio Otomano
En 1541 Solimán había nombrado gran visir a Rostam Pachá, que se había casado con una hija suya y de Roxelana, la cual daba así muestras de su influencia cada vez mayor. Por otra parte, ésta había convertido a su hijo Mohamed en el preferido y presunto heredero del sultán, a quien había acompañado en varias campañas. La muerte de Mohamed en 1543 llevó a que Roxelana y Rostam conspiraran conjuntamente para desbancar de nuevo a Mustafá como heredero. Pero sus planes tuvieron que esperar porque en esas fechas se abrió un paréntesis de cinco años durante los cuales Solimán I no organizó ninguna gran expedición militar y puso mayor énfasis en la labor de consolidación del imperio, mediante la elaboración y la promulgación de leyes que consiguieron organizar el ejército, el feudalismo militar, los impuestos y la administración. Por otro lado, este paréntesis permitió que se reflejara con mayor intensidad la amplia vida cultural que se desarrollaba en el Imperio otomano, tanto en la arquitectura como en las diversas artes, una vida cultural en que participaba el propio Solimán I.
Muerte de Mustafá, sucesor de Solimán
En 1548 se llevó a cabo una nueva campaña contra Persia y continuaron casi ininterrumpidamente las operaciones contra los austríacos en Transilvania. En 1553 se preparó otra expedición contra los persas en la que no pensaba participar el sultán. Sin embargo fue avisado por Rostam de que su hijo Mustafá, al frente de las tropas, se preparaba para rebelarse y Solimán se vio obligado a acudir a los campos de batalla. El brillante y popular Mustafá fue ejecutado ante su padre, el cual tuvo que sustituir temporalmente a Rostam como gran visir ante la indignación que la muerte del príncipe había provocado en el ejército. No obstante, las intrigas de Roxelana, que también hizo asesinar al hijo de Mustafá y al gran visir Kara Ahmed Pachá, restituyeron a Rostam en este puesto al cabo de dos años y permitieron que sólo quedaran dos aspirantes al trono, Bayaceto y Selim, ambos hijos suyos y que inmediatamente iniciaron la lucha por el poder. Roxelana apoyaba a Bayaceto, que parecía el más capacitado, pero la victoria fue para Selim, que mandó asesinar a su hermano cuatro años después de la muerte de su madre.
Muerte de Solimán I
En 1555 se firmó la Paz de Amasia con los persas, el primer tratado de paz entre Persia y el Imperio otomano, y en 1565 se reanudaron las hostilidades con los austríacos, que obtuvieron importantes victorias, por lo que Solimán I volvió a ponerse al frente de sus ejércitos. En 1566 abandonó Constantinopla para sitiar la ciudad de Szigetuár en Hungría, que cayó en manos otomanas el 8 de septiembre, dos días después de la muerte del sultán. Ésta fue mantenida en secreto durante tres semanas para evitar desórdenes en el ejército y para dar tiempo a que el príncipe Selim se hiciera cargo del trono.