Planeta DeAgostini estuvo publicando hace unos años una serie trimestral en formato magazine titulada Solo. Una serie interesante en la que distintos autores en solitario, y con absoluta libertad creativa, trabajaban con personajes de DC. Autores de la talla de Tim Sale, Joe Kubert, Paul Pope, Richard Corben, Darwin Cooke y Teddy Kristansen pasaron por esta línea con historias autoconclusivas protagonizadas por diferentes personajes del Universo DC.
El nº 9 de esta colección llevaba en portada el nombre de Scott Hampton. Un cómic en el guionizó y dibujó 6 historias distintas y un póster de Jerome K. Jerome.
La primera de ellas titulada Batman: 1947 nos habla de un hombre que trabaja disfrazado como Batman para firmar autógrafos y que los niños le vean y crean que él es el auténtico (estilo Papá Noel). Una historia de 8 páginas que goza de buenos ingredientes y buen dibujo, no podemos pedir menos para alguien que fue alumno de Will Eisner.
Es una historia corta, pero emotiva y, por supuesto, aunque sólo sea en una página, veremos a nuestro verdadero héroe en acción cuando el padre de familia disfrazado de él se queda paralizado al ver que los ladrones a los que fingía perseguir, para no defraudar a un niño que creía que era el auténtico hombre murciélago, se topan con él y le apuntan con un arma. Veremos cómo se libra de ésto.
Batman:1947 muestra esa ilusión infantil, esa necesidad de creer que tienen los niños y cómo los adultos, incluido los superhéroes, pueden luchar para que no la pierdan.
La siguiente historia de 4 páginas titulada Amado James está dibujada por Scott en blanco y negro, pero no es su guión. En ella vemos a un hombre leyendo una carta mientras viaja en tren. La carta la escribe una mujer al hombre que ama y le explica sus sentimientos. Scott en la última viñeta aclara que encontró esa carta entre dos asientos en un tren, en el año 1982 y la conservó desde entonces. Finalmente vemos que le dio un buen uso.
La siguiente se titula Historia de un éxito y en ella nos sumerge en los entresijos de un guionista y dibujante que se enfrenta a su editor porque éste le dice que debe adaptar su dibujo a los tiempos que corren para no seguir estancado. Esta historia de 11 páginas nos narrará todo lo que hace este autor de cómic para poder seguir trabajando, aunque sea en la sombra, y el desenlace de toda esa trama que no acaba del todo bien, para algunos, claro.
La ambición humana es muy mala, y si no se controla puede acabar en desastre. Y detrás de todo siempre está el dinero, incluso en el mundo del cómic.
Luego viene Los monstruos. Han colonizado Marte y una nave llega a la Tierra tras 13 meses de incomunicación con ella. Al aterrizar se topan con unos monstruos y un hombre que aún sigue allí les explica lo que pasó. Un homenaje a todos los autores de la EC Comics y en especial a Al Williamson (Spoiler: Todos los que usaban el nombre de Dios para justificar sus actos se convertían en monstruos, así sin mas)
La parte que sí me ha gustado es el detalle de Scott de explicar después su uso de los lápices y el color en esa historia, por lo menos es algo curioso e interesante, pues nos muestra su trabajo a lápiz, pasando por el entintado y luego el color.
La última, Camino a Samarra, me ha recordado más a una narración de Stephen King: una mujer y las visiones que le ofrece su coche, un chevy. Asustada por lo que ha visto en el retrovisor de su coche y que lógicamente no es real, decide dejarlo en el garaje creyendo que se ha vuelto loca. Al ver que esas visiones sólo las tenía montada en él vuelve a intentarlo, confirmando lo que temía: el coche está encantado.
Decide venderlo, no sin explicar a los compradores lo ocurrido, aunque no la creen. Pero ella nunca olvidará su chevy y tiempo después comprenderá lo peligroso que es ese coche… Una historia que nos muestra cómo el tener conocimiento de cierto suceso puede empujarnos a que realmente suceda.
8 páginas que Scott dota, con sus dibujos, su manera de ilustrarla y de narrarla, de un aire de misterio que la hace mucho más interesante.
Así cierra este número Scott Hampton. Bastante completo y bueno en su mayoría, me quedo con la primera y la última, me han parecido las mejores a nivel de historia. Pero si elijo una, la primera, Batman: 1947, sin duda alguna.
De todas formas el nº 9 de Solo no tiene desperdicio. Podemos ver la amplitud artística de este autor y sus diferentes estilos de dibujo, tanto a color como en blanco y negro. No hay dos historias dibujadas igual y cambia el estilo de dibujo en cada una. Un hombre camaleónico sin duda alguna. Un estupendo autor de cómic.
Scott Hampton nació en 1959 en High Point, Carolina del Norte, donde creció inmerso en el mundo de la literatura clásica, las novelas de terror y los cómics.
A su hermano mayor, Bo, corresponde el mérito de haber alimentado el enorme amor por los cómics de Scott. Por lo tanto, no es de extrañar que Bo acabará siendo dibujante de cómics, cuyo ejemplo siguió su hermano pequeño Scott (ambos fueron alumnos de Will Eisner en 1976)
Scott ha llegado a ser uno de los dibujantes, pintores y narradores más respetados en este medio. Su trabajo en Silverheels (Pacific Comics, 1983) es considerado como la primera serie regular de cómics íntegramente realizada con pinturas.
Aparte de ilustrar sus propias historias, ha ilustrado ciertas obras escritas de los mejores escritores del género fantástico como.