Revista Psicología

¿Son las nuevas tecnologías una amenaza para nuestra sexualidad?

Por Convictorius @convictorius_

En 2007 tuve la oportunidad de hacer escala en el aeropuerto de Osaka (Japón) y lo que estos ojos tuvieron la oportunidad de ver, fue una postal digna de la serie animada “Los Supersónicos”. La tecnología me encandilaba las pupilas como la vez que José Arcadio Buendía conoció el hielo en Macondo.

Sin embargo, años después leí un artículo titulado: “Japón, el Imperio de los Sin Sentidos”; en clara alusión a la célebre película porno de los años 70: El imperio de los sentidos (1976).

En el texto se relata la crisis que viven las parejas japonesas por culpa de la apatía sexual, sobre todo por parte del género masculino, quienes prefieren drenar sus necesidades carnales en extrañas casetas llamadas “sex box”, donde se entregan a los placeres del onanismo, acompañados de su soporte audiovisual respectivo.

Pero el tema no termina allí, el llamado Gigante Asiático presenta año tras año menores índices de natalidad, al punto de que el Gobierno teme perder un tercio de la población (126 millones de habitantes) para el año 2060.

El diario “The Guardian”, sostiene que

61% de los hombres y 49% de las mujeres solteras, entre 18 y 34 años, no mantiene ningún tipo de relación sentimental y un tercio de los menores de 30 nunca ha tenido una cita.

Si observamos este referente y lo comparamos con el cada vez más preocupante aislamiento social que padece el mundo occidental, a causa de las redes sociales y las plataformas de mensajería como Skype, Telegram y Whatsapp; entonces creo que debemos poner nuestras barbas en remojo.

Comparemos por ejemplo cómo acontecen las dinámicas comunicacionales en países donde hay poco acceso a la tecnología ¿cómo son sus relaciones vecinales, laborales, familiares y de pareja?

¿Es acaso el egocentrismo una característica inherente a las nuevas tecnologías?

¿Hasta qué punto la redes sociales nos acercan o nos alejan del contacto físico y la necesidad de materializar nuestra sexualidad?

Y no con esto quiero hacer una apología del subdesarrollo; levantar las banderas de lo absurdo y afirmar que vivíamos mejor cuando apenas existía la radio.

No obstante, es bueno encender las alarmas y colocar cada cosa en su justo lugar. Replantear las normas de etiqueta y entender que un emoji o un “Me Gusta” nunca podrán compararse con todo el caudal de emociones que suponen el roce de unos labios.

¿Y tú, qué opinas, cómo afectan las nuevas tecnologías tus relaciones personales y de pareja?

Photo: Xakata

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