Sudo purpurina

Siempre he pensado que cuando llegara a cierta edad (la que tengo ahora, vamos) iba a convertirme en el colmo de los colmos de la sofisticación. Para mi una mujer sofisticada es lo más de lo más.

Antes de seguir quiero aclarar mi concepto de sofisticación o glamour, que viene a ser lo mismo: elegante, culta, sencilla y natural. Nada de brillos, tigres y exageraciones, eso no es ser sofisticada, eso es ser una hortera que quiere aparentar lo que no es ni será.

Hecha esta aclaración vuelvo a lo mío. Me gusta la gente, las casas, la música sofisticada… todo. Pero no sé como lo hago que no lo consigo. Y mira que lo intento. Me gusta el jazz, la bossa-nova, el funky, voy siempre de negro (más que nada porque me gusta y quieras que no hace más delgada), intento que en mi casa haya siempre un toque ecléctico y vintage. JOLIN. Pues nada, no hay manera.

Al final voy siempre despeluchada, sin arreglar porque voy siempre con bulla, destartalada, vamos. Por lo menos lo de la música lo mantengo, aunque os contaré un secreto: me gusta Camela. Ea, ya lo he dicho.

Total, que esto es así, no conseguiré ser sofisticada en la vida (y mira que el logo del guante del blog es un buen intento ¿eh?)

Tengo dos terapias para según qué momento que no me fallan nunca:

1. Cuando estoy agobiada o estresada me voy al Primark, compro cuatro monerías por diez euros y me relajo.
2. Cuando estoy necesitada de sofisticación y glamour voy al Corte Inglés, me tomo un té en la cafetería (a las five o’clock of course), no compro nada porque todo me parece carísimo acostumbrada como estoy al Primark y me voy para casa totalmente convencida de que soy lo más sofisticado del mundo.

De momento con esto voy que me mato.

Ah, y os explico el título que le he puesto a este post: me encontré un grupo en Facebook hace tiempo que me encantó: Tengo tanto glamour que sudo purpurina. Pues eso…sudo…purpurina no, de momento porque cuando me pongo aceite de ese con brillito…. ¡Pero que poco glamour, por Dios!

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