Revista Cultura y Ocio

Stoner. John Williams

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Stoner. John Williams
      "William Stoner entró como estudiante en la Universidad de Missouri en el año 1919, a la edad de diecinueve años. Ocho años mas tarde, en pleno auge de la Primera Guerra Mundial, recibió el título de Doctorado en Filosofía y aceptó una plaza de profesor en la misma universidad, donde enseñó hasta la muerte en 1956. Nunca ascendió más allá del grado de profesor asistente y unos pocos estudiantes le recordaban vagamente después de haber ido a sus clases. Cuando murió, sus colegas donaron en su memoria un manuscrito medieval a la biblioteca de la Universidad. Este manuscrito aún puede encontrarse en la Colección de Libros Raros, portando la siguiente inscripción: "Donado a la Biblioteca de la Universidad de Missouri, en memoria de William Stoner, Departamento de Inglés. Por sus colegas"." 
     Todos los años por estas fechas recuerdo una lectura y es que utilizo las Navidades siempre para releer algo. Hoy traigo a mi estantería virtual, Stoner
      Conocemos a William Stoner, hijo de granjeros que empieza a estudiar en la universidad para desentrañar los misterios de la tierra y poder ayudar a sus padres. Sin embargo, una vez en la universidad, se enamora de las letras y estudia literatura cambiando así su vida. Una vida que atraviesa un periodo histórico con dos guerras, la gran crisis del 29 y cambios, muchos cambios que vivirá... a su manera. 
      Stoner es uno de esos libros que pasaba desapercibido hasta que el boca a boca le dio un lugar en más estantes de los que nadie hubiera pensado. No es una novedad, como ya he dicho se trata de una relectura y tampoco lo era cuando llegué a él pero sólo eso, sino que añadiría que a primera vista cuenta una historia muy común, una vida simplemente. Nada que atraiga especialmente la atención, no hay asesinatos, robos ni tampoco intrigas. Y sin embargo es un libro especial que poco a poco se va abriendo paso entre los lectores. Y no podía ser de otro modo porque es una gran novela. Ya cuando la abres y se sitúa en un periodo en el que otros libros hablan de hambre y de salida más o menos reticente de las granjas de Estados Unidos, vemos que los padres de Stoner toman una opción radicalmente diferente: ellos piensan en la Universidad, en ese momento ya percibes que es una historia distinta. Es una historia sencilla escrita de una forma sencilla, cercana. Una historia humana que hace que se coja cariño a los personajes. Los vamos recordando a todos porque William es nuestro amigo, y sabemos de su amor tardío que nos tiene aguantando la respiración porque se lo merece, y de su amor formal, ese que figura sobre el papel. Conocemos a sus compañeros de trabajo y también a sus amigos, nos acercamos a su hija y también a sus padres. Casi con reverencia por haberle permitido salir de la granja. Y también a Sloan, ese profesor que aterra y que es capaz de ver el interior de los alumnos, ese que hizo que a las pocas páginas de empezar el libro tuviera que detenerme para tomar aire y releer, con la misma emoción contenida ante sus palabras que la que intentaba no mostrar nuestro protagonista. Tengo que decir además que no fue la primera vez que me pasó. La novela conmueve porque Stoner es nuestro amigo, porque sabemos que la gente se suicidaba en el 29, porque nos habla de sentimientos y de infelicidad, de amor y de pasión y de una vida que se nos antoja relativamente infeliz para un hombre que va encajando la vida sin esconderse, pero que tampoco lucha por las cosas. Un hombre al que vamos viendo marcarse a fuego cicatrices y que tal vez, a ratos, nos parezca condenado a perder. pero como ya he dicho es una historia sencilla, o como diría el propio Stoner: ¿Qué esperabas?
     Cuando realicé la primera lectura me habían contado el final en la primera página. Lo habéis visto en el párrafo que pongo, y aún así, cuando llegué al final, lloré. Ahora había pensado eso de que soy una lectora más madura y que el libro ya lo tenía más que sabido, que era imposible que me volviera a suceder. Además, es extraordinario que me emocione con un libro o una película. Y sin embargo, aquí estoy confesando que me ha vuelto a pasar. Dicen por ahí que hay libros que apelan al cerebro y que hacen que el lector se concentre y trabaje para exprimirlos hasta la última gota. Son libros como La broma infinita y como cualquier de Pynchon o Ulisses. Esos que si a uno no le gustan tiene la sensación de no estar a la altura. Otros como Stoner apelan a los sentimientos y al corazón del lector. Se trata de libros como Una madre que la gente lee emocionada y que a uno le llegan y los disfruta o le dejen indiferente y tiene la sensación de estarse perdiendo algo que el resto del mundo es capaz de ver. Con los segundos suelo tener un problema. Por eso ha sido un placer releer Stoner. Porque me ha vuelto a conmover incluso conociendo cada línea de la historia.     Hace poco preguntaba en twitter por un libro que hubiera hecho llorar y se multiplicaron las respuestas. Anoté muchos buscando esa conexión y este año los iré intercalando con otras lecturas porque, si algo me gusta de un libro, es que sea capaz de no dejarme indiferente. Que logre que algo cambie mientras lo leo, que la historia se convierta en mía y me olvide de que son simples letras. Libros que cuando uno termina solo puede decir de ellos que son especiales, aunque, como Stoner, no tengan nada fuera de lo común.
     Hoy recomiendo, por segunda vez en este blog, Stoner.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias.

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