Este es uno de los muchos momentos estelares de los que son protagonistas. No obstante, así como muchas de sus apasionantes interacciones me hacen sonreír, otras me provocan reflexiones inesperadas. Una tarde, mientras jugaban en el aula, esta misma niña cogió un camión de juguete y se puso a hacer como que lo conducía. Acto seguido, su compañero la miró algo mosqueado y, sin poder resistirse, le espetó muy convencido que "las niñas no tienen camiones". La otra, que no se dejó achantar tan fácilmente, le respondió con un "¿Y eso por qué?". "Porque las niñas no son valientes", fue la rotunda contestación del pequeñajo. A continuación, se enzarzaron en una breve discusión típica de críos en las que los argumentos del porque sí y porque no dejan paso con rapidez a otro tema de interés, pues no olviden que su capacidad de atención -así como de rencor- es bastante reducida a estas edades.
Aunque no con frecuencia, algún que otro momento de este estilo se repitió, hecho que no dejó de sorprenderme. Más que nada, porque con los esfuerzos que se están llevando a cabo en la actualidad por desterrar los estereotipos de género, me asombra e inquieta que en edades tan tempranas se escuche todavía un "las chicas no son fuertes" o "las chicas no hacen eso". Sin embargo, ante aquel diálogo de camiones y niñas valientes, me vino en seguida a la cabeza esa imagen de los dos imitando a sus padres, de esos pinchos y cervezas que tanta gracia les había hecho. Y pensé que, en efecto, los niños y niñas observan, descubren, analizan, pero sobre todo copian. Copian a sus padres, sus profes, sus amigos, y al mundo que los rodea, donde a veces se transmiten mensajes erróneos de manera imperceptible. Tenemos una responsabilidad mucho mayor de la que somos conscientes, en realidad.Sí, es posible que esto no sean más que chiquilladas, y lo son, de hecho. Pero, aún así, creo que es importante no bajar la guardia y recordar que esa gran capacidad de imitación puede ser un arma de doble filo. Por tanto, pienso que es mejor que entiendan -o que les enseñemos, más bien-, ahora que están a tiempo, que no hay cosas de niños (masculino, plural) para que en el futuro no se conviertan en adultos que le ponen género a la valentía... ni a los camiones.