Para todo hay que tener arte, más si trabajas en el séptimo arte y presumes que la estela de tu cadáver puede ser brillante. En la historia oficial (y no oficial) del Hollywood clásico ha habido muchos suicidios y muchas cartas de despedida, algunas de dudosa veracidad, pero todas ellas fascinantes. Algunos intérpretes se han quitado la vida como si planificaran una película, y sus respectivas notas de suicidio pueden servir para adivinar la personalidad de sus autores. Claro que no debemos olvidar nunca que la veracidad o exactitud de estas despedidas es siempre cuestionable.
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PEG ENTWISTLE: LA ACTRIZ SECUNDARIA, LA SUICIDA PROTAGONISTA
Posiblemente, a muchos de vosotros no os dice nada este nombre, sin embargo, seguro que recordais el modus operandi. Peg era una joven actriz británica de teatro que llegó a tener una cierta fama en el Broadway de los años veinte. Uno de sus papeles más aclamados fue el de Hedvig, en la obra de Ibsen, The Wild Duck. (Curiosamente, Bette Davis tuvo la ocasión de disfrutar de una de las representaciones. Al término de la misma, le dijo a su madre: "Quiero ser exactamente como Peg Entwistle". Años más tarde, Davis interpretaría el mismo papel). En cine, sin embargo, no llegó a despuntar. En realidad, no le dio tiempo. Recién terminado el rodaje de su primera película como secundaria junto a Irene Dunne, Ricardo Cortez y Myrna Loy, The Thirteen (George Archainbaud, 1932), decidió quitarse la vida a la edad de 24 años. El 18 de septiembre de 1932, una excursionista paseaba por las colinas de Hollywood cuando encontró el cadáver. Peg se había arrojado desde la letra H del famoso letrero, cuando todavía conservaba el "land". Se había encaramado a lo alto gracias a una escalera olvidada al pie de "Hollywoodland". Como la policía no pudo identificar el cadáver, publicó la nota de despedida en los medios de comunicación:
" Tengo miedo. Soy una cobarde. Lo siento por todo. Si hubiera hecho esto hace tiempo, habría evitado mucho dolor. P.E."
GEORGE SANDERS: EL SUICIDA ABURRIDO
Por todos es sabido que el otro Addisson DeWitt, el de Eva al desnudo (Manckiewicz, 1950), se suicidó en España, concretamente en un hotel de Castelldefels. Yo confieso: para una estrella como Sanders, morir en Castelldefels debió ser, cuando menos, exótico. El caso es que estaba allí de paso, procedente de Mallorca, para ir a París. Durante su corta estancia en Cataluña se le pudo ver deambulando por el hotel bajo los efectos del alcohol. La mañana que debía partir hacia Francia, no dio señales de vida. El personal del hotel, a la vista del estado tan lamentable en el que había sido visto, decidió echar la puerta abajo. Yacía desnudo sobre una alfombra, al lado de la cama. Había optado por el adios a través de la ingesta masiva de barbitúricos acompañados de alcohol. Tenía 65 años.
En la habitación, dos notas. Una de despedida (en inglés):
"Querido mundo: por si a alguien le interesa saberlo, ya he vivido bastante. Seguir viviendo sería un asco. Te dejo con tus conflictos, tu basura y tus cloacas sin fin. Con los mejores deseos. Sinceramente tuyo, George Sanders."
La segunda nota, más "organizativa" (en castellano):
"Avisar a mi hermana. Hay suficiente dinero para pagar todo esto".
LUPE VELEZ: LA SUICIDA DIVINA
La guapísima actriz mexicana no atravesaba un buen momento cuando decidió quitarse la vida a los 36 años de edad. Al parecer, las deudas la acosaban. Pero la situación financiera no era el único quebradero de cabeza. La actriz estaba embarazada del actor austríaco Harald Maresch quien, a pesar de las promesas, no iba a divorciarse para vivir junto a Lupe una feliz maternidad (las malas lenguas aseguraban que el papá era Gary Cooper). Agobiada por el escándalo que supondría un embarazo de "padre desconocido" y descartada la posibilidad de abortar, decidió suicidarse. Para ello, organizó en su mansión una cena tipicamente mexicana acompañada por dos buenas amigas. Cuando éstas se retiraron, subió a su habitación, decorada para la ocasión con flores y multitud de velas, como si de un santuario se tratara. A continuación, ingirió un bote completo de barbitúricos (seconal) y se tendió sobre la cama enfundada en un maravilloso vestido de lamé plateado, perfecta, radiante y bellísima; esperando a la muerte...
Hasta aquí, hemos respetado la versión oficial del asunto. Desde aquí, hay versiones para todos los gustos, más y menos escatológicas. Hay quien asegura que fue hallada sobre la cama; otros, tendida en el baño tras golpearse la cabeza con el lavabo; Kenneth Anger, autor de Hollywood Babilonia, afirma que fue encontrada con la cabeza metida en el váter. De lo que no parece haber duda es de que las pastillas y la comida mexicana no fueron buenas aliadas y que la pobre Lupe Velez, lejos de morir divina, murió entre sus propios vómitos. Sea como fuere, de las múltiples notas de suicidio que circulan por ahí, yo me quedo con la siguiente, la cual me parece brillante y digna de una gran estrella:
"Querido Harald: agoto mis últimas horas de vida en medio de una pavorosa tristeza. Hay guacamole en la nevera. Siempre tuya, Lupe".
REFLEXIÓN
Sin querer entrar en manidas polémicas, mientras confeccionaba esta entrada pensé lo siguiente: ¿si Marilyn Monroe se suicidó, como muchos afirman y sostienen, no es lógico pensar que habría dejado una nota de suicidio? Entiendo que una persona que escribe en diarios practicamente todo lo que se le pasa por la cabeza, se despediría de alguna forma.