Víctor Alvarado (publicado en paginasdigital)
Para los que piensan que en El Oriente Medio no existen buenos realizadores, les recordamos algunos de ellos: Los iraníes Panahi, Kiarostami, Farhadi o el israelí Era Kolirin. Mohamed Al-Daradji (Irak), conocido por Ahlaam (2005), es un ejemplo de que se puede hacer cine de notable calidad con muy pocos medios.
El argumento gira en torno a un niño y su abuela que buscan desesperadamente al padre del chico, desaparecido durante los años de la dictadura de Saddam Hussein. Por ello, recorrerán todo el país con la esperanza de encontrarlo vivo.
El director, Mohamed Al Daradji, ha hecho un gran trabajo, tanto en la dirección de los actores como en la escritura de un guión, que ha sido elaborado después de un amplio trabajo de documentación, pues surgió cuando se descubrieron una serie de fosas comunes en Babilonia en las que se encontraron los cuerpos del genocidio cometido por las marionetas de Saddam Hussein sobre algunos árabes y la población kurda. Este dato tocó el corazón del director, que estuvo durante cuatro años preparando y escribiendo el texto después de haber llorado desconsoladamente al comprender la magnitud del suceso.
El objetivo principal era explicar el modo de pensar de dos generaciones. La de la abuela expresa el sufrimiento por la desgraciada situación, mientras que el niño representa a la esperanza y al futuro.
Por otro lado, Mohamed Al Daradji ejerce de embajador de la “Campaña por las Personas Desaparecidas en Irak” , por lo que toda su filmografía se centra en denunciar el genocidio cometido sobre sus compatriotas kurdos, que fue uno de los argumentos de peso, que se barajaron entre los partidarios de la segunda intervención militar por parte de las tropas aliadas.
Su película fue la candidata a la Mejor película de Habla no Inglesa por Irak a los Óscar 2011. En el Festival de Cine Europeo de Sevilla Obtuvo el Giraldillo de Oro a la Mejor película y del Premio del Jurado Campus. Sin embargo, nos ha sorprendido la intervención del actor protagonista que demuestra un talento natural, a pesar de su corta edad, siendo capaz de transmitir el sentimiento adecuado para cada escena, que camina entre la risa, el llanto y matices intermedios.
Por último, esta producción intenta cerrar las heridas provocadas por el tremendo hecho, proponiendo la reconciliación como la mejor de las soluciones. El cineasta ha mostrado la cara más amable de la religión musulmana un tanto idealizada, aunque se olvida de hablar de sus puntos negros como el llamamiento a la Yihad o a la persecución de los cristianos. De todas formas, se demuestra que, mediante diálogos sencillos, se puede hablar de la fe sincera de los creyentes del pueblo llano. Además, Son of Babylon (2009) expresa los dos modos más clásicos de afrontar una situación traumática de ese calado, tal y como se observa en el diálogo que a continuación le ofrecemos:
-¿Tengo alguna otra opción? No tengo a nadie. Tiene que conocer a su padre.
-¿Cómo sabes que todavía está vivo?
-Yo soy su madre y creo en Dios.
-¿Cómo hablas de Dios?¿Para qué necesitas a tu hijo, si tienes a Dios?
-Dios no puede ser cuestionado. Esto es culpa de los seres humanos, no de Dios. No tenemos derecho a cuestionar a Dios.
-Hace dos años que no veo a mi hija. Se lo pedía a Dios sin cesar. ¿Por qué no puede hacer que vuelva?