Revista Cultura y Ocio
Por Lourdes Bermejo
(El contenido específico al que hace referencia este post aparece en el minuto 11.30 del vídeo)
Viendo el regalo que nos ha hecho la televisión de estos malos tiempos, el inefable Follonero, me reconcilio con la profesión. Jordi Évole se mueve en la delgada línea roja que va entre la provocación y la información con una naturalidad que en ocasiones desarma a sus interlocutores.
De todo este vídeo, el del programa emitido el viernes, 1 de abril, en La Sexta, y dedicado a las reacciones ante la homosexualidad en varios ámbitos, me quedo con las respuestas de nuestros 'nacionales', léase las maricas de Chueca, ante preguntas sobre inventadas disparatadas propuestas que habría hecho el PP. ¿Qué puedo decir? Me encantan.
A un chico le preguntan si está de acuerdo con permitir el matrimonio gay solo en pueblos de menos de 300 habitantes. Su desconcierto es tal que hace gracia. 'Pero ¿qué vamos a repoblar nosotros?' contesta con total inocencia.
Otro mucho menos recatado, se muestra partidario de cambiar el nombre de matrimonio por el de matrimoñas, si es entre dos personas del mismo sexo. El caso es casarse: 'como si lo llaman minestrón'. Buena forma de castellanizar el totum revolutum de la sopa de verduras italiana. Éste no va más allá en el debate ni etimológico ni de ningún otro tipo. Genial, y muy español.
Después están los que representan la esencia nacional: ir a lo suyo. Un gay de avanzada edad al que se le dice que matrimonios del mismo sexo tendrán que redimirse aceptando convivir con un anciano, piensa un minuto y después contesta sin rubor: 'sí, correcto'.
En el extremo opuesto está el jovenzuelo ávido de marcas que admite 'si tiene dinero el abuelo, si, mientras no nos quite el Dolce & Gabbana...'.
Adoro a las maricas patrias. No hay más que ver la respuesta de los europeos a estos disparates 'Si hay amor detrás, podemos hacer muchas cosas'. Ya ven, Spain is or not different? Pues mi Chueca, más.