Aunque es habitual encontrar árboles solitarios en La Ribera, (en medio de un sembrado/barbecho, a orillas de los caminos, en las lindes,….) no dejan de sorprendernos.
Sobre todo en los días soleados del invierno, cuando se hacen más visibles y se aprecia mejor la belleza del entorno. Y desde la distancia es posible diferenciar frutales, robles y encinas. Un auténtico placer para el caminante.
Lar-ami
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