Hoy me he despertado con el ánimo contento porque soy bankera, del mismo modo que lo es también el hombre que veo en estos momentos rebuscando en el contenedor de basura. Él también es banquero, aunque no lo sepa. Y listo: atizar el contenedor con una vara a pleno sol debe resultar mucho más penoso y maloliente que ahora, por el bochorno, por la pestilencia que desprenderán entonces las basuras. Me he dado cuenta de que siempre he querido ser banquera en mi fuero interno, aunque no lo sabía: algunas cosas ni te las planteas hasta que no te suceden por casualidad.
Ella también es bankera
Ahora que por fin soy bankera y vivo en un anuncio de televisión, el Eurogrupo ha decidido dar un respiro a la deuda soberana italiana y española y recapitalizar la banca de forma directa, sin que las decenas de miles de millones que se otorgarán se imputen como deuda y déficit públicos. Una alegría, la segunda después del fútbol, para Mariano Rajoy. También para Mario Monti, que lidera el Gobierno técnico de Italia. El domingo ambos países se la juegan en la Eurocopa, que es como la vida. Nosotros, como bankeros que somos, ya podemos estar contentos, aunque se produzcan asuntos menores como que la luz suba en julio un 5%, el Gobierno estudie subir el IVA del ocho al 18% en alimentación y hostelería o que el 1 de julio empiece el copago y repago de los medicamentos más usuales. Somos bankeros.