Revista Ciencia

Street Alicante Science, ¿Feria… o Congreso?

Publicado el 14 mayo 2012 por Jal

Nota previa: no olvidar que hoy también he colgado el siguiente post:

El virus –dengue- que reprograma a su mosquito –Aedes-…

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¡Qué miedo pasemo! –decía un antiguo vecino mío para todo aquello que no entendía-. Me veía en el calabozo, preventivamente, hasta el 16 de mayo (eso manteniéndome calladito; que lo dudo…), por aquello de la nueva ley de prevención de la violencia callejera. Eso sí, no hubiera estado solo. Alborotadores sociales de la talla de Bernardo Herradón, José M. López Nicolás o Daniel Torregrosa –y otros tantos inadaptados como los vulgarmente autoproclamados JoFeros- me habrían acompañado en la trena. Inocentes, todos ellos, que no sabían que llevaba en mi bolsa algunos de mis mejores trucos de cartas…

Street Alicante Science, ¿Feria… o Congreso?

Y para quien crea que exagero, una breve intro-explicación. Como participantes del I StAS –Street Alicante Science-, supuesta feria de divulgación científica en la calurosa ciudad mediterránea –“enaluego” explicaré lo de supuesta- llevamos a cabo la actividad “speakers corner”, donde unos jóvenes –sí, jóvenes-, simpáticos y alocados científicos nos arremolinábamos junto a un micrófono en la esquina, literalmente, de uno de los principales centros comerciales –como no puede haber publicidad en este espacio nunca diré “El Corte Inglés”- para mostrar a los transeúntes lo divertida que puede ser la ciencia. Lo bonico que queda cuando se explica bien y el juego que da cuando no sabes cómo entrarle al vecino –o vecina- del 5º. Debo adelantar, y esto es muy serio, que la actividad fue, en su conjunto, un verdadero éxito. Personas que, como siempre, iban con prisas a ninguna parte, se paraban extrañadas al ver a unos “embatados” –o con la camiseta oficial de la feria que, al menos sobre mi cuerpo, quebraba ciertamente alguna normativa sobre estética nacional- hablando de transgénicos –que no, que no era yo, ¡lo juro!-; la química que hay en el aire… o en el chocolate que circulaba generosamente; la morfoactividad extraterrestre; la levadura que hay más allá de la cerveza –tampoco diré Mahou- y otros muchos temas. El público apostó por la divulgación científica. En torno a los 40 “escuchantes” -5000 según los organizadores- decidieron darse un capricho científico-cultural. Excepto un pobre hombre que, asustado, nos llamaba por teléfono a las 5pm para preguntarnos que dónde diantres –está bien, no dijo diantres, pero este blog se rige por el código victoriano del buen hablado- estábamos que no poníamos el chiringuito, el resto de los espectadores que aguantaron como los 300 espartanos, estoicamente, las dos horas de entretenida actividad pueden catalogarse de circunstanciales –víctimas inocentes que capturábamos en su intento de adentrarse en las entrañas del mayor centro comercial de España. Pero se divirtieron y, con ellos, nosotros “lo pasemo” de miedo.

JoF

Speakers corner en Alicante 2012

Al parecer, y ya entramos en materia, el StAS 2012 estuvo organizado, patrocinado o, al menos, contaba con la colaboración de las dos universidades públicas alicantinas, el ayuntamiento de dicha ciudad y la diputación provincial en el ámbito de la comunicación social de la ciencia –más información en Entre Probetas, A Hombros de Gigantes, Puntos de Vista (RNE); El Astrolabio (Radio Utopía); Madri+dTV; Weblog, entre otros medios…-. Se supone que la coordinación incluye prever la presencia de público en los lugares públicos –valga (o no) la redundancia- donde se desarrollan las actividades, anunciarlas en los medios, anunciarlas in situ y, por lo menos, dar un toque a las fuerzas del orden público por si los miles y miles de fans que nosotros, grandiosos y mediáticos divulgadores tenemos, intentaran cumplir con su amenaza de comernos a besos –o pedirnos una beca, lo que sea más surrealista-. Pues bien, ni anuncios, ni prensa –que el que suscribe sepa-, ni cartel en el sitio de la actividad, ni aviso, siquiera, dentro del centro comercial ni a las fuerzas del orden. Bueno, no, miento. Éstas sí se presentaron. Tal y como señalé al principio de esta bitácora, un policía municipal, alertado por los posibles desórdenes que la ya histórica fecha del 15M parecía suscitar, creyó haber encontrado un “Hotspot” subversivo en aquellos seres extraños que hablaban de volcanes más allá de la Puerta de Tannhäuser, levaduras mutantes lejos de la Isla del doctor moreau o de un pobre loco Premio Nobel que bajaba laderas de volcanes en snowboard. Creo que llegó a pedirnos que nos disolviéramos –curiosamente era el lema de muchas de nuestras camisas-, identificáramos o justificáramos –no tengo claro en qué orden-…

Street Alicante Science, ¿Feria… o Congreso?

