
Suspicion (Alfred Hitchcock, 1941. EEUU): notable ejercicio de suspense de Hitchcock, a partir del sinvivir de una esposa por el carácter interesado y vividor de su marido, un, en apariencia, granuja buscavidas. Su, aquí, chirriante hándicap viene a ser el hollywoodiense happy end (el propio maestro se quejó de esta concesión en su entrevista con François Truffaut a principios de los años 60), el cual choca con la habitual pericia de su autor para crear misterio, a la que ayuda una Joan Fontaine, galardonada con el Oscar pero que sin embargo lo mereció más por la más conseguida Rebeca, del año anterior.










