Revista Arte

Sordidez a pleno sol

Por Lasnuevemusas @semanario9musas
Hay algo de macabra lentitud en la novela de Samanta Schweblin Distancia de rescate (Random House Mondadori, 2014), algo que se muestra y escamotea a lo largo de ciento veinticuatro páginas.

"Algo pequeño e invisible que lo ha ido arruinando todo", una especie de puzle siniestro, un horror a pedazos que cede en pequeñas dosis de frialdad y se prolonga hasta que el lector confía en que ha arribado a algunas certezas y allí es donde la reconstrucción de esa pesadilla luminosa entorpece la razón y vuelve más extraña aún las posibles respuestas.

Sordidez a pleno solLa reminiscencia de una estadía en la casa de verano que Amanda y su hija alquilan para la temporada ocupa toda la narración, conectando un único diálogo con David, el niño de las manchas, el del cuerpo enfermo que no ha recuperado el soplo original de su espíritu, el rechazado por su madre: "Era mío. Ahora ya no."; una conversación al borde del tiempo y las réplicas, que por momentos se vuelve perturbadora en las elipsis y en las rotundas afirmaciones, un miedo que crece porque se rompe el hilo que sostiene esa distancia de rescate, ese mal que siempre acecha y que se burla con la cercanía, pero que ante el rigor de lo inevitable se quiebra y lo desmorona todo entre madre e hija.

Pero el comienzo de la desesperación estaba allí desde antes, se inicia en los cultivos y se revela en los caballos, en los patos, en la niña de la cabeza gigante, algo que se vigoriza con la fiebre, que se atisba en las sentencias de David ("Somos treinta y tres, pero el número cambia"), entonces ocurre lo sobrenatural como efecto de la intriga agrotóxica, un dato alarmante de la realidad que amenaza silenciosamente a todos los habitantes, un terror que no se disuelve en el tiempo porque su puntualidad no admite intervalos para la comprensión, solo queda lo indescifrable y el horror en las plantaciones. ¿Pero hacia dónde la empuja David forzándola a una evocación? Hay un poder, hay una visión, un ojo que no está en la cabeza, Amanda está viendo sin ojos, es ya el narrador que tiene respuestas parciales, y también el espacio impotente del sufrimiento.

En Sordidez plenoDistancia de rescate una cinta invisible organiza en tono realista y perturbador las relaciones entre los hijos y sus madres, como marca de una generación que se vincula complejamente con la maternidad, que admite un extrañamiento en las costumbres y los mandatos, que reflexiona sobre las trampas de la biología, que ofrece otra perspectiva de la requerida normalidad y las imposiciones culturales porque está obligada a discutir ciertas herencias, en tal sentido, acaso un ajustado vínculo con otro texto de la autora, Conservas, en Sordidez plenoPájaros en la boca (Lumen, 2010) viene a mostrar la concepción como un acontecimiento desgarrador que aterra y entorpece las aspiraciones de la futura madre que entre un tímido remordimiento y una firme resolución halla un subterfugio fantástico para la interrupción del proceso de su gestación.

Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) nos entrega su primera novela, inusitada en la literatura argentina, como un desprendimiento de otro de sus libros, Sordidez plenoSiete casas vacías (Páginas de espuma, 2015), "[...] es una novela que nació de este libro. Distancia de rescate era un cuento que pertenecía a este libro. Un cuento que me dio mucho trabajo y cuándo entendí que el problema era un problema de longitud quedó afuera de este libro".

Distancia de rescate ganó en noviembre del 2015 el premio Tigre Juan de novela.

Web de la autora.

Desde el sur del Sur escribe Adriana Greco.

Sordidez a pleno sol

Adriana Greco


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