Por Patricia O. (Patokata) desde Uruguay
Cuando el desconocido traspasó las enormes compuertas de metal, no dijo nada; simplemente entró, caminando con paso lento y dejando tras de sí un paisaje desolador. Sin mirar a los lados, se sentó ante una mesa, hundió la cabeza entre sus agotados brazos y se quedó dormido; ante la mirada comprensiva, y aliviada, de quienes lo vieron llegar y ahora lo rodeaban. Se veía muy sucio y su cara estaba tapada por una espesa barba de meses, quizás años. Cuando despertó, tenía ante sí un gran montón de hojas y varios lápices de puntas afiladas. Se restregó los ojos, tomó una de las blancas hojas y uno de los lápices y comenzó a escribir:
"Mi nombre es Montag, soy El Eclesiastés..."
(Inspirado en Fahrenheit 451)
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El 5 de junio de 2012, a los 91 años otro genio de la literatura se fue a pasear entre las estrellas: Ray Bradbury, escritor del género fantástico, terror y ciencia ficción. Un autodidacta que no pudo costearse sus estudios universitarios y decidió aprender en las bibliotecas. Su primer obra publicada fue “Crónicas Marcianas” en 1950, tres años después “Fahrenheit 451”, la única de sus obra que él consideró de ciencia ficción, pues insistía con que sus géneros eran la fantasía y el terror. Autor además de múltiples relatos, novelas y hasta obras de teatro. También trabajó como argumentista y guionista en numerosas películas y series de televisión, entre las que cabe destacar su colaboración con John Huston en la adaptación de Moby Dick para la película homónima que éste dirigió en 1956.Ganador de varios premios durante su vida, el último recibido en 2007: Mención especial al Premio Pulitzer por su “distinguida, prolífica y profundamente influyente carrera como un incomparable autor de ciencia ficción y fantasía”
"No escribir, para muchos de nosotros, es morir.
Debemos alzar las armas cada día, sin excepción, sabiendo quizá que la batalla no se puede ganar del todo, y que debemos librar aunque más no sea un flojo combate. Al final de cada jornada el menor esfuerzo significa una especie de victoria. Acuérdense del pianista que dijo que si no practicaba un día, lo advertiría él; si no practicaba durante dos, lo advertirían los críticos, y que al cabo de tres días se percataría la audiencia.
Hay de esto una variante válida para los escritores. No es que en esos pocos días se vaya a fundir el estilo, sea lo que fuere.
Pero el mundo le daría alcance a uno, e intentaría asquearlo. Si no escribiese todos los días, uno acumularía veneno y empezaría a morir, o desquiciarse, o las dos cosas".
Ray Bradbury
fuente de la imagen: http://www.zoomnoticias.com.ar