Si en el cielo es la todopoderosa Águila Real la reina de las aves, en los humedales , las charcas, lagunas o pantanos encontramos a otra reina, mucho más menuda y simpática, pero que con sus vivos colores y su contoneo chulesco al andar reina entre carrizos y junqueras. Este ave no es otro que el Ánade Real o Azulón.
Creo que en los humedales españoles no hay criatura más bonita, más elegante y más coqueta que el llamado “Azulón”, con su vistosa cabeza verde, que cuando los rayos de sol irradian sobre ella reflejan tonos metálicos, su característico collar blanco en el cuello que hace de transición o frontera entre su verde cabeza y el pardo-castaño de su pecho. Al cuello le sigue un cuerpo recogido, ovalado, rechoncho de colores que van desde los pardos oscuros hasta los grises y que finaliza en una cola con mechones blancos, con dos plumas negras y rizadas que sobresalen hacia arriba de la cola.
Pero si hay algo característico en el diseño de esta anátida, y del que toma su nombre, es el llamado “espejuelo” de una tonalidad azul-violácea, muy patente y visible sobre todo en vuelo.
Como en la mayoría de sus parientes los patos, y como ocurre en la mayoría de las anátidas, presenta un acusado dimorfismo sexual, siendo fácilmente, sin ser ningún experto ornitólogo, diferenciar a un macho de una hembra dentro de la misma especie. El marrón pardusco moteado de las hembras de ánade real contrasta mucho con la policromía del plumaje de los machos, pero algo que hay en común entre los dos es el ya nombrado “espejuelo azul” en la parte posterior de sus cuerpos.
Su gran flexibilidad a la hora de comer; desde plantas, moluscos o pequeños peces, hasta brotes verdes o semillas que encuentran en dehesas o praderas le ha permitido conquistar diversos hábitats y distribuirse a lo largo y ancho del planeta Tierra. Podemos decir que esta especie de pato es un pato cosmopolita. Lo encontramos en Europa, Asia, Norte América, Norte de África, Australia y Nueva Zelanda, en estas dos últimas localizaciones mediante introducciones (como especie alóctona).
Desconfiado, arisco, asustadizo y siempre pendiente de todo lo que ocurre a su alrededor y con unos sentidos muy sensibles ante las amenazas, suelen ser los primeros en huir y levantar el vuelo en sus lugares de pitanza, alimentación o sesteo ante la presencia ajena de algún depredador o del Hombre.
©Emilio J. Orovengua