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Después de nuestra semana por el norte nos fuimos unos días a Auckland, la capital económica de Nueva Zelanda, que no la política, que es Wellington. Concretamente estuvimos en un pueblo de las afueras de la ciudad llamado Silverdale, en la granja de la familia Booth (Stewart, Sharon y Preston) que, casualidades de la vida, son familia directa de nuestra familia en Kerikeri.
El padre, Stewart, es veterinario y justamente el fin de semana que llegamos tenía guardia de esas de 48 horas. Gracias a eso le pude acompañar a un parto ovejuno que se había complicado. Resulta que el alumbramiento había empezado hacia medio día, pero el cordero estaba mal colocado y sólo sacó la cabeza (no le culpo, hacía mucho frío). Anocheció y el dueño de la oveja decidió que ya era hora de llamar a Stewart. ¿En serio? Tiene a una oveja sufriendo durante horas y espera a que anochezca para llamar al veterinario de guardia. Claro que sí, campeón. Fuimos para allá y Stewart me fue explicando el plan: si el cordero está muerto es sencillo, lo decapito y el resto del cuerpo sale fácil. En caso de que esté vivo habrá que luchar un poco y ver si tenemos suerte, la clave es el lubricante, como en Caminos.
Llegamos al prado de la maternidad y nos encontramos a la oveja tirada en el césped con cara de “la comadrona es una cabrona”. El cordero estaba vivo y tenía la cabeza como un melón debido a la presión que tenía en el cuello. Sin problemas. En unos diez minutos Stewart estaba dando vueltas sobre sí mismo con el cordero agarrado por las patas traseras (para despejar las vías aéreas) y la madre seguía en el suelo como Jabba el Hutt en “El retorno del Jedi”. Finalmente la madre echó a correr sin el cordero así que quedamos que el señor lo llevaría a una escuela donde lo criarían con biberón. Tendremos fe.Sharon es pastelera, cocinera y artesana. El día después de llegar estuvimos preparando un montón de cupcakes para el baile de graduación de Preston (como los de las películas).En casa de los Booth nosotros estuvimos ayudando a Sharon con su actividad artesanal principal: artesanías vintage (Vintage Vixen es su empresa). Yo estuve desmantelando palés a martillazo limpio y Marina estuvo ayudando a Sharon a construir cajas con los tablones de dichos palés, a hacer una especie de señales o carteles envejecidos… Unos tienen la fuerza y otras la inteligencia, en principio.
Así que la vida por aquí, como se puede ver en la cara de sufrimiento de Marina, durísima.
Todo este sufrimiento se sobrellevaba gracias a la compañía de Poppy, una cachorrita de Stafordshire Terrier, y Brie, una mezcla de labrador que parecía una fregona gigante. Nos lo hemos pasado pipa, vamos.
Uno de los días que estuvimos allí nos fuimos a Auckland, a ver la ciudad. La verdad es que es bastante pequeña, pero tiene su encanto. Está construida alrededor de una bahía de tal forma que puedes moverte en autobús, si no tienes prisa, o en ferry (por el mismo precio).
Hicimos un recorrido de varias horas que se llama “coast to coast” que enlaza las dos costas de Auckland mediante zonas verdes y volcanes, todos extintos presumiblemente. El recorrido está bastante bien pero está señalizado de forma extremadamente deficiente. Lo dejaremos aquí para no hacer sangre.
Pudimos rodear el cráter de uno de los volcanes, jugar en parques infantiles, hacer tirolina, perdernos (literalmente) por los jardines de un museo y por los alrededores de un centro de menores y cárcel… lo que nos dio un pelín de miedo ya que unos días antes habíamos visto “Once were warriors” (en castellano “Soldados de antaño”) que es una película sobre la decadencia de los maorís de los suburbios de Auckland de los años noventa. Algo así como el cine quinqui de España de los ochenta (“Perros callejeros” con Torete como protagonista, etc.) pero con gente enorme y algo más morena. Y en inglés, claro. ¿Os imagináis a un quinqui español hablando en inglés? Yo tampoco.
El día grande de turismo lo dedicamos a la Península de Coromandel. Alquilamos el coche más barato que Marina encontró por internet y... cuando fuimos a buscarlo nos hicieron lo que aquí llaman “big upgrade” que es lo que nosotros conocemos como “sólo nos quedan coches caros… tomad un coche caro, suertudos”.
Así que mientras nosotros esperábamos un coche compacto casi de cartón nos encontramos con un Subaru con cambio de marchas secuencial en el volante. ¿Alguna queja? Madre mía, qué coche. Y sólo eran las ocho de la mañana.
Condujimos tres horas sin parar, por supuesto imitando el ruido de un fórmula uno al cambiar de marchas, hasta llegar a la zona de la península de Coromandel, cuya costa se encuentra salpicada de islas grandes, pequeñas y medianas.
El lugar más famoso es la Cathedral Cave, que es un túnel que se ha formado en unas rocas enormes a la orilla del océano. Es un poco como los doce apóstoles que vimos en Australia pero a escala hobbit. Realmente el lugar más famoso es una playa en la que si escarbas un poquito en la arena brota agua caliente pero se nos pasó la marea baja así que lo vamos a omitir.
