Revista Viajes

Sudáfrica: Drakensberg, las montañas del dragón

Por Orlando Tunnermann

Sudáfrica: Drakensberg, las montañas del dragónP.N.ROYAL NATAL DRAKENSBERG
Con este rótulo tan cinematográfico y "taquillero", entre épico y novelesco, como artificio de la editorial fantástica Timun Mas, pretendo iniciar mi periplo hacia el maravilloso P.N.Royal Natal de las Drakensberg,patrimonio de la humanidad y paraje para aparcar las cuitas en pos de un hermanamiento simbiótico con los sentidos.

Debo admitir que el ánimo lo tenía yo entre iracundo y soliviantado antes de tomar entre mis manos "la pluma y el papel". De hecho, nada se me antojaba más conveniente y delectable que verter una tormenta de denuestos sobre algunos sectores de genética sudafricana a modo de marea vindicativa.

En su leyenda oprobiosa hablaría de pasajes y salmos que versarían sobre:
una odisea surrealista que tiene como protagonistas, entre muchos otros, a una taxista que jamás debió serlo, a un equipo de médicos más propios de un vodevil que de una institución sanitaria seria, privada y carísima, o de una agencia de viajes cuyos paladines no conocen ni su propio país ni saben interpretar los planos de una localidad determinada.

Mi viaje desde la lustrosa y emperifollada localidad de Nelspruit hasta las remotas faldas de lasDrakensberg fue una odisea digna de los pulsos narrativos de Homero.

Sudáfrica: Drakensberg, las montañas del dragónSin embargo, esta es una crónica viajera y no un muladar de descontento. Mi interés prioritario es contagiar el entusiasmo, jamás la animosidad. Mi crónica viajera sudafricana, ante todo, fue un concilio emocional de vivencias irrepetibles que tuve el privilegio de vivir.

DRAKENSBERG: LAS MONTAÑAS DEL DRAGÓN.
Arribar hasta estas altitudes, 2400 metros, ha sido una hazaña heróica a la imagen y semejanza del mismísimo Ulises de Ítaca. Cuando la realidad se distorsiona, solo te queda la paciencia del santo Job para no perder la chaveta. Pero aquí estamos. Finalmente la lucha contra los elementos diversos ha jugado a mi favor y he llegado a las prodigiosas faldas de las Drakensberg o "montañas del dragón".

Todo atisbo de nerviosismo, ansiedad, enfado y demás "agentes anímicos contaminantes" se ha evanescido como una bruma impía. Me hallo en las orillas fronterizas del vecino Lesotho. Me envuelve la calma con su manto lenitivo.

Este paisaje tiene cualidades de remanso y paz, prometiéndome senderos y panorámicas de valles alucinantes donde el tiempo se ha confabulado con la eternidad. La vista planea con el vuelo del azor sobre la majestuosa plataforma del llamado "Anfiteatro": 8 kms de longitud, una escena de inigualable sosiego y belleza.

Sudáfrica: Drakensberg, las montañas del dragón
Acaso, como contrapunto de esta estancia perfecta, el decrépito alojamiento en Wishishoek Mountain Lodge. Están previstas ya las reformas para remozar el estado calamitoso de los sanitarios, la impermeabilización, las puertas...

Http://www.witsieshoek.co.za/ (WEB DEL ALOJAMIENTO WISHISHOEK MOUNTAIN LODGE)
Para salir y entrar de mi vivienda temporal tengo que liarme a golpes con las jambas y bisagras de la raquítica puerta de madera... más vale maña que fuerza, dicen...

Voy en pos de la fascinación, me sobra el lastre de las comodidades. Es lo que prepondera en mi mente, mientras mis retinas amerizan sobre el río Tugela, que surca este valle, mientras en el cielo me distraigo contemplando la silueta perfecta de una partida de buitres o de algún quebrantahuesos...

Sudáfrica: Drakensberg, las montañas del dragón

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