Conferencia del Speakers corner Alicante 2012

¡Y a esto precisamente voy! Nadie, a excepción de los científicos tertulianos, parecía saber nada de aquello. Todo fue muy vago, como subrepticio; casi, casi, prohibido –como el primer Fortuna mentolado que me fumé junto a la depuradora de La China, rio Manzanares-. Hicimos nuestro trabajo. Y lo hicimos bien. ¡Muy bien, chicos! Pero nos despacharon con un medio palé-tarima y un micro, sin un mustio cartel que llevarse al espectador; en una esquina ruidosa, para más señas. Lo hicimos muy bien. Creo que, hasta gustamos –recuerdo algún que otro aplauso aunque, claro, uno nunca sabe si le aplauden por lo que cuenta… o porque se marcha-.

Y como me consta que se van a escribir otras crónicas sobre el conjunto de la Feria, me he permitido el lujo de perderme en las ramas de un bonito arbolito del necesario bosque que es, y siempre será, la comunicación social de la ciencia. No obstante, unas palabras sobre el resto de actos…

¡Me gustaron casi todos! Que vaya por delante. Actividades muy curradas, con mucha pasión siempre y con muchas horas de preparación –un pequeño pero merecido homenaje aquí a Santi y a Ernesto, o a la “probe” Cris y su carita-poema por los devenires de la vida, entre otros muchos-. Se pudo disfrutar, y personalmente lo hice, de una neurona-laberinto gigante –que espero verla en otros certámenes-, de un laboratorio in situ sobre el CSI español, metamorfosis en varias especies de dípteros, y otros muchos Stands que hicieron las delicias de los peques, y no tan peques…

Street Alicante Science, ¿Feria… o Congreso?

Entonces, ¿Cuál fue el problema, según lo viví, modesto de mí? Creo que la difusión del acto brilló poco –o mucho, pero por su ausencia-. Estaba a menos de 10 metros de la zona Volvo del puerto deportivo de Alicante –sede de la Feria- y me resultó, la primera vez, casi imposible encontrar nada. Un par de carteles aupados a farolas mustias a la entrada de la primera carpa parecía todo el derroche publicitario. El viernes por la tarde, según cuentan –mientras nosotros nos desgañitábamos a la puerta del… bueno, de ese megacentro comercial- apareció en el StAS un nutrido grupo de chiquillos de colegios acompañados de profesores. Al menos, a algún que otro centro educativo sí pareció llegarle la información. Ese mismo viernes, por la mañana, impartí un seminario en el Instituto de Biología Molecular y Celular de la Universidad Miguel Hernández, colaboradora del StAS, y pocos parecían saber de la Feria… Se salvó la tarde del viernes –lo que no se salvó del todo fue parte de la estructura de la neurona de aglomerado, víctima de algún jovencito demasiado impulsivo-; lo cual da idea del interés de estos actos. Sin apenas publicidad, ni nacional –aparte de la que modestamente unos cuantos comunicadores ofrecimos- ni siquiera local, unos cuantos cientos de escolares –varios miles según otras fuentes- disfrutaron de lo lindo aprendiendo ciencia.

El trivial de SINC

El sábado fue, y eso sí lo viví en primera persona, demasiado “tranquilo” para lo que debería ser un evento de estas características –sin querer compararlo, of course, con, por ejemplo, la Feria de la Ciencia de Sevilla, recientemente clausurada, o la tristemente extinta Feria “Madrid es Ciencia”-. Pocos visitantes, muchos familiares del propio personal participante, o de niños que habían acudido un día antes con su “cole”…

