Revista Espiritualidad

Storytellyng: Lilia y Oleksander

Por Elbioplanning @bioplanning
Storytellyng: Lilia y Oleksander
Este verano tuve la oportunidad de conocer una historia de amor diferente. Es decir, como las demás, pero de esas que te acarician el alma. No es que la haya vivido yo en carne propia, sino que me tocó verla desde fuera, y la verdad es que me dejó una enseñanza muy grande.

Conocí, hablé  y conviví con dos personas especiales, se trata de lilia y Oleksader. Una pareja de ucranianos que alquilaron una habitación por Airbnb  en casa de unos amigos míos  para pasar unos días de vacaciones en Barcelona.

Ellos se levantaban sobre las nueve. Muy tranquilamente desayunaban, se duchaban, se preparaban y por último munidos de sombreros en la cabeza, protector solar en la cara y cámara de fotos en mano salían por la puerta a las 11 de la mañana dispuestos a patear la ciudad. No regresaban a la casa hasta la medianoche. Hasta aquí todo normal, salvando el matiz de que tenían 80 y 85 años respectivamente.

De solo imaginármelos  con  esa edad, haciendo cuentas e introduciendo sus datos bancarios en internet para pagar online la reserva de una habitación (de una casa, no de un hotel, ojo) me enternezco hasta el infinito. Tan modernos, tan sin miedos, tan de avanzada.

Por la noche antes de acostarse Lilia lavaba bragas y calzoncillos y los colgaba en el balcón doblándolos por la mitad "para que no quede feo a la vista" decía, después apagaban las luces de la habitación y al día siguiente vuelta a empezar.

Oleksander era muy hablador, me contó que se había jubilado como empleado de una fábrica y su mujer fue ama de casa toda la vida. Se conocieron cuando estaban en la veintena, tuvieron tres hijos, dos de ellos viven en Ucrania y uno falleció cuando tenía cinco años. Lilia lo vio como daba sus últimos respiros después de una enfermedad larga y cuando llegó el día del adiós lo envolvió en su mantita de hilo y lo arrulló como cuando lo hacía dormir la siesta.

A pesar de los traspieses que pudieron vivir: problemas políticos, tristezas familiares, falta de recursos, la guerra y lo que fue aun peor: la postguerra, siempre supieron que estar unidos era  el motor que los mantenía vivos, y le hicieron frente a todo juntos.  Ahora con la edad y un poco más de libertad en el cuerpo y en el bolsillo, han decidido que era tiempo de distenderse, entonces tomaron un avión y se vinieron a descubrir Barcelona. 

Creo que es la historia de amor mas bonita que he presenciado en los últimos tiempos. Dos personas juntas desde hace mas de seis décadas, que han sorteado todo tipo de obstáculos juntos, tan avanzados en edad como en apertura mental y  hayan decidido tirare a la piscina y apostar por unas vacaciones "independientes", es decir, nada de tours de grupos de jubilados donde los precios son mas económicos y todos están en la misma "onda", no. Vacaciones coherentes con lo que son, con lo que fueron, con lo que serán.

Tal vez el amor sea eso. A lo mejor no sea morir de amor, o desear al otro con fervor en el cuerpo por los siglos de los siglos. No. Creo que el amor si es amor, con el tiempo se transforma (como la energía, que nunca se pierde), se transforma en hacer cosas, es adaptarse a los tiempos donde hay que apretar el cinturón y el estómago, en buscar opciones, es cuidar a la persona que tenemos al lado.

Gracias Lilia y Oleksander, creo que no saben la lección que me ha dado su presencia cerca mío este verano.

Por muchos viajes más,

Candela




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