Revista Tendencias

Solo sueño con él

Publicado el 07 septiembre 2020 por Claudia_paperblog

Y sueño con él, que vamos a un teatro al aire libre con mi familia. Yo voy en patinete y le digo que se suba conmigo. Al principio, se resiste un poco porque le da vergüenza, pero luego se sube detrás de mí y se agarra a mi cintura. Y luego se me pone un poco triste y vamos a un lugar los dos solos. Allí se abre a mí y me muestra su parte más vulnerable. También me enseña fotos que ha ido haciendo a diferentes paisajes, edificios, animales y me emociono porque se nota que le entusiasma la fotografía y le gusta compartir eso conmigo, pero también con el mundo, ya que tiene pensado ir publicando esas fotos en Instagram. 

Supongo que vuelvo a escribir en tercera persona para distanciarme un poco. Estos sentimientos son demasiado fuertes y me hacen daño, me desgastan mucho. Dentro de relativamente poco será mi cumpleaños y se me hará muy extraño no tenerle allí, me entran ganas de llorar. Y me siento estúpida por esperar algo de él, por creer que tomará una decisión. También me siento tonta por no rendirme, por pensar incluso en proponerle ir de viaje juntos para el puente. Por pensar que puedo solucionar todos los problemas del mundo, arreglarle, arreglarnos. No puedo arreglar a alguien si yo estoy rota. No puedo arreglar a quien me ha dejado rota. 

Solo sueño con él

Durante las vacaciones, me sentía bien, capaz de todo, capaz de compaginar esa doble vida. La vida que hago sin él, por un lado, y la vida en la que hablamos y parece que no haya pasado nada. Ahora me cuesta más. La rutina y no hacer lo que me gusta me cansa, no duermo, el pulso casi siempre me va más alto de lo normal y a veces estoy ausente. 

Y sin querer esperaba una reacción por su parte a una frase que publiqué, claramente dedicada a él. ¿Te hace sentir mal ese texto? ¿Qué te hace pensar? Es la verdad, nunca estoy sin pensar en ti. 

Pero luego pienso en él y se me quitan todos los males. Me acuerdo de su sonrisa, de su promesa de vernos el domingo, de su gorra para atrás, de cuando me dice que me quiere y que ha pensado mucho en mí. Miro fotografías antiguas en las redes sociales y en una de ellas aparece feliz en el pueblo, sentado en unas cuevas. Y mi comentario dice: Acuérdate, 60 países en 3 años! Y me entran ganas de enviarle esa foto, pero no sé si le irá bien porque quizá le entristece que ya no sienta esas ganas de viajar y de vivir, puede que le cueste reconocerse en ese chico de hace cuatro años. 

También me acuerdo de nuestro viaje a Valencia y de lo bocazas que fue cuando se le escapó que perdimos el bus. Siempre nos reíamos mucho de esa anécdota. Ahora en el viaje a Italia nos rayaron el coche. Mi amiga y yo lo hemos guardado en secreto, pero seguro que tú lo dirías sin querer en la cena (he vuelto a cambiar al tú sin querer, ves). Me parece muy tierno que no sepa ocultar la verdad, me gusta mucho eso de él.  

Y vendrá el invierno y no tendré su abrigo ni su calor, no dormiremos hasta tarde ni iremos a comprar churros al paseo. Se acabaron los mediodías de tupper en busca del sol, las tardes de lluvia de películas, las visitas a los museos, disfrutar de nuestra pequeña Barcelona. Y no podré dejar de pensar en lo solo que se debe sentir y en lo fuerte que está siendo por vivir lo que está viviendo. Esto no se acaba, parece que va a ser más duro de lo que yo me esperaba. 


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