Revista Salud y Bienestar

Sub rosa

Por Pedsocial @Pedsocial

Sub rosaDicen que para gustos, colores. Pero en la cultura occidental, los colores adquieren poderes de asignación y exclusión de enorme potencia. No ya los colores partidistas, políticos y deportivos que separan en banderas y banderías a rojos y blancos, blancos y negros, “blaugranas”, “colchoneros”, amarillos, “verdes” y mil otras combinaciones. Mi impresora ofrece 16 millones de colores.

Uno de los colores más potentes, discriminador y culturalmente construido es el color rosa, adscrito a eso que ahora se dice “la condición femenina”, o sea, a las mujeres.

Ha sido un niña, Riley, que ha formulado la pregunta básica: ¿porqué las niñas siempre tienen que elegir “cosas” de color rosa ? Y su pregunta ha resonado con fuerza en la Internet: más de 4 millones de visualizaciones del video.

La buena voluntad de la Casa Blanca, la sede de la presidencia de los Estados Unidos, de iluminar de color rosa la fachada para llamar la atención sobre una plaga femenina como el cáncer de mama, insiste en una asignación cromática que, me atrevo a decir, resulta sexista. Entre otras cosas porque no hace mucho que un compañero, varón, de 1.85 de altura, casado y con hijos, falleció a consecuencia de un cáncer de mama, porque los oncogenes no son siempre selectivos.

Para añadir confusión, la condición “rosa” ha sido asignada a la homosexualidad (y magistralmente glosada por mi amigo Oscar Guasch), más recientemente contestada con una bandera multicolor, arco iris. Y dejamos de lado la interpretación simbólica del titular de esta entrada.

En conclusión y resumen: estamos de acuerdo con Riley. Rosa para las niñas y azul para los niños es una convención cromática discriminatoria, innecesaria y prescindible.

X. Allué (Editor)


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