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`Splice´-no es bueno jugar con la genética-

Publicado el 14 febrero 2011 por Cinefagos

 `Splice´-no es bueno jugar con la genética-

La última película del director de “Cube” (si no la habéis visto id corriendo al videoclub porque merece la pena) nos remite directamente a esos experimentos que hacía un tal Dr. Frankenstein. Es decir, la ciencia conseguía revivir a los muertos (en este caso un muerto hecho a base de remiendos de otros cuerpos inertes) pero el descontrol era algo que estaba ahí desde un principio. En plena era genética, donde los seres humanos quieren jugar a ser Dios y crear o modificar vida, un pareja de científicos nos muestran lo que puede ocurrir cuando no todo se puede controlar al milímetro. Y es que no es todo mezclar cromosomas, óvulos o esperma como si de un gran buffet se tratara. Al final todo tiene un precio y ese precio se paga quieras o no.

`Splice´-no es bueno jugar con la genética-

La película de Vicenzo Natali no llega a ser la típica película de terror-suspense, si nos guiamos por los típicos sustos, sangre saplicando al espectador y numerosas víctimas que irían cayendo poco a poco conforme van avanzando los minutos. Los difuntos se pueden contar con los dedos de una mano y precisamente hacia la recta final de la película (tampoco es que esté desentrañando mucho diciendo esto, que conste). Así que lo interesante de todo esto es el ver lo que pasaría si en la realidad (si no lo estan haciendo ya, algo que no me extrañaría demasiado) se jugase con la genética y las grandes corporaciones estuviesen de por medio. Y es que el dinero, los dividendos, siempre van a pesar mucho en la investigación. Sea para descubrir una cura para el cancer o para cualquier otra cosa. El dinero mueve el mundo y lo demás poco va a importar. Si no hay resultados se cierra el grifo y a otra cosa mariposa. Esto se va viendo en la película, de ahí que como suele suceder en estos casos se tenga que hacer algo improvisadamente y te arriesgues a que el experimento no acabe siendo el esperado.

Natali llega a dejarnos con un resgustillo al estilo que tenía Cronenberg en sus primeras películas, algo loable en estos tiempos. Una película de bajo presupuesto que llega a superar a muchas otras que han tenido uno más elevado pero que acaban teniendo en su haber los tópicos de antaño.

Parece imposible pero llegas a tenerle algo de cariño a ese bichejo repugnantillo y extraño que han creado Sarah Polley y Adrian Brody. Uno que va desarrollándose a una velocidad increíble. Aunque llega un momento en la película donde te das cuenta de que los genes que contiene no son precisamente de fiar (puedes buscar la explicación de su comportamiento errático en una escena concreta).

Lo malo es que la película puede perder mucho si el espectador espera tener la misma sensación que tuvo al ver la opera prima de Natali, “Cube”. Olvidaos de eso porque la primera será recordada durante mucho tiempo y la que nos ocupa ni de lejos.

Sin embargo, Splice juega un poco con el espectador, en el buen sentido de la frase. Ofreciéndonos diferentes formas de ver una situación dependiendo del protagonista. Y es que si bien en un primer momento uno de ellos está a favor de lo que va a suceder y el otro no, conforme avanza el metraje se intercambian los roles. Es decir, vas viendo los cambios respecto a esa criatura que ellos mismos han creado.

Como he dicho en párrafos anteriores, es de agradecer que en este tipo de películas no abusen excesivamente, por no decir nada, de los sustos mil veces vistos y de los momentos de impacto sanguinolento. Si bien es cierto que más de uno los puede echar de menos si está acostumbrado a ver ese tipo de películas y espera que la que nos ocupa los vaya a contener a mansalva. Finalmente Splice puede ser, a mí me lo pareció, un soplo de aire fresco en cuanto al género de suspense-terror se refiere. Aunque, por desgracia, sospecho que pasará sin pena ni gloria y pronto se olvidará.


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