Revista Opinión

¿Somos nuestra profesión? ¿De qué vamos?

Publicado el 12 julio 2013 por Jocoma

¿Somos nuestra profesión? ¿De qué vamos? Cuando alguien te ha preguntado alguna vez en qué trabajas, ¿no te has sorprendido a ti mismo contestando “Yo soy pintor”, por ejemplo? Es normal pero si profundizamos veremos que no tiene sentido. Aunque de hecho, este fenómeno apunta hacia un sentir que dice mucho de un error básico. ¿Realmente somos la profesión en la que trabajamos?
Conozco a un oftalmólogo al que le comenté un día cuando lo vi por la calle que había escrito una reflexión en Dales titulada “El porqué del blanco en el ojo humano”. Le resumí lo que había en él y comentamos un poco sobre ello. Le dije que tenía medio configurado un artículo nuevo “El blanco en el ojo humano II” en relación con el mismo tema, ya que con el tiempo había observado algunos errores en el primero, pero sobre todo que había fallado yo en el enfoque principal y quería rectificarlo con este segundo. Vi algo de “superioridad” en él cuando me decía que yo estaba un poco verde en el asunto y que debía estudiar un poco más. Algo así como diciendo: “¿Cómo te atreves tú, vil mortal  advenedizo, a meterte en camisa de once varas en un tema reservado sólo para los elegidos?” Quizás exagere pero algo me dijo que los tiros iban por ahí. Pasé de ello porque a mí lo que me interesaba era profundizar un poco en algo que se me había ocurrido y que quizá nos diera luz para entender algunas cosas. No iba a ser yo quien le “ayudara” a bajar del pedestal. ¿Quién soy yo realmente para hacer algo así? Quedamos en que le enviaría por correo electrónico a su clínica el enlace al primer artículo y el borrador del segundo. Esperé, esperé y esperé a que me contestara haciéndome algunas observaciones, pero se ve que iba muy ocupado y no tenía tiempo para esas cosas (otro médico amigo, en un caso similar sí me ayudó) (“Ladiabetes: Un peso incómodo que marca”); al final opté por publicarlo como lo tenía y enviarle el enlace a los dos artículos para que les echara un vistazo. Nunca me contestó. Nunca tuvo tiempo para hacer siquiera un comentario en el blog. Cuando fui un día a su consulta, sin yo decirle nada, empezó comentándome que lo había visto pero que no había habido manera de entender “aquello”. Me hizo un dibujo sobre la mesa y me explicó qué era la córnea. A mi entender la córnea no entraba para nada dentro de la tesis que buscaba una explicación de porqué los iris de los animales ocupan la frontal de casi todo el globo ocular. Acepté que llevara el asunto por el camino del “experto” y le reconocí mi ignorancia, pero me atreví a preguntarle sobre qué le parecía la tesis de fondo de “porqué el iris del humano es más pequeño que el de los animales”. Me contestó que eso no lo había visto nunca por ningún sitio y rápidamente me llevó de vuelta al terreno de sus expertos conocimientos… y lo dejé estar definitivamente.
¿Somos nuestra profesión? ¿De qué vamos?
Si observamos y dividimos las 24 horas del día en tres partes, podremos ver que un tercio de la jornada lo utilizamos en el trabajo, otro para dormir y el último para “nuestras cosas”. Bien visto quizás deberíamos recortar un poco del trabajo y ampliar el tercio “para nosotros”. Aceptamos que a nuestra sociedad no hay más remedio que darle parte de nuestro tiempo para obtener dinero y vivir, pero la mayoría de las veces ocurre al contrario, le recortamos a “nuestro tiempo” y ampliamos el del trabajo. Alguien me podrá decir que cuando encontramos una profesión que nos llena, es lícito que le entreguemos nuestra vida y que esto nos realiza. Sólo puedo estar de acuerdo con ello en parte. Depende del concepto de la vida que tengamos cada cual. Yo me planteo ¿qué es más importante la parte del trabajo o la personal? ¿A qué dedicamos la parte “nuestra”? A mi entender, mala cosa es que tu vida sea una profesión. A través de ella puedes descubrir cosas, pero entiendo que puedes “ver”  mucho más si no estás condicionado por tu trabajo, pero sobre todo te perderás cosas si te consideras un genio salvavidas que te irá cerrando puertas de entendimiento sin que te des cuenta. Tú no eres tu profesión. ¿Qué cabe esperar de una persona que dedica dos tercios de la jornada a su trabajo?
¿Somos nuestra profesión? ¿De qué vamos?
Es muy gratificante “ir de algo” que dominas en la vida. Te encuentras por encima de los demás y ello te sitúa en un lugar desde el que eres respetado, considerado y admirado, pero no es menos cierto que te pierdes algunas cosas en las relaciones con los seres humanos. “Yo soy abogado”, o “Soy ingeniero” o lo más grande “Yo soy médico”. En general, estas personas deben tener un mal karma porque no se realizan en lo verdaderamente importante: En el fondo de sí mismos, en el SER. Tienen muchos impedimentos, sobretodo algunos médicos que sólo hablan entre ellos considerando al resto de las personas como “la otra casta”, viven tan plenamente su profesión con sus guardias, sus clínicas particulares y sus trabajos en el hospital o ambulatorio, que por mucho que te digan que sí ven a los humanos, es evidente que se pierden muchas cosas. Desde la independencia se puede ver más.
¿Somos nuestra profesión? ¿De qué vamos?
No deberíamos confundir nuestra profesión con el SER; un poquito de humildad, algo de sencillez y una mirada sincera “hacia dentro” nos vendrían bien. Sobretodo porque todo aquello que nos aparta de la comprensión y la humanidad nos hace precisamente menos humanos, aunque salvemos vidas o descubramos cosas investigando en la ciencia. Puede que “triunfar” no sea lo que pensamos. Podría ser una trampa. Crees que estás “ganando la vida” y a lo peor resulta que la estás perdiendo. Y trabajando, y haciendo dinero, y más dinero, y yendo de doctor, y la vida pasando sin apenas darte cuenta, sin percibir lo verdaderamente importante. No deberíamos estar tan identificados en la interpretación de nuestros papeles. Con todo esto, las personas no tendremos tiempo de averiguar quienes somos en realidad. Nos construimos un castillo para que nadie pueda invadirlo; estamos tan preocupados manteniendo sus murallas, que nos encontramos con que no vemos en su interior el tesoro que poseemos y donde se guardan las verdaderas riquezas de la vida.
¿Somos nuestra profesión? ¿De qué vamos?
Caña al orgullo distractor y mal entendido que surge de una profesión y que nos impide ver.
¿Somos nuestra profesión? ¿De qué vamos?
Dales Caña. Artículos relacionados: 22-11-2012 “El porqué del blanco en el ojo humano” 16-04-2013 “El blanco en el ojo humano II” 25-01-2013 “La diabetes: Un peso incómodo que marca

Joan-Llorenç [email protected]
  Este artículo pertenece a la sección: Humanismo   Puedes entrar en esta sección y ver si te interesa algún otro artículo.


Volver a la Portada de Logo Paperblog