Revista Cultura y Ocio

Somos hijos

Publicado el 25 junio 2020 por María Bertoni
Somos hijosSomos hijosEl largometraje de Baldana se pre-estrenó en el quinto Festival Internacional de Cine Ambiental, que tuvo lugar online del 17 al 24 de junio. Allí ganó una mención especial por parte del jurado de la competencia latinoamericana de documentales, y el premio de la Red Argentina de Festivales y Muestras Audiovisuales (RAFMA).

La introducción y el cierre constituyen la marca editorial más evidente de Sintientes, documental que Juan Baldana filmó en San Francisco de Jujuy. Leídos con una voz en off, los textos en cuestión enmarcan el registro audiovisual de la evolución de varios talleres que, tal como adelanta el subtítulo del largometraje, apuntan a una «transformación posible» (y saludable) no sólo de los habitantes del pueblito sino del medioambiente, en este caso el ecosistema de las Yungas.

La decisión de comenzar y terminar el film con una enunciación refuerza la noción de fenómeno circular que se cuela en distintos momentos. Por ejemplo cuando se invita a recuperar los conocimientos ancestrales, cuando se insiste en la importancia del reciclaje, cuando se sugiere borrar el límite entre los actos amorosos de dar y recibir.

«Somos hijos; somos uno» se afirma en la introducción, y las declaraciones de los talleristas –maestros y alumnos– evocan la constitución de una comunidad consecuente con la Madre Tierra. En este sentido también resulta fundamental el trabajo de fotografía de Javier Grufi, Gastón Delecluze y del propio Baldana: además de hermosas, son conmovedoras las imágenes de campos sembrados, aguas cristalinas, verdes frondosos, cielos diáfanos, nubes al alcance de la mano.

La música original de Charo Bogarín evoca la reivindicación del arraigo a un suelo maltratado, y sin embargo generoso en colores, aromas, texturas, nutrientes. Las voces tímidas de dos vecinas expresan un amor atávico por el terruño: una recita algunas coplas dedicadas al Alto Calilegua; la otra entona los primeros versos del Saludo a la bandera de Leopoldo Corretjer.

Los planos de la iglesia de San Francisco, con su cruz levemente torcida, y las secuencias acordadas a tributos a la Pachamama insuflan un sentimiento de religiosidad irreductible a un credo. La divinidad en cuestión es la naturaleza.

Baldana filma en la escuela, en la salita de primeros auxilios, en terrenos labrados, en callecitas, también en basurales improvisados del pueblito jujeño. Los residuos arrojados sin criterio recuerdan que la Humanidad se encuentra –según palabras de la introducción– entre un nuevo paradigma y la extinción.

«Si ellos se olvidan de ustedes, ¿ustedes por qué no se olvidan de ellos?» le pregunta un tallerista a un baqueano. Ellos son los políticos, adivinamos y de paso encontramos otra marca editorial en este documental sobre la transformación sociocultural que una o varias ONG impulsan a través de sus talleres de apicultura, agroecología, fitoterapia, tejido, alfarería, albañilería en un rincón de la provincia que el contador Gerardo Morales gobierna desde diciembre de 2015.


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