Una película de esas que alguien empieza a tocar una canción y la escuchas entera. Aunque bien mirado sus protagonistas, dos vampiros unidos desde el siglo XIX, cuentan con toda la eternidad para resolver sus problemas y tomárselos con calma. No siempre el espectador.
Eso sí, bonita a rabiar, con una escena oscura que envuelve y una música para dejarse llevar.
Pero cuando llegue al final, os lo aconsejo, quedad con alguien y tomad algo para salir de esa languidez que prácticamente os deja en vena.