Revista Cine
'Stoker', la sutileza, arma para seducir en Hollywood
Publicado el 11 mayo 2013 por Cinemalights @CinemaLightsNo es tarea fácil contentar a una larga legión de fans. Ese es el reto que tiene Park Chan-wook desde hace años con cada nuevo trabajo y en esta ocasión más puesto que ha cruzado el Pacífico para debutar en Hollywood. El coreano no pierde un ápice de autoría -de la extravagancia a la sutilidad- y acierta en la puesta en escena de una historia muy manida, pero con fuerza gracias a unos personajes hipnotizantes.
La historia, firmada por Wentworth Miller, el protagonista de la serie Prision Break, no es nada nuevo bajo el sol. Un juego de intrigas tópico al que Chan-wook imprime su sello autoral y una puesta en escena cargada de imaginación con toques hitchcockianos (¡esa lámpara del techo!). Evidentemente su cine no es viable en Hollywood y, como era de esperar, rebaja el tono, aún así hay lugar para los personajes enfermizos y el uso explícito de la violencia hasta cierto punto.
Chan-wook nos en cierra -prácticamente todo el metraje- en una mansión en que se esconde lo inevitable y un invitado lo hará estallar todo por los aires. Los tres personajes principales mantienen una extraña fascinación y obsesión recíproca fruto de un estudio psicológico tan acertado como profusamente desarrollado hacia el terreno de lo perturbador. La protagonisa no parece estar a gusto con su entorno, su padre fallecido sabía porque y la acaramelaba con la caza, pero su tío reaparecido la seducirá hacia un mundo esquizofrénico y morboso. Mejor no dar detalles y ser sutil como la propia película.
El cineasta se sirve de un gran trabajo de sonido y fotografía que crean ese ambiente turbulento y seductor. Algo que también logran las brillantes interpretaciones de Matthew Goode, Nicole Kidman -magistral en el tramo final- y, sobre todo, Mia Wasikowska con una interpretación que quita el hipo con ese epílogo excelente con que conluye el film. Un renacer.
Stoker significa un paso más en la carrera de Chan-wook, saltar a Hollywood, pero no es un retroceso. Es experimentar las convenciones de ese cine con su estilo personal, para ello, dota a la historia de una sutilidad muy grata empleada con suma inteligencia (la escena del piano, los zapatos, los flashbacks de la caza). El resultado es el de un cuento de hadas perturbador e inquietante con un trasfondo sociológico de gran calado.
Lo mejor: La sutilidad de la puesta en escena
Lo peor: El guión es de manual
Nota: 7
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