La resaca de aquel brillante e inolvidable 1993 le duró a Spielberg cuatro años; este tiempo tardó en volver a estrenar una película. Digerir la inmortalidad no debe ser tarea sencilla; saber que sólo tienes que demostrarte a ti mismo que sigues siendo tú pese a haber pasado a la historia; ser consciente que lo has logrado, que difícilmente obtendrás un reconocimiento mayor. Crítica, público, dólares…todo en tu mano, y una vida por delante: ¿por dónde continuar?
Lo primero que hizo Spielberg fue probarse a sí mismo, volver a posar los pies en el suelo entre seres mortales para volver a colocarse tras una cámara. Después de cuatro años, en 1997 entregó dos películas que bien podrían catalogarse como el resquicio trasnochado de aquel éxito glorioso de cuatro años atrás. En primer lugar entregó una descafeinada continuación sobre su revolucionaria ‘Jurassic Park’. ‘El mundo perdido’ se presenta como la tópica segunda parte que no ofrece nada nuevo. Guiños a la primera parte, algún actor en alza, otros de la primera entrega y, claro, dinosaurios. El principal problema de esta segunda parte es seguramente la existencia de la primera. Si borrásemos de la memoria a su predecesora la película sería algo más atractiva. Sin duda, una película que simplemente rellena una lista y que seguro dio algunos dólares a su director.
Si en 1993 abordar el holocausto judío le valió a Spielberg su saco de premios y el reconocimiento para la historia, en su regreso quiso continuar por esta línea.Escarbó un poco en las penurias de la humanidad y decidió pararse en el tema de la esclavitud. Si bien ‘Amistad’ dista de ser una obra remarcable, se trata de un trabajo que sirvió para desperezar a Spielberg y volverle a poner en marcha. Nadie recuerda ‘Amistad’ cuando se habla de Spielberg porque aunque posee momentos buenos en general se nota la pereza en el trato de un tema tan spielberiano como éste.
En resumidas cuentas podemos decir que su vuelta a la arena no fue especialmente brillante; no obstante, lejos quedaban los miedos al fracaso de años atrás; el sentimiento de incomprensión que rondó durante varios años su cine ya no era un problema.Es por ello que si piensan en el Spielberg con canas le recordarán siempre con una sonrisa suave y sencilla de satisfacción, algo así como «¿y a mí qué?» (por supuesto, es una teoría personal). Quizás Spielberg solo quería ponerse en marcha o a lo mejor estaba deseando probar si todo lo que…dirigía, era oro.
Sin embargo, este discreto 1997 precedió a las playas de Normandía de un día de junio de 1944. Así es, Spielberg fue capaz de volver en el tiempo y filmar el horror de uno de los momentos más tristes y al mismo tiempo importantes de la historia moderna. Cuando apareció en los cines ‘Salvar al soldado Ryan’ varias décadas de cine bélico saltaron por los aires. A partir de aquel instante el realismo del género sería comparado con la obra del director. La crudeza de las imágenes y el pulso narrativo de la acción. Todo lo que engloba los primeros minutos de la película son simplemente incomparables con nada hecho con anterioridad. Desde luego que esto parece decir mucho y por supuesto que el talento de Spielberg no borra tantas grandes obras a lo largo de la historia. Simplemente cuando Tom Hanks alza la mirada y suena la música por primera vez en la película el espectador vuelve a respirar después de asistir a un momento memorable.
Por desgracia, la historia que sigue no está a la altura de la introducción. No es una mala película, de hecho su ambientación es sobresaliente lo que hace que finalmente funcione a pesar de la floja línea argumental. Pese a ello, y sin desmerecerlo, Spielberg se alzó con su segunda estatuilla a la mejor dirección. Aquel año pasaron cosas raras en los Oscars pero nada que decir respecto al galardón otorgado al director.
Spielberg se había vuelto a reafirmar en su estatus de leyenda viva del cine. Los cinco Oscars de ‘Salvar al soldado Ryan’ vinieron a confirmar que seguía a tono. Los albores del efecto 2000 estaban a la vuelta de la esquina y Spielberg saludó al nuevo milenio con una película futurista ideada por su colega Stanley Kubrick, repentinamente fallecido en 1999. Kubrick tenía en mente producir el trabajo con la dirección de Spielberg (Aquello podía haber sido de traca) pero la vida humana no es inmortal como la de un cineasta como el inglés.
Finalmente Spielberg abordó ‘Inteligencia Artificial’ de todos modos. La película no acabó de convencer a crítica y público totalmente aunque el resultado final fuera ciertamente notable. La tecnología que había esperado largos años Kubrick permitía ambientar perfectamente esta versión futurista del cuento de Pinocho; Spielberg supo sacar el jugo como pocos al abanico de posibilidades que presentaban los efectos especiales del nuevo siglo.
