Por Omar Cerieldín
El jueves fue distinto. Una fina lluvia humedecía la fría mañana. El sonido clásico del agua desagotando en las canaletas invitaba a no salir de la cama. Entonces, desde ahí, acompañado como corresponde, por la mujer indicada, miramos el partido.
Tan temprano me costó entrar en clima, por eso hoy no lloré con el himno. Poco a poco me fui metiendo en ese inefable mundo de las emociones. Y el gozo fue creciendo a medida que nuestra camiseta se hacía banca en la cancha. Estaba tranquilo, distendido, plácido. Ni siquiera “el moco” del Micho me sacó tranquilidad. Al contrario, me dije, que motivación para el segundo tiempo. Y no me equivoqué. Pero para comentar el partido hay grandes cronistas aquí.
Quiero reafirmar algo que expresé anteriormente. El recambio de nuestra Selección es de primer nivel. Por lo que he visto en el campeonato –hasta ahora- tenemos dos equipos para poner en la cancha. Coincido con Maradona, los 23 son titulares. Hoy salió Samuel y Burdisso fue igual o más que él. A un Tevez muy voluntarioso, pero enredado lo reemplazó un Agüero muy claro y efectivo. Bolatti entró para cuidar la pelota y está preparado para eso y otras funciones en el medio.
Con Grecia veremos que equipo juega. Es un partido en el que pueden aparecer nuevos titulares. Puede –intuyo- ser el final de Jonás y Tevez. Depende claro del rendimiento de aquellos que tengan la oportunidad.
Es un paso más. La ilusión esta intacta. La camiseta está honrada. Maradona se muestra más calmo y cerebral que nunca. El equipo crece. Messi pide pista para ser el mejor del mundo. Pipita va ganando la batalla de los goles. En fin, van bien las cosas.
Hay energúmenos que me piden que me juegue a decir que Argentina será campeón. Eso sería la pérdida total de la razón, pues las emociones humanas no implican la extinción de neuronas. Miles de imponderables harán que Argentina gane o no. Y eso no es ser pecho frío. Porque, mi más grande deseo es que ganemos la tercera Copa, de punta a punta.
Reivindico a Bielsa y a Martino, técnicos que elevan el prestigio del fútbol argentino. Hasta ahora, junto con Maradona, son –desde su función- lo mejor que muestra este mundial. Felicito a Rosario por estos grandes aportes. (de primera).
Cierro con un consejo, traten de ver los partidos sin la mujer al lado.