Revista Opinión

Sólo las ideas perduran

Publicado el 12 septiembre 2018 por Jamedina @medinaloera

Sólo las ideas perduran
Un viejo amigo escritor me dijo un día: “Nos gusta escribir para tratar de detener el tiempo y no morir del todo”. Esto es cierto, porque de acuerdo con la naturaleza de las cosas, todo caduca, todo se acaba, excepto el pensamiento, es decir, las ideas perduran mientras haya alguien que las recuerde.
Cierto es que también las ideas cambian a través de los tiempos, pero en el fondo, como decían antiguos filósofos: “Pueden acabar con mi vida, pero no con mi pensamiento”.

Los amantes de riquezas
Vemos a nuestro alrededor personas que creen tener la clave de la felicidad basada en bienes materiales, en la acumulación de riquezas, de lujos y cosas superfluas¸ sin pensar jamás en los placeres intelectuales que son de mayor permanencia.
Tales individuos olvidan que nada se llevarán al otro mundo, ya que al morir volverán a la tierra que los vio nacer tan solos y despojados como llegaron, igual que todos los demás mortales, por más pobres que hayan sido.
En cambio, algunos podrán ofrecer a la posteridad por lo menos sus buenos ejemplos, así como las ideas que a lo largo de la vida lograron convencer a otros. Esto es más perdurable.

Poderoso caballero, don dinero
No rechazo los bienes materiales, porque estos son buenos auxiliares en la vida, pero insisto en que hemos de utilizarlos con medida. Lo digo porque he conocido a gente muy rica que supo y sabe para qué es el dinero, y lo usa con criterio, con criterio humano, tratando de servir a los demás. Estoy convencido de que esto es lo mejor para la tranquilidad de todos.
El problema es que lo material está condenado a perecer, empezando por nosotros mismos, que somos y seguiremos siendo biodegradables, igual que los demás animales y plantas de la naturaleza. No hay otra opción: somos perecederos; tarde o temprano rendiremos cuentas a la madre Tierra. Y ella es justa y pareja.
Más todavía, ni el mundo mismo con sus joyas y todo lo que comprende ese reino, son eternos; tarde o temprano también se acaban o se transforman.
Esto nos lleva a una conclusión:

Sólo el pensamiento permanece
El pensamiento humano puede ser eterno si lo elevamos a la idea de Dios, creador de todo, pero si insistimos en destruir nuestra propia naturaleza como ahora lo hacemos con la terrible contaminación que propiciamos y el cambio climático, no hay manera de conservar ni siquiera las ideas.
Desde tiempos remotos el hombre buscó la inmortalidad, el elixir de la eterna juventud. El miedo a la muerte ha dominado gran parte del pensamiento humano, pero hasta la fecha nadie, ni los más poderosos del mundo, han dado con la clave para vivir eternamente.
Claro que ha habido muchos intentos desde la antigüedad y en los tiempos modernos, incluso por parte de instituciones científicas del mayor prestigio, para encontrar la manera de proyectarnos en el Universo y descubrir sus secretos, pero lamentablemente nada se ha concretado; sólo hay especulaciones.

javiermedina loera.com

Artículo publicado por el semanario Conciencia Pública en su edición del lunes 10 de septiembre de 2018.


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