Gracias a ‘A.I’ Spielberg cogió ritmo. El siglo XXI era todo suyo y el director recuperó su trepidante ritmo de trabajo durante los primeros años de la década. El año 2002 supuso un nuevo doblete en la filmografía del cineasta. Dos películas que funcionaron perfectamente en taquilla y fueron bien recibidas por la crítica. ‘Atrápame si puedes’ es con probabilidad, la mejor muestra del Spielberg de masas de sus últimos trabajos. Esta película protagonizada por Leonardo DiCaprio y Tom Hanks posee el ritmo y el carisma trepidante que tanto caracterizó el cine ochentero de Spielberg. Es una película de entretenimiento sobresaliente en la que se respira un aroma al cine de los años sesenta desde los mismos títulos de créditos iniciales.
Tras esta trepidante persecución Spielberg entregó una nueva obra futurista. ‘Minority Report’ es ciencia ficción perfectamente compuesta. Una película que se aleja de pretensiones intelectuales para convertirse en una magnífica cinta de suspense futurista. Dos persecuciones distintas para demostrar al mundo que seguía estando en la brecha. Ni la edad, ni los premios, ni la conformidad. Spielberg demostró con este doblete que aún tenía cosas que demostrar.
No obstante sus siguientes trabajos supusieron un nuevo ‘estancamiento’ para el director. Si bien ‘La terminal’ funciona como película ligera dominguera, cuya particular odisea de un hombre atrapado en un aeropuerto promete más de lo que da finalmente, ‘La guerra de los mundos’ supone una muesca en su trayectoria casi insólita hasta la fecha, más tratándose del género que tan grandes resultados nos ha ofrecido. La adaptación de de la novela de H.G Wells adolece de cierto acartonamiento de sus personajes, haciendo de ésta un tanto monótona y aburrida. Es verdad que su comienzo es muy bueno y que Spielberg es Spielberg, pero por ello mismo sorprende negativamente su acomodamiento.
¿Estaba Spielberg vencido por su propia sombra? ¿Había llegado el ocaso del director? Aún no. Es más, su siguiente película aunque la opinión popular no acabara de alabarla puede que esté entre sus mejores trabajos. ‘Munich’ es la película más descarnada del cineasta. Su habitual sentimentalismo aquí no tiene cabida, no pretende convencer a nadie de nada y procura con bastante éxito no girar la balanza hacia un lado u otro en un conflicto plenamente vigente en nuestros días, en el que la línea entre los buenos y los malos es casi imperceptible. Spielberg se vale de su genio para entregar un thriller sobresaliente, donde la madurez de su hacer está latente desde el primer momento.
¿Y qué pasó después? ¿Qué hay de Spielberg en los últimos años? Ciertamente podemos decir que siempre ha estado ahí, aunque quizás con un ritmo más pausado y sin la ambición de antaño. Tras ‘Munich’ sus trabajos han sido más discretos en general, aunque claro, decir discreto al lado de Spielberg no quiere decir que el resultado sea precisamente malo. Se atrevió finalmente a continuar la saga de Indiana Jones con un resultado aceptable aunque sin lograr la magia de la trilogía original ‘Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal’ funciona.
A día de hoy se sigue esperando una nueva obra maestra de Spielberg. Después de Indiana Jones el director realizó una novedosa película de animación sobre Tintín con una técnica bastante novedosa que unida a su buen hacer dieron por resultado una cinta la mar de entretenida, con el pulso de sus mejores trabajos. Su siguiente largometraje ‘War Horse’ abordó la Primera Guerra Mundial pero lejos de la intención narrativa de películas como ‘El Imperio del sol’ o ‘Salvar al soldado Ryan’. Más bien la película aunque perfectamente realizado se queda en un retrato sentimentalista del conflicto, más dirigido a enternecer que a mostrar los males de la guerra.
Spielberg a día de hoy sigue al pie del cañón. Su último retrato de la figura de ‘Lincoln’ le valió un Oscar a su protagonista Daniel Day-Lewis gracias a la tremenda interpretación que realiza del presidente. El trabajo de Spielberg es concienzudo, sabedor de lo que se hace y de lo que quiere. Steven Spielberg es hoy uno de los grandes de la historia pese a quien le pese. Quizás no sea el típico maestro pero desde luego que es indiscutible su peso en la historia del cine. Dentro de cien años, los cinéfilos verán ‘ET’ y se seguirán emocionando al ver un grupo de niños cabalgar el cielo a través de la luna llena.