No obstante, y sinceramente contento por la presencia de tanto chiquillo, futuros científicos, políticos o periodistas –aquí rompo una lanza por la convivencia periodista científico-científico divulgador-, quienes pululábamos mayoritariamente por los diferentes pabellones y participamos en casi todas las actividades –entrevistas en un ring; un trivial organizado por FECYT y su plataforma SINC, entre otras- fuimos los propios científicos y/o divulgadores que acudimos al StAS. Alguien comentó una anécdota, dibujando un paralelismo con lo que ocurre con la familia Real –según la cual, por seguridad nacional no pueden volar todos juntos en el mismo avión-, sobre el hecho de que seguramente aquellas hectáreas del StAS aglutinaran a la cúpula de la divulgación científica de España: “tendríamos que separarnos y no coincidir en el mismo evento para, en caso de catástrofe, no volver a la edad de hielo divulgativa” –dijo alguien frente a una sonrisa mía de profunda aprobación.

Y por ello, y ya quiero terminar -pocas veces he escrito tanto para decir tan poco-, casi volvimos a vivir algo que denuncio siempre que tengo ocasión –y no soy el único, ¿verdad, Bernardo?-: a los actos, congresos, certámenes, reuniones o ferias de o sobre comunicación social de la ciencia deben acudir los agentes sociales con capacidad gestora, con poder político –local, comunitario o nacional-. En cambio, y parecemos una secta –y por desgracia corremos el riesgo de acabar siendo considerados como tal-, vamos y vemos siempre las mismas caras de científicos –y periodistas- que ya están convencidos de la importancia de la comunicación, difusión y divulgación científica. Acudimos los mismos a todas partes. Nos decimos lo mismo en todos los foros. Debatimos sobre lo mismo en todos los contextos. Necesitamos interlocutores, ¡y los necesitamos ya! Nos vemos las mismas caras y, literalmente, solo nos faltaría decir aquello de… “Hola, me llamo JAL y soy un workcoholic de la ciencia y su divulgación” a lo que los demás habrían de responder con una sola voz… “Te queremos, JAL”… ¡Pues eso!

Conferencia de Cultura Científica en la UMH de Alicante

Conferencia de Cultura Científica en el IBMC-UMH; Alicante

¡Vive la cultura científica!

¡Vive la ciencia, que es cultura!

JAL

Nota: por cierto, tenía pensado unos pensamientos –el que piense ferreros rocher que los comparta- sobre la “apoteosis final” del StAS 2012, mal llamada “la traca de las 6 sandías”, pero, sinceramente, no me siento con ánimos. En fin… no sé qué es más triste, si ver a un personajucho erigirse como hermano mayor maese de la divulgación científica –al parecer, de la ruidosa y ciertamente peligrosa-, arrastrando a las masas, para quienes dejar unas sandías llenas de nitrógeno líquido al alcance de cualquier niño despistado era lo de menos, o que al día siguiente, una periodista me lo justificara –junto al “enorme favor” que Punset hace a la ciencia rigurosa en España- como algo necesario si queremos que la Divulgación Científica –aquí me pongo serio para escribirlo con mayúsculas- “llegue” al populacho. Recordé que un intento de mezclar caspa con rigurosidad científica –“Atlántida creo que se llamó el programa- fue un verdadero fracaso. Lo que hay que hacer es, directamente, educar y enseñar a comprender la ciencia, no a aceptar que “El Hormiguero” tiene que ser nuestro lucero de traslación social de la investigación española… ¿o quizás sí?

En un momento de la cariñosa –pero no exenta de carga emocional- discusión, me preguntó que si había leído algún libro de Punset. Se extrañó y puso literalmente cara de “¿entonces cómo puedes criticar?” cuando le dije que no. Ahora con un par de líneas más de tiempo, comentar: cuando quiero leer ciencia, leo a los buenos científicos, que hay muchos y que divulgan y de lo lindo –Dawkins, Jay Gould, Mayr, los españoles García-Olmedo, o incluso mis amigos Herradón y Mulet, entre otros-. Incluso, periodistas que lo hacen bien, como Sampedro quien, curiosamente, es biólogo molecular, o Elías, catedrático en periodismo, pero químico de primera instancia… No necesito leer a un hombre que defiende la acupuntura, el esoterismo –entrevistó ensimismado a Uri Geller, por ejemplo- y otras peudociencias para llegar a la conclusión que no es divulgación con rigor, como tampoco tengo que leer un libro de Michael Behe, bioquímico, para concluir que el Diseño Inteligente… es el menos inteligente de los diseños.

DIVULGACIÓN CIENTÍFICA DEL 14 DE MAYO DE 2012

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