‘SplatterHouse’ es una gran franquicia, por lo menos para un servidor. Cuando se anunció hace ya algún tiempo para la nueva generación, tengo que reconocer que tuve mis reticencias, ya que temía que se pusiera en peligro la jugabilidad de la que tanto disfruté en su momento con mi Megadrive al lado, la vieja tele de mi tía abuela, y mi primo, con el que hacía auténticos maratones en este juego para terminarlo de una sentada. Y es que nos apoltronábamos desde por la mañana en esos días calurosos de verano delante de la pantalla y amanecíamos al otro día con los ojos amoratados, pero sedientos de más y más aplastamiento, sangre, seres deformes, música 16 bits y Rick, ese gran personaje de máscara al canto, dopaje hasta el culo, sentimiento vengativo y piba desaparecida entre casquería y ambiente malsano.
No voy a hacer un análisis de la nueva versión en tres dimensiones, pero sí quiero llamar la atención, resumiendo mucho, sobre un título que ha ganado enteros con el paso de los años y que incluye además los tres juegos de antaño, que irán estando disponibles a medida que vayamos abriendo fases. No es un juego que merezca caer en el olvido y ser calificado luego por los foros y debates como un ‘sleeper’. La verdad es que sería una pena, teniendo en cuenta todas las virtudes del mismo.
Terror, gore, gran cantidad de escenarios y enemigos, nuevos golpes especiales y mejoras que hacer a cada paso; gráficos coloridos a la par que enfermizos, música muy cañera que acompaña perfectamente, un personaje con carisma, jefes colosales y variados; historia a base de flashes, buen doblaje y maravillosas conversaciones entre la máscara y su portador; cambios a la perspectiva horizontal para disfrutarlo en HD pero como se jugaba antes; y, sobre todo, esa máscara abusiva, apremiante, dominadora y sedienta de sangre. Un modo berseker, la posibilidad de curarnos a base de la sangre ganada con esfuerzo, y el poder hacer uso de cada arma, miembro amputado o cabeza que encontramos por ahí para atizar al enemigo, complementan un juego que ninguno de vosotros debería perderse.
No hay sólo elemento rojo empapando la pantalla y cuerpos destrozados adornando las estancias. ‘SplatterHouse’ es mucho más.
En casa está de alquiler, porque no suelo comprar nada de lo que estoy jugando últimamente (bueno, algún segunda mano); pero éste en concreto os lo recomiendo con furor desmedido. El mismo furor que sentiréis al llevar de la mano a nuestro amigo Rick a través de los portales del miedo.