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Revista Cine
Como suele ser común en el cine de Howard Hawks, Sólo los ángeles tienen alas nos presenta a un pequeño grupo de profesionales que ve alterada su existencia por la llegada de un elemento externo, normalmente una mujer atractiva. En este caso, no se alterarán demasiado las costumbres de esta familia de aviadores que arriesgan su vida de manera cotidiana en los viajes aéreos de transporte de correo desde el puerto sudamericano de Barranca, aunque algo se removerá en el interior de Geoff (Cary Grant), el director de la compañía o padre de todos ellos. La película, oscilando entre la comedia, el romance y la aventura, describe con gran precisión y emoción los arriesgados viajes de los pilotos, que pueden verse alterados por el más mínimo cambio en la previsión del tiempo. Las escenas aéreas están filmadas de modo sublime para la época y la descripción con breves trazos que se realiza de cada uno de los personajes - sobre todo del piloto que cometió un grave error en su día y vuelve a volar para redimir su pecado - hace que el espectador se vea implicado emocionalmente en sus arriesgadas travesías. Una película coral que se alimenta del deseo de aventura de unos hombres que realizan un trabajo necesario como buenos profesionales. Algo que el cine de Hawks seguirá desarrollando más adelante en obras como Río Bravo.