Los paisajes muy bonitos todos, estamos en Nueva Zelanda, y los guiris muy tontos en general, como en todas partes. Y para muestra, un botón.
Pero para guiris nosotros, que llevamos ya un año de vacaciones.
Enrique & Marina
English versionAfter spending a week in the North of New Zealand, we went for a few days to Auckland, the economic capital of the country but not the political capital, which is Wellington. To be precise, we spent most of our time in a northern suburb of Auckland called Silverdale, in the Booth's farm (Stewart, Sharon and Preston). And casually, they’re direct family of Kristine and Paul, our family in Kerikeri!On one hand, Stewart, the father, is a vet and he was on duty the first 48 hours we were with them. So Enrique could go with him to deliver a lamb that was having trouble. Apparently, the labor started at midday but the little lamb wasn’t in the proper position to go out so its head was the part out (I would do the same, Auckland was too cold that day to go anywhere). It got dark and the farmer decided to call the vet then. Really? Yes, someone had a sheep suffering for hours and call the vet just when it was dark as hell! Good on him. Stewart told Enrique the options of the case on their way: if the lamb was dead, easy, they’d cut its head and the rest of the body would be easy to remove; if the lamb was stil alive, they’d have to fight a little bit with it, the key is good lubrication. We got to the maternity paddock and we found the poor sheep with eyes like saying: “call the midwife, please”. The lamb was alive and its head was as big as a melon because of the pressure around its neck. But no problem, at all. Stewart had the lamb in his hands ten minutes after, holding the legs of the little animal to help it breathing. The sheep was still laying on the ground and a while after decided to run away from its own lamb. The farmer assured he will take the lamb to a school-farm in the morning where it will bottle feed. We hope he really did.Ono the other hand, Sharon is a baker, a cook and, over all, a crafter. The day after our arrival, we iced lots of cupcakes for Preston’s after-ball party (yes! A proper ball like in the movies!!! I’d love to have had one to dress up!!!-That’s Marina’s personal comment, as you may guess-)
At the Booth’s we mainly helped Sharon with her vintage creations (her small business is called Vintage Vixen). I disassembled with a hammer and a power-saw pallets that she uses on her projects while Marina was painting, sanding or aging boards. Ones are strong other are intelligent, I think that’s the saying.
So, our life here in Down Under, as you can judge by Marina’s face, is really really hard.
But we could cope with all this suffering playing with Poppy, a blue Stafordshire Terrier, and Brie, a brown Labradoddle that becomes lovely white after going to the groomers. Summarizing, we had great fun at Silverdale.
One of the days we decided to go sightseeing to Auckland. Auckland is small but really interesting. It’s placed around a huge bay that makes a great natural harbor, too. You can travel from one place to another by bus or by ferry, which is faster.
A part from taking the ferry to Devonport, we walked a track called ‘Coast to Coast’ which obviously links both coasts of the city. The track tries to link the main volcanoes and other attractions of the city through gardens and green areas. The tour it’s quite interesting but the signals showing the directions were extremely weak. We won’t tell more about it, we don’t want to seem rude.
Doins this hike, we could walk around the biggest crater, play in different playgrounds, zip in a park, get lost (literally) in the Auckland Museum Domain and wander around the prison and the under-age correctional centre. We didn’t find these last two places so cool specially after watching the movie ‘Once were warriors’ about a month ago. In Spain we also have an equivalent cinema trend and the characters were actual bad guys from the poor suburbs of the big developing cities during the 80’s and 90’s such as Madrid and Barcelona. We call this trend ‘Quinqui cinema’, and ‘quinqui’ means something like delinquent-sketchy-downtown-poor-guy.
Besides, we visit the Coromandel Peninsula in another of our free days. We hired a car, the cheapest and smallest I could find on the Internet those days and when we went to the garage to pick up the car… they gave us what they call a ‘big upgrade’ which is what we actually call a ‘we don’t have any crappy cars but we have to keep all of them moving so here you have this expensive car… lucky bastards’.
So, although we expected a rusty old kettle with wheels, we found a Subaru Legacy Sport hatchback with paddle shift. Any complains? No, at all, what a car!
We had to drive for about three hours to get there (well, Enrique did), muttering the noise of a formula 1 car (well, Enrique did that, too). The coast of the Coromandel peninsula is full of different islands of different sizes and really nice beaches.
The most famous place in the area is the Cathedral Cave, which is a great tunnel formed in a rock cliff by the sea. It’s slightly similar to the Twelve Apostles in Australia but at ‘hobbit’ scale. The most visited place, though, is the Hot Water Beach where you can dig you own spa in the sand when it’s low tide. But we missed the low tide and the spa. Never mind we could have a spa back at the farm.
The views, very nice all of them. Of course! it’s New Zealand! And the sightseers, very dumb in general, as everywhere else. Evidence here.
Smart sightseers? That’s us: it’s been a year on holidays, already!
Enrique & Marina