Sin caer en un discurso espamentoso 'anti-download', Diego Frenkel (de La Portuaria. Bueno, ex) dijo en una entrevista que prefería comprarse discos, y que además no le parecían tan caros...
Me pareció bárbaro, porque es común escuchar argumentos corporativos defendiendo las leyes de Copyright, el valor del producto legal, y la importancia de la subsistencia de los músicos y otros involucrados en el negocio de la música...
Pero Frenkel no toma partido desde su papel de músico, sino como un consumidor normal como vos, diciendo algo que nadie dice: que los discos no son tan caros... ¿Pero es así?
Si cuando era chico y tenía que ahorrar un buen tiempo para comprarme un disco me hubiesen dicho que hoy iba a poder escucharlo gratis, no lo hubiese podido creer... Y ni siquiera estoy hablando de bajarlo y tenerlo para mi, sino de escucharlo 'on line'...
Uno se acostumbra fácil, y comparado con 'gratis' cualquier precio es caro, pero a lo mejor Frenkel tiene razón, y un disco no lo es tanto... Aunque parezca aterradora la idea de adquirir 'nada más' que uno o dos discos al mes (por ejemplo), hay que reconocer la cantidad de música que nos hemos bajado 'porque si', y que a veces ni siquiera escuchamos...
Suponé que destinás $100 por mes a algo que te gusta... ¿Te parece mucho?... Bueno, son dos discos (o tres, o uno, depende). Si sos de la generación que ha comprado discos, tratá de acordarte y decime si ese no sería un promedio 'histórico'...
A ésta altura quiero aclarar que no estoy planteando ésto desde el punto de vista ético -que en definitiva suele ser el eje de la discusión- sino desde la mirada personal del que disfruta la música... ¿No te pasó que después de volverte loco teniendo todo lo que querías sin pagar, empezaste a añorar lo que era decidir, ir a comprar y llegar a tu casa a escuchar un disco?
Habrá que ver que camino sigue la industria... Por un lado se revaloriza el 'objeto' editando y reeditando albumes a todo lujo -incluso en vinilo- y por otro está el mercado digital de iTunes, cuyo catálogo crece permanentemente.
Esa comercialización de mp3 parece funcionar bastante bien en México y Centroamérica en general -hablando del mercado en español- pero no tanto en Argentina, donde seguimos aferrados al formato 'físico' (aunque el término 'físico' me sigue sonando raro), con la tapa, el librito, etc... Alma de coleccionista, que le dicen.