Bien, profundicemos un poco. Si nos fijamos con atención observamos que cada vez hay más noticias en los medios de comunicación tradicionales sacadas de los medios de comunicación digitales. Cada vez leemos más periódicos en la Red, cada vez utilizamos más un ordenador como cauce de establecimiento de una relación profesional o sentimental.
Nosotros, nuestros hijos, hijas, padres y madres, utilizamos Internet para aspectos tan dispares como buscar y encontrar definiciones de palabras y conceptos, materiales que nos ayuden en nuestros estudios o en nuestro trabajo, informarnos de las características y precios de un coche o de todo tipo de productos de consumo, compramos billetes de avión, recibimos y valoramos ofertas de viajes, buscamos opiniones o experiencias de otras personas sobre el sitio al que queremos viajar, indagamos sobre la reputación de una persona o una empresa, y así hasta una interminable lista de posibilidades. Y aquel que no lo utiliza, por cosas como "yo no entiendo de eso" o "los ordenadores y yo no nos llevamos bien", acto seguido te dice, "míramelo tú en el Internet ese", convirtiéndote tú así en el Google de aquellos que no quieren utilizar Google.
¿A dónde voy con todo esto? Pues a que la historia se repite, again. Los teléfonos móviles inicialmente eran unos armatostes incómodos de portar y difíciles de entender, pero se convirtieron en parte importante de nuestras vidas el día que se fueron haciendo más manejables y sencillos de usar. Los reproductores mp3 no los usaban personas que llevaban mucho tiempo utilizando un móvil, pero el día que se hicieron más pequeños, más intuitivos y baratos, comenzaron a proliferar como champiñones. En este momento, la innovación rompedora de Apple ha revolucionado por completo el mundo de la telefonía móvil y de los ordenadores: las compañías de telefonía o de informática, y los clientes, nos lanzamos ávidamente a por el smartphone o tablet de última generación que nos permita presumir de que lo hacemos todo con los dedos en la pantalla, sin necesidad de un teclado.
Una y otra vez los hechos, testarudos ellos, nos muestran que cuando las personas somos capaces de apropiarnos del uso de la tecnología y nos proporciona una satisfacción evidente, llegamos a confiar en ella de tal manera que la utilizamos de manera natural, como decía aquél "sin que se note demasiado". El último estudio realizado sobre los hábitos de los compradores europeos, realizado por IDC y Akamai Technologies, arroja datos espectaculares en plena crisis económica:
- Las ventas por comercio electrónico crecieron un 20% en 2009.
- Un 30% de los europeos ha reconocido haber comprado más por Internet en 2010, siendo España el mercado de mayor crecimiento con un incremento del 44%.
- Productos como la ropa o el calzado, que habitualmente las personas quieren probarse antes de comprar, son los que más se están comenzando a vender on line.
- Las personas que realizan las compras tienen entre 35 y 54 años.
- Y ojo a este último dato: el 30% de los participantes en el estudio declara haber utilizado, o que va a utilizar sin dudarlo, teléfonos móviles para realizar los procesos de compra.
En pocos años, no más de 5 en mi opinión, habrá muchos más servicios que reconocerán nuestra ubicación permitiéndonos hacer cosas tales como la compra personalizada caminando a través de un centro comercial, o conectar con los amigos en un viernes por la noche al entrar en una discoteca. En este contexto, el diseño universal y la reputación on line adquieren mayor valor que nunca porque el mundo físico está ahora en manos del mundo virtual, lo que significa que ahora ambos